Capítulo 31. "Inmadura y caprichosa"

1.2K 103 5
                                    

Cuando entré por la puerta fui directa hasta mi habitación. En ningún momento encendí la luz, quería estar en penumbra, entre otras cosas, porque así no podría apreciar bien mi reflejo en el espejo del armario. Me quité la ropa y la dejé tirada en el suelo. Acabé sentada contra la cabecera de la cama, abrazándome las rodillas. Sólo quería llorar. ¿Cómo podía ser tan gilipollas?

¡Te lo dije!, gritó mi subconsciente. Te dije que pararas cuando aun estabas a tiempo.

Parecía estar a gusto echándome en cara que la había fastidiado. Pero se equivocaba, ya no estaba a tiempo de echarme atrás, ya la hacía cagado cuando me di cuenta de que lo que estaba haciendo terminaría mal; sólo que siguiendo, lo único que conseguí fue llenarme de mierda hasta el cuello.

Me daba tanto asco en esos momentos... Nunca me había arrepentido de algo que hubiera hecho, por muy malo que fuese. Nunca, hasta entonces.

Jamás me perdonaría haber utilizado a mi mejor amigo para poner celoso a Dave. Alex no merecía eso. 

Mierda, Dave... Estaría furioso.

Ding, ding, ding... ¡Premio para la señorita!, se burló mi yo interior.

¿Podría haberla cagado más en menos tiempo? 

* * * 

 

"Eres una guarra". "Das asco". "Mereces estar sola".

Llevaba tiempo recibiendo ese tipo de mensajes. No sabía quién me los mandaba ni porqué -Bueno, en realidad sí sabía el porqué-. Sabía que muchos de esos mensajes tenían razón, pero eso no hacía que dolieran menos.

Alex obviamente ya no me hablaba, y cuando nos cruzábamos, me lanzaba unas mirada heladoras que se clavaban directamente en mi corazón.  

"Ah, ¿pero tienes de eso?", mi yo interior también llevaba tiempo martirizándome.

Por otro lado, Dave sólo me dirigía la palabra si era estrictamente necesario cuando pasaba por casa.

Estaba sola, completamente sola. Y me lo merecía. 

 

Me desperté jadeando, llorando y cubierta de un sudor agobiante. No recordaba haber llorado nunca antes por un sueño, pero esto era diferente. Tenía miedo; estaba jodidamente acojonada de quedarme sola por culpa de las estupideces que pudiera cometer. Necesitaba arreglarlo como fuera.

Empezaría por Dave; sería lo más sencillo. Él mismo lo había dicho, ninguno de los dos nos debíamos ningún tipo de explicación. Sin embargo, sentía que debía hacerlo.

Eran las ocho de la mañana y no estaba segura de si Dave había vuelto a casa y si lo había hecho solo o no, pero aun así me arriesgué a ir. Cogí del armario lo primero que pillé y me encaminé hacia su casa. No sabía cómo empezar mi discurso. ¿Debía pedirle perdón? Si me había acostado con Alex era porque él me había enfadado.

Birdy, no seas estúpida. Si te acostaste con Alex es porque a ti te dio la gana y punto.

¡Pero si no me hubiera enfadado, habría vuelto con él a casa! Suspiré. Así definitivamente no podía empezar. 

A lo que quise darme cuenta ya estaba frente a su edificio. No sabía lo que iba a decir, ni porqué lo iba a decir, pero sabía que si debía arrastrarme lo haría. Total, ya no tengo más dignidad que perder. 

Subí hasta su piso y entré, sin hacer ruido, con una copia de las llaves que él me había dejado. Oí una risita, pero ni siquiera eso fue necesario para que me diera cuenta de que estaba acompañado. Había ropa —tanto la suya como de mujer— desperdigada por el pasillo. Mis piernas se negaron a avanzar. ¿Cuánto tiempo llevaban allí? ¿Se la había buscado en cuanto me perdió de vista y aun seguían dándole al tema? Rompí a llorar de golpe y me obligué a salir de la casa de la misma forma que había entrado, en silencio. 

Love (Lies #2)Where stories live. Discover now