08: Martes

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La clase A hacía una especie de recolecta de plantas y bayas, pues la cuidadora tenía la intención de enseñarles cómo era sobrevivir en un bosque, aunque ellos no estaban muy interesados.

- Aún no entiendo de qué nos sirve hacer esto...
- le murmuró Clyde a Token, quien era su compañero.

- Ninguno de nosotros lo necesita, pero es preferible estar aquí que en clases normales, ¿no crees? - respondió el moreno, tratando de verle el lado positivo a su situación.

- Quizás tengas razón, amigo. - concordó Clyde, continuando con su tarea de cortar bayas de los arbustos.

A su vez, Damien estaba sentado en una roca cercana observando todo, sin hacer nada, claramente.

"¿De qué mierda le iba a servir eso a él?" Pensaba.

El anticristo se encontraba ensimismado en sus propios pensamientos, cuando un chico rubio británico se aproximó a él con una notable expresión de nerviosismo.

- Uh, Damien... - le llamó, evitando a toda costa encontrarse con su mirada.

- ¿Qué? - respondió él, tajante.

- ¿Podrías prestarme las tijeras? He estado tratando de cortar con mis manos, pero es difícil. - explicó Phillip, temeroso por su respuesta.

Damien lo miró como si lo estuviera juzgando, para después sacar el objeto de su bolsillo y entregárselo.

- Muchas gracias. - y el rubio se alejó.

Planeaba seguir sentado sin hacer nada más que observar, hasta que una voz femenina le habló, molesta.

- ¡Hey, Damien, no seas un cabrón y ayúdale a Pip con la tarea! - exclamó Wendy desde unos cuantos metros alejada.

- ¿Por qué debería? - contestó Damien, burlón.

- El trabajo es en parejas, idiota. Pip es tu compañero de equipo, ¡así que ayúdalo! - respondió esta vez, Bebe, dándole la razón a Wendy.

Damien rodó los ojos, levantándose de la roca en la que estaba sentado, haciéndole caso a lo que le dijeron las chicas, pues quería evitar seguir discutiendo. De no ser así, no sé callarían nunca.

Fue hasta donde estaba su compañero británico, posándose a su lado.

Pip al sentir su presencia, se giró hacia Damien, sonriéndole tímidamente, a lo que él respondió con una mueca.

No es que no le agradara el chico, sino que lo hacía sentir... Extraño. Su presencia le revolvía el estómago, por alguna razón. Para Damien, Pip tenía un aura demasiado blanca, tan pura que lo hacía querer vomitar. Esa amabilidad que desbordaba, le causaba algo en su ser, desde que eran niños, incluso.

Todo lo contrario a él.

- Si querías que te ayudara, pudiste haberlo dicho. - comentó el azabache, tomando la cesta que estaba en el suelo, justo delante de Phillip, donde echaba lo que había recolectado.

Ante aquellas palabras, el rubio frunció el ceño, extrañado.

"¿Realmente lo habría hecho?"

Dudó unos segundos.

"No, claro que no." Se respondió a sí mismo.

- No quería molestarte... - replicó sincero, aunque Damien no lo escuchó.

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Dieron las once de la mañana, y eso significaba que era hora de adelantar la merienda, ya que no se quedarían a las doce ahí, pues debían regresar temprano para que el sol no les molestara.

Forest || South ParkWhere stories live. Discover now