Pelea de comida.

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Dos chicos estaban sentados mirando el lago que estaba en frente de ellos.

Algunos dirían una cita, pero no, solo habían estado conversando como dos buenos amigos.

—Y dime, ¿qué te gusta de este campamento?

—Muchas cosas, entre ellas disfrutar mucho el sol y la compañía, justo en ese momento.

—Cualquiera diría que haces eso todos los veranos.

—¡No! De disfrutar el sol siempre lo he hecho y de la compañía, venía con mis amigas.

—Oh, pensaba que tenías de los que llaman amor de verano o algo así.

Nunca pensó hablar de eso con ella. Ni pensaba decirlo.

Solo dijo que si a una invitación que le dijo aquella chica especial que tras algo de curiosidad, quería saber mas de ella.

—¿Ahora hablaremos de mi vida amorosa, Fel?

—No sé. Solo lo decía.

—Pues algo me dice en esa mirada fría que quieres saber algo de mi.

"Acorralado"

Ahí estaba de nuevo esa actitud retadora que adoraba de esa azabache por alguna extraña razón.

—Probablemente, la vida me aburre y quiero solo escuchar.

—Oye... Siento que o hubo algo que te bajó las ganas de vivir o es porque siempre haz sido asi.

—Maso menos.

—Así que no vas a abrirte conmigo...

—No tengo nada que decirte, Marinette.

—Yo creo que si, Fel. Puedes confiar en mi.

Le dio la espalda.

Luego de la nada, sintió algo pequeño que le cayó en la cabeza.

—Oye, que fue... ¡Auch! —no vio venir la naranja que le tiró la chica de coletas.

—Coletitas, ¿que demonios te pasa?

—Juré a mi misma que no te forzaría a hacer algo—siguió tirando las frutas que tenía si fuera una guerra de comida—pero siento que no estás disfrutándolo por completo el campamento, vamos recién dos semanas y sé por algunas amigas que paras encerrado en la cabaña. Quedan 5 semanas, ¿no quieres disfrutar de este lugar? —dijo, parando también de tirar las uvas.

—Realmente no.

—¿Entonces porque aceptaste?

—Ehm...

Marinette volvió a tirarle las uvas que había traído para su día de campo juntos.

—¡Basta! ¡Bridgette!

—Oh no, ahora si te metiste con la bestia.

Siguió tirandole a su amigo serio que trataba de defenderse

—Enserio eres muy fastidiosa.

—Puede ser, pero no me ha detenido, eres un tronco.

—¿Podrías dejar de decirme así?

—Te digo así porque eres tan duro que no dejas que nadie te conozca.

Siguió tirando. Nadie le había dicho esas cosas, ni siquiera sus amigos.

—Se me acaban las uvas, te tiraré ciruelas a la próxima.

"Oh no, ciruelas no"

—Felix Feliz, ¿quieres algunas ciruelas?—dijo su madre suavemente. —Pruebalas, te encantarán hijo.

Feelings.  - Felix Month 2020Where stories live. Discover now