Descubre la historia jamás contada de las hermanas Winifred, Sarah y Mary Ann Sánderson. Entérate de quienes fueron sus padres, cómo llegaron a convertirse en las brujas más temidas y sus terribles fechorías sobre las tierras de Salem. Una historia...
Para escapar de sus perseguidores, habían tenido que refugiarse en las criptas de Salem, un lugar tenebroso y solitario que cobijó a las niñas por un tiempo.
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Anabeth salía en medio de la noche a buscar el sustento. Y cuando estaba lo suficientemente lejos de sus hijas, rompía en llanto silente para que ellas no la escucharan sufrir.
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Una vez calma continuaba su búsqueda. Y en cuanto encontraba alguna alimaña rastrera, regresaba de inmediato a la cripta para alimentar a las niñas.
Tejones, salamandras y hasta serpientes, eran el alimento de cada día. Crudos, en un inicio, ya que debían esperar a la mitad de la noche para encender una fogata.
El sepulturero rondaba el cementerio y Anabeth hacía hasta lo imposible por evitar que descubriera su madriguera.
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Con el tiempo se había transformado en una ladrona experta. Una sombra que aparecía en medio de la noche y que no podía ser vista. Así había logrado escurrirse hasta el pueblo en incontables ocasiones para robarse algunas ropas para abrigar a las niñas y un caldero, en donde cocinaba unos estofados de alimañas que, a falta de más alimentos, era el único manjar que las niñas tenían al alcance.
Cuando no podía proporcionarles el sustento necesario, las niñas no la culpaban. Por el contrario, se contentaban comiendo cucarachas y hasta escorpiones que se encontraban por ahí.
