Billy Butcherson

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Cierto día llegó a su puerta un comerciante. Su nombre era William Butcherson y Winifred cayó rendida a sus pies.

Era guapo para el standard de la época; alto y humilde también

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Era guapo para el standard de la época; alto y humilde también. Pero éste había conocido a Sarah primero, y había caído rendido ante su belleza en el camino del bosque unas horas atrás.

Winifred no tenía idea de que su hermanita se le había adelantado; no era nada tímida y de inmediato le confesó su amor.

Winifred no tenía idea de que su hermanita se le había adelantado; no era nada tímida y de inmediato le confesó su amor

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Por desgracia, William no estaba interesado y se vio obligado a rechazarla.

---Me temo que mi corazón pertenece a alguien más ---explicó con amabilidad ---. He de guardarme para ella. Por favor, perdóname.

Winifred estaba furiosa

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Winifred estaba furiosa. Ni siquiera le importó saber el nombre de aquella joven. Cualquier mortal era asquerosa a sus ojos. Le daba igual fuera quien fuera. Y no iba a conformarse con la negativa; estaba acostumbrada a obtener lo que deseaba.

--- ¡Tú serás mío, William Butcherson! -murmuró, mientras preparaba una poción de lujuria.

Unos días después, se topó con William en el camino del bosque. Hacía tanto calor que éste tuvo que dejar su carretilla a un lado y sentarse sobre una piedra a descansar.

El sudor caía por su rostro, aumentando aún más la lujuria que Winifred había comenzado a sentir por él.  Se le acercó y tomó una botella que traía oculta entre sus ropas.

--- Bebe un poco ---le dijo ---. Estás sudando.

William aceptó la bebida para refrescarse, sin sospechar de las verdaderas intenciones de Winifred. Al beberla, su mente enloqueció de inmediato.

Un calor intenso recorrió su cuerpo y la lujuria lo embriagó. De pronto Winifred le pareció irresistible, la tomó por la cintura, la atrajo hacia su cuerpo y la besó con pasión, como si se tratase de su último día sobre la tierra. Después le arrancó el corsé y bajó con su boca hasta sus pechos. Los devoró como una fiera salvaje.

Winifred se dejó hacer con pasividad. No creyó que aquella poción de lujuria fuese tan efectiva. Abrió sus piernas y recibió la hombría de William sin resistir.

---¡Oh, William! ---exclamó extasiada.

---¡Oh, Sarah! ---exclamó él.

Winifred sintió que su corazón se destrozaba. Se sentía traicionada, a la vez que traicionera. Acababa de darse cuenta de que había robado al primer hombre que amó a su hermana.

Aún así continuó disfrutando de la compañía de William. La lujuria la dominaba a ella también y no se detuvo. Sus gemidos aquella noche fueron de humillación y de placer al mismo tiempo.

Durante un tiempo, ambos fueron amantes. Pero eso solo fue hasta que la poción dejó de hacer efecto.

Winifred no tenía los ingredientes para crear más, así que William recuperó la cordura y su amor por Sarah unas semanas después, mientras estaban revolcándose.

Al descubrir lo que Winifred le había hecho, amenazó con decirle a todos en el pueblo que ella era practicante de brujería.

---¡Te quemaran en una hoguera! ---le advirtió, mientras aún se vestía.

Pero eso no atemorizó Winifred, ya que si él la delataba, Sarah también sería quemada en la hoguera junto con ella y con Mary. Ninguna de las tres se salvaría.

---¡Se qué la amas, así que cerrarás tu linda boca!

William se sorprendió. No tenía idea de cómo Winifred se había enterado de su pasión secreta. Ni siquiera se lo había confesado a Sarah todavía, sólo habían entablado conversaciones amistosas cuando partía por el camino del bosque.

Winifred le confesó que era así como la poción funcionaba. Confundía su mente, haciendo que viera a su amada verdadera en lugar de ver a quien se la había dado a beber la poción. Aún se encontraba herida por aquella vez que pronunció el nombre de Sarah en pleno arrebato de lujuria. Incluso así, continuó manipulándolo hasta el último instante.

---¡Eres una criatura despreciable! ---afirmó William, y se largó de su lado para nunca más volver.

Winifred se sintió muy herida. Desde pequeña lo había dado todo por sus hermanas. Había vivido experiencias aterradoras, y ninguna de ellas había sido su culpa. A sus ojos, William no tenía el derecho de juzgarla, aún cuando lo hubiese hechizado.

---¡Algún día te haré tragar tus palabras! ---le gritó, mientras él se alejaba de su vida.

Ahora, William se encontraba entre la espada y la pared. Deseaba delatar a la bruja y verla arder en una hoguera más que nada de el mundo. Pero la vida de Sarah dependía de su silencio.

Resolvió entonces callar por el bien de Sarah y desapareció por un tiempo.

Sarah no volvió a verlo. Le pareció extraño que ya no apareciera por el lugar. Todos los días observaba impaciente por su ventana, con la esperanza de verlo aparecer con su carreta en la lejanía.

  ---¿Dónde estás Billy? ---se preguntaba ---

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  ---¿Dónde estás Billy? ---se preguntaba ---. ¿Por qué no vienes?

Pero pasaban los días y "Billy" no aparecía.


Hocus Pocus. El origen de las brujasWhere stories live. Discover now