Dientes de conejo.

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Las hermanas Sanderson regresaron a la cabaña.

Durante un tiempo, Sarah no le dirigió la palabra a Winifred. Ni siquiera podía verla y la evitaba cada vez que estaba en la casa.

Mientras tanto, Winifred experimentaba con hechizos para ver si lograba crear una poción que hiciera crecer sus dientes otra vez.

Mary hacía lo mismo cuando Winifred descansaba. Tomaba las notas de Winifred y continuaba desde donde ella se había quedado.

Durante un tiempo, arrancaban los dientes a ratas y a liebres y les daban a beber las pociones que creaban

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Durante un tiempo, arrancaban los dientes a ratas y a liebres y les daban a beber las pociones que creaban. Pero nunca obtenían el resultado deseado.

A los conejos les crecían las orejas o la cola. A veces acababan muertos porque la poción era veneno para ellos. A las ratas les crecía aún más el pelo. Otras veces les aparecían más dedos. A una de ellas le salió otra cabeza en el estómago y uno de los conejos acabó vomitando un sapo.

---¡¡¡MALDICIÓN Y DOBLE MALDICIÓN!!! ---gritó Winifred, frustrada.

---Tranquila Wini, ya lo lograremos ---trataba Mary de calmarla.

Pero Winifred estaba harta de esperar. No le gustaba estar así. Detestaba hablar ceseando porque el aire se le escapaba y además no podía arrancarle las cabezas a los sapos de un mordisco, como le gustaba hacer.

Las siguientes semanas transcurrieron de la misma manera. Pero todo cambió cuando Mary agregó un ingrediente extra a la pócima.

Aquella vez, le había arrancado los dientes a un conejo, pero no los había descartado. Tuvo la idea de colocarlos en un cuenco y molerlos, igual que molían las especias. De paso, tomó todos los dientes de conejo de su colección personal y los molió también.

Una vez que estuvieron bien molidos, los echó al caldero y la poción se volvió amarilla. Tomó una poca y se la dio a beber al conejo desdentado.

En un principio el conejo comenzó a retorcerse. Mary supuso que moriría igual que los demás.

Grata fue su sorpresa al ver que sólo se retorcía por el dolor que le provocaban sus dientes creciendo. Unos bonitos y blancos dientes de conejo. Feliz, despertó a Winifred a los gritos.

  ---¡Lo logré Wini! ¡Logré crear la poción!

Sarah también despertó con los gritos, sintió curiosidad y se acercó a la cocina para ver qué estaba pasando.

   ---¿Dientes molidos? ---preguntó Winifred, cuando Mary se lo contó---. ¡Claro! ¿Cómo pude ser tan estúpida? "Hueso por hueso, carne por carne y sangre por sangre". Si quieres que crezcan dientes entonces agrega dientes. "Los círculos deben estar completos".

  ---¿No es eso lo que te dijo la vieja aquel día en que... ---trató de preguntar Mary.

  ---¡No me nombres a esa vieja miserable! ---la interrumpió Winifred, ofuscada ---. Algún día la encontraré y le arrancaré el corazón con mis manos.

Hocus Pocus. El origen de las brujasWhere stories live. Discover now