Había una vez...

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Cuando llegas a enamorarte fuertemente de alguien y nunca llega a nada para algunos es considerado un amor platónico. Otros lo llaman imposible, pero para él, esa palabra no estaba en su vocabulario, hasta que la conoció.

-.-

—Necesitamos parar.

—Ahora creo que ya no podemos...

—Me siento culpable por hacerte esto.

—Estoy dentro de ti ahora y no me arrepiento de nada.

-.-

La recordaba muy bien.

Porque al inicio de alguna historia emocionante, había un inicio que marca las decisiones del protagonista.

Aunque este nunca quiso serlo.

Tenían 14 años y estaban en la misma escuela, donde comenzaron una sincera amistad. Era la única que logró derrumbar su mundo gris, pintándolo de un color pastel que a él comenzaba a gustarle, le agregó un toque de felicidad y lo hizo suyo.

La seriedad que reflejaba en su rostro comenzaba a formar una sonrisa en sus labios, porque decía que era como un ogro si no mostraba su sonrisa de comercial, que a cada rato le decía que tenía. Él la consideró alguien especial, probablemente la chica mas sensacional que conoció en su maldita vida.

-.-

—Tengo que preguntarte algo.

—¿Qué? —jadeó ante sus movimientos.

—¿Ahora que seremos cuando esto termine?

Eso fue lo que lo detuvo. Porque seguía pensando en ella.

-.-

Si. Maldita. Porque antes de ella, conoció la decepción y no era por un ex amor, sino de una persona que admiraba tanto y que lo dejó solo cuando mas su madre y él lo necesitaban.

La amistad por un momento se detuvo, no toda la felicidad dura para siempre.

No mas visitas, no mas momentos juntos. De la fuerte amistad que tenían solo quedaban recuerdos que el chico atesoraba con toda su alma y sentía envidia porque nunca tuvo valor.

La necesitaba.

No solo porque la hacía feliz, la necesitaba porque... muy tarde se dio cuenta de cuanto la amaba y que nunca luchó por ella.

Los años pasaban y la amistad se resquebrajaba. Era a base de hola y adiós en tiempo de cumpleaños de cada uno y en fiestas de fin de año, lo demás ya no existía. La confianza se había esfumado.

Ella se dedicaba a otra persona ahora.

De un momento a otro pasaron de un final de instituto a final de universidad, su entorno era feliz, conseguían pareja o se comprometían y él seguía solo.

Ella estaba con otro. Y al parecer lo hacía feliz.

Sentía que la vida no era importante, que jamás iba a volver a sonreir. Que el destino lo detestaba y le escupía en el rostro la realidad inevitable y lo equivocado que estaba al insistir en ese viejo amor.

"Lo imposible es algo que se queda ahí cuando tu no haces ni un carajo, hijo."

Su madre. Cuanto la extrañaba. Tenía tan buenos consejos que dejó de seguirlos cuando falleció.

Era su razón de vida.

Era la única consejera de vida que tenía.

La única que la ataba a este mundo de porquería.

Feelings.  - Felix Month 2020Where stories live. Discover now