⌽𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 41⌽

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Esa misma noche, donde Wooyoung consolaba al pobre del pelinegro; desde el otro lado de la puerta. Se podía ver con claridad para los espectadores, aquel hombre alto mostrando una sonrisa bastante perturbadora para todo aquel que pasase por ahí.
Dio un pequeño giró con sus talones y decidió caminar por el medio de la oscuridad a una dirección que desconocemos.

—Ya no es el mismo niño que veía las atrocidades que hacía.

El mismo aceptó que lo que el cometía no era absolutamente nada bueno, claro, quien se sentía orgulloso de eso?

Caminó por un callejón oscuro, un tanto lejos de la casa de los Choi, llegando a un edificio derrumbado que lo rodeaba varios hombres malolientes y con aspecto de asesinos.
Sing Je sonrió ante ello recordando cada cosa que el cometió hace unos años atrás, y efectivamente el se sentía honrado acerca a lo que el se dedicaba.
Es un completo psicópata y enfermó mental por sentirse orgulloso a los horrores que el cometía. No tenia escrúpulo, no sentía pena por esos niños que el mismo con sus propias manos le quitaba la vida.

El viejo se detuvo al frente de los hombres que al parecer custodiaba el edificio ese.

X: Que necesita?

Sing Je: Quiero ver a tu jefe, soy Park Sing Je.

El que custodiaba la zona, había fruñido el ceño al ver que un desconocido buscaba a su jefe, sin saber nada de su paradero, dudando que fuera algún vagabundo ya que vestía decente.
No todos los días se veían caras desconocidas buscando al sicario de su jefe, para así decirlo.

X: -Llama a su jefe por un celular y se pone a comunicar por la llegada del nuevo individuó- Puede entrar.

Finalizó la llamada que había tenido con su jefe mientras que soltaba el arma que llevaba escondida detrás de su espalda por si Sing Je se rebelaba de alguna forma. Después le hizo una seña con su mano para que prosiguiera con su camino.

Y sin mas, aquel hombre de canas, entró por aquel horroroso lugar encontrándose a varios matones golpeando o torturando a personas de diversas edades, a prostitutas cumpliendo con su labor y a pequeños grupos de hombres donde tomaban y jugaban dominó. El ambiente era asqueroso, pero para aquel hombre sádico era el paraíso.

Llegó a un cuarto bastante amplio donde había una silla giratoria en el medio del lugar acompañado de un escritorio y de poca iluminación. Sing Je encontró al hombre que buscaba y estaba delante de sus ojos. Su contrario estaba disfrutando del espectáculo que uno de sus matones le proporcionaba, en aquella habitación se podía escuchar los agudos gritos de un chico que lo torturaba con varios instrumentos, Dios no podría ver tal escena tan atrófica.

Al alrededor de aquel hombre superior a su contrario, se encontraba varios tipos gigantes para decirlo así que eran los encargados de custodiar por la seguridad de su jefe.

Sing Je: Buenas noches amigo cuanto tiempo. -Extira su mano con las "buenas" intenciones de hacer un saludo cálido pero lo único que ganó fue una mala mirada de los guardaespaldas de aquel hombre tan poderoso-

X: Que quieres Park? No tengo tiempo, no vez lo que estoy haciendo? -Dijo mientras señalaba a aquel joven que ahora se encontraba desmayado de tanto dolor y desangrado, pobre infeliz-

Sing Je: Quiero volver a integrarme a la organización. -Se cruza de brazos mientras miraba a su ex jefe-

X: Pensé que la cárcel te haría reflexionar que los débiles no debe frecuentar estos lugares. -Tomo una manzana que tenía a su lado y empezó a jugar con esta-

Te odio?     -WooSan-Where stories live. Discover now