CORRE

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A medianoche, Bruno Y Maialen, se dirigieron fuera de la habitación para cumplir el reto. Hugo y Eva no habían vuelto, ni habían dado señales de vida. Seguían en la puerta de la Sala de música.

—Espera. Voy a coger el bate por si acaso —dijo la del flequillo, regresando a su cama, donde descansaba el objeto.

—Sí, será mejor ir armados por si acaso —contestó el Uruguayo.

Avanzaron por el pasillo en el que se encontraba el dormitorio de Maialen, el tercer piso. Estuvieron unos minutos en un cómodo silencio, pero unas pisadas en las escaleras lo rompieron.

—Detrás de esa columna —susurró la chica, cogiendo la mano del moreno, arrastrandolo hasta la columna para esconderse de la persona que subía las escaleras.

Intentaron que sus respiraciones fueran casi inauditas. Tras otros minutos de silencio, se asomaron.

—¿Tú has escuchado que alguien hubiera seguido por el pasillo o que halla subido o bajado a los otros pisos? —preguntóvla del flequillo asustada.

—No.

Se miraron unos segundos y siguieron andando hasta las escaleras. Allí encontraron unas huellas de unos zapatos, pero no había nadie. Decidieron no darle importancia y seguir caminando.

Subieron al piso más alto del internado, el sexto piso. En ese piso no había nada. Bueno, era una especie de desván muy antiguo. Parecía que hacia años que nadie subía allí.

—Qué asco. Huele fatal —Maialen tosió.

—Ya ves. Huele mucho peor que los pedos que se tira Hugo y eso es muy difícil —los dos rieron ante el comentario de Bruno.

—¿Tan mal huelen? —volvieron a reír, esta vez un poco más bajo.

—Huelen bastante mal. Ojalá no tengas que olerlos nunca.

Se sonrieron y continuaron caminando por aquel pasillo tan siniestro. Las luces tintineaban, menos mal que habían llevado linternas y móviles. A pesar de que en el internado no estaban permitidos los móviles, la mayoría de los estudiantes los habían traído escondidos.

—Mierda —susurró la joven cuando, de repente, se apagaron las luces. —. Saca tu linterna para tener más luz.

El joven hizo caso a la petición de Maialen y siguieron caminando. Una silla que estaba por allí, volcó, haciendo un estrepitoso ruido.

Maialen se aferró a la mano de Bruno y este, no se la soltó.

—Jodeeeerr —susurró la del flequillo asustada. —. Si volvemos ya a la habitación se van a dar cuenta de que no hemos cumplido el reto.

—A la mierda el reto.

Se dirigieron a las escaleras, pero antes de que pudieran llegar, la joven sintió que alguien tiraba de su pelo.

—¡Ay! Bru, me estás tirando del pelo.

—Yo no soy. Tengo las dos manos ocupadas.

Era verdad, y ninguna parte del cuerpo del muchacho se había enganchado con el pelo de la chica.

—Te estoy agarrando del pelo yo —susurró alguien en su oído. El chico, al estar tan cerca de ella, también lo escuchó. Inmediatamente, los dos se giraron para ver quien había sido pero allí no había nadie.

—¿Qué coño? —preguntó Maialen asustada. Algo o alguien le había tirado del pelo y había susurrado en su oído, pero no había nadie allí. Era surrealista.

—Vamos a volver ya —Bruno tiró de su mano hacia las escaleras. Las bajaron corriendo y, cuando llegaron al piso de sus habitaciones, Maialen notó unas manos en su espalda que la empujaron hacia el suelo.

—¡Ay!

—Dios, ¿estás bien? —la verdad es que la habían empujado con gran fuerza.

—Sí, pero no has sido tú, ¿verdad?

El Uruguayo negó con la cabeza. Seguía teniendo las manos ocupadas y no había soltado la mano de la chica. Él no había podido ser.

—Corre, ¡corre! —gritó la del flequillo, cuando vio que una sombra se acercaba hacia ellos, a gran velocidad. Echaron a correr hacia la habitación de Maialen y, una vez dentro, escucharon unos pasos alejarse. Suspiraron aliviados.

—Deberías quedarte a dormir aquí. Yo no voy a volver a salir y no voy a dejar que salgas tú solo.

Estaban deseando dormir juntos. Se habían convertido en grandes amigos.

—¿Tú te crees que después de lo que nos ha pasado esta noche, voy a volver solo a mi habitación o te voy a volver a exponer ante un peligro? Ni loco te dejó salir.

Se miraron unos segundos y se dirigieron a la cama de la joven. Sus compañeras ya estaban dormidas. La cama era demasiado estrecha para que los dos cupieran bien, así que, Bruno se tumbó y Maialen apoyó su cabeza en su peho.

Esa noche durmieron, a pesar de lo que les había pasado.

A la mañana siguiente, despertaron, pero una persona había caído en un sueño profundo.

Y eterno.

Holaaaa
Hace muchísimo que no subo. Aquí lo tenéis. De que queréis que sea el siguiente capítulo? Flamantha, geranne, Jesús y Nia, anaju y Rafa o anaju y javy.
¿SIGO? ❣❣
Si os preguntáis porque no he puesto evugo, es porque no saldrá un capítulo entero de ellos hasta dentro de un tiempo.

Los asesinatos del internado Medio Dia | OT 2020Where stories live. Discover now