11: Martes

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Tweek se encontraba revisando que las ventanas estuvieran correctamente cerradas, pues la habitación comenzaba a helarse debido al fuerte viento que había afuera, ya que iba a llover.

Sus amigos y él se alistaban para irse a dormir después haberse divertido un rato jugando al UNO.

- Ya puedes usar el baño, Craig. - avisó Clyde saliendo del cuarto de baño, dejando entrar al susodicho - ¡Mierda, qué frío está haciendo! - exclamó él castaño sintiendo el cambio de temperatura al entrar a la habitación.

- ¿Están cerradas las ventanas, Tweek? - preguntó Token acercándose junto a él para verificar lo que dijo.

- Sí, las acabo de cerrar. - respondió yéndose a sentar a su cama.

- Oh, bien. - dijo el moreno subiendo a su cama, listo para dormirse.

Tweek y Clyde también se acomodaron en sus respectivas camas con la intención de dormir.

No pasó mucho tiempo para que Craig saliera del baño y apagara la luz, dejando la habitación a oscuras.

El rubio lo miró desde su cama. Dudaba si pedirle que durmiera con él, pues el abrazo de su novio lo ayudaría a dormir mejor durante la noche fría y lluviosa, pero no quería resultar molesto, ya que la noche anterior habían dormido juntos.

Craig subió a su litera y Tweek decidió esperar a que Clyde y Token se durmieran. Le daría mucha vergüenza que lo vieran subir con su pareja.

Pasaron alrededor de veinte minutos para que Tweek se levantara de su cama, dispuesto a dormir con su novio. Observó la litera contraria: Token estaba dándole la espalda, mirando hacia la pared, mientras que Clyde ya estaba roncando, signos de que estaban dormidos.

Subió las escaleras de la litera, de la forma más silenciosa posible, alzando las mantas de Craig y metiéndose por debajo de ellas hasta quedar entre sus brazos, envolviéndolos alrededor de su cuerpo, sintiendo la calidez del azabache al instante.

Por otro lado, Craig se despertó debido al movimiento que hizo Tweek al meterse junto a él, pero no dijo nada.

Tampoco habló cuando sintió a Tweek tomar sus brazos y envolverlos alrededor de él, y en lugar de negarse, terminó por apretar el agarre de éste, convirtiéndolo en un cálido abrazo.

En esta cómoda posición para ambos, cayeron dormidos, ignorando por completo la lluvia de fondo.

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Pip se removió incómodo en su cama. Desde que empezó la lluvia, no había podido conciliar el sueño.

Las lluvias con relámpagos de fondo nunca fueron de su agrado; lo ponían nervioso y le provocaban miedo, debido a la creencia que tenía de que en cualquier momento un rayo podría azotar en el lugar en el que él estaba.

El británico se levantó de la cama, dispuesto a ir a la cocina y prepararse un té para calmarse un poco.

Se colocó un suéter sobre su pijama, evitando sentir el frío de la noche.

Sacó unos paquetes con té de manzanilla de su mochila y salió de la habitación que compartía con sus compañeros de clase.

Phillip se abrazaba a sí mismo mientras bajaba las escaleras con la intención de aminorar el frío y a su vez, sentirse seguro.

Miró a la sala, donde estaba la chimenea encendida. Perfecta para beber su té y calentarse frente a ella.

Se adentró a la cocina, encendiendo las luces de ésta. Sacó una tetera de la alacena y la llenó de agua, luego encendió la estufa y la colocó sobre ella.

Pip se apoyó en la pared de la cocina a esperar que el agua hirviera. Toda la cabaña se encontraba en total silencio, siendo acompañado por la lluvia de fondo y el agua siendo calentada.

Cada cierto tiempo se escuchaban los estruendosos sonidos de los relámpagos al caer del cielo, provocando que el rubio se asustara, cubriendo sus oídos por inercia y cerrando sus ojos.

Los abrió lentamente, encontrándose con Damien mirándolo desde la barra con una mirada confusa en su rostro. Soltó un grito, sorprendido, pues no esperaba que el anticristo estuviera ahí tan de repente.

Cubrió su boca luego de gritar. No quería hacer mucho escándalo y despertar a los demás.

- ¿Tanto miedo me tienes? - preguntó el azabache bebiendo de su vaso con agua, apoyado en la barra.

Pip bajó la mirada, avergonzado.

- N-no... - negó el rubio - Sólo... No esperaba que estuvieras aquí. - confesó, evitando su mirada

Damien no dijo nada más, solo se detuvo a observarlo.

El inglés parecía realmente asustado: ¿tan aterrador le parecía?

El silencio se hizo presente entre ellos, cuando de nueva cuenta cayó un relámpago.

Damien reaccionó con indiferencia mientras que Phillip dio un respingo, cubriendo sus oídos y cerrando los ojos, otra vez.

Thorn alzó una ceja de forma interrogativa.

¿De verdad temía a los rayos?

"Cosas de humanos" pensó.

Pip se percató de que la tetera arrojaba vapor, señal de que el agua ya estaba lista.

Se acercó rápidamente a la estufa y la apagó. Sacó una taza de la alacena, y luego de pensar unos segundos, miró a Damien.

- ¿Quieres un poco de té... Damien? - ofreció Pip algo nervioso. Seguramente lo rechazaría.

- ¿Té? - dijo el azabache, curioso.

- Sí, té. - respondió sacando otra taza para servirle a Damien.

Llenó ambas tazas con el agua y puso dos sobres en cada una.

Colocó una taza frente a Damien, y otra frente a él, en la barra.

- Debes esperar a que el agua absorba el sobre. - indicó luego de poner la taza.

Damien asintió sin más, cosa que sorprendió a Pip, pues no esperaba en lo absoluto que el anticristo accediera a beber una taza de té con él en medio de la noche.

Ya que estaban ambos solos, Pip tenía deseos de hacerle unas cuantas preguntas acerca del porqué estaba vivo, pero no estaba seguro si serían respondidas.

- Si tienes algo que decir, dilo. - habló Damien, como si hubiera leído su mente.

Phillip pensó bien lo que iba a preguntar. No quería quedar como un idiota.

- Bueno... Yo... Desde hace unas semanas, me había estado preguntando por qué... -

- Por qué estás vivo, ¿no? - complementó Damien, a lo que Pip asintió - Déjame decirte que mi padre tiene en la cabeza ideas demasiado estúpidas, cosas que no logro comprender, así que no puedo responder tu pregunta. - obviamente Satán le había explicado la razón, pero para Damien era una razón un tanto marica, así que no se lo diría.

- Oh, ¿tu padre? - preguntó - No sabía que tuviera la idea de revivirme... - comentó confundido.

- Mi padre es más gay e idiota de lo que crees. Se le ocurren muchas estupideces. -

Pip pareció comprenderlo, aunque no del todo. Entendió que Damien tiene un desprecio irracional hacia su padre, sin saber el porqué. Esto era razón suficiente para no seguir preguntándole cosas, seguramente lo haría enfadar y lo quemaba ahí mismo o algo así.

- Entiendo. - dijo el británico - Agradezco tu explicación, de verdad. - se atrevió a decir Pip.

El rubio le sonrió en forma de agradecimiento, ganándose una mueca por parte de Damien.

¡Ah, mierda!

Ahí estaba otra vez ese revoltijo en el estómago que le provocaban Phillip.

¿Qué carajo sucede con él?

Forest || South ParkWhere stories live. Discover now