Capítulo 4: El cáliz de fuego

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Ojoloco tomó una especie de bebida extraña.

- ¿Qué creéis que está bebiendo? - preguntó Seamus, que estaba sentado a la izquierda de Aeren.

- No sé, pero zumo de calabaza no es - dijo Harry.

Entonces Aeren pensó "que raro, el alcohol está prohibido dentro del recinto escolar, solo pueden beber mayores de 18 pero fuera de Hogwarts...", pero sus pensamientos fueron interrumpidos por Barty Crouch, quien tomó la palabra.

- Tras la debida consideración, el Ministerio de Magia ha concluido que, por su propia seguridad, ningún alumno menor de 17 años estará autorizado para inscribirse al Torneo de los tres magos.

En todo el Gran Comedor comenzaron a escucharse voces protestando y abucheándole. En ese momento Dumbledore manda a los alumnos callar y hace un hechizo sobre la estructura dorada, de la cual aparece un cáliz del que salía una especie de neblina azul.

- El cáliz de fuego - prosiguió - todo aquel que quiera participar en el torneo deberá escribir su nombre en un pedazo de pergamino y arrojarlo a la llama antes de esta hora del jueves. Una vez elegido, no habrá vuelta atrás. - advirtió - Desde este momento, el Torneo de los tres magos se da por comenzado.

Todos se levantaron y se fueron a sus respectivas salas comunes.

- Esto es una injusticia - dijeron Fred y George al unísono - vamos a hacer una poción que nos haga envejecer para poder entrar y poder inscribirnos en el torneo.

- No va a funcionar - dijo Hermione entre risitas - pero bueno, haced lo que queráis, ya sois mayorcitos.

- No seas gafe Granger - dijeron con una sonrisa.

Mientras tanto, el profesor Moody se preparaba para su primera clase. Cuando llegaron los alumnos todos se quedaron impactados al ver lo que iban a dar, leyeron en la pizarra "maldiciones imperdonables".

Al finalizar la clase, todos aprendieron que hay tres maldiciones imperdonables: imperius, cruciatus y la maldición asesina (Avada Kedavra). Los cuatro amigos salieron del aula para dirigirse hacia el Gran Comedor, pues algunos alumnos iban a depositar el papel con su nombre en el cáliz de fuego, para poder entrar en el torneo y ganar la eterna gloria. En ese momento un chico de pelo moreno se acercó al grupo.

- Deseadme suerte chicos - dijo - perdón por no presentarme, no te había visto antes - dijo dirigiéndose hacia Aeren - me llamo Cedric, Cedric Diggory.

- Encantada, mi nombre es Aeren. ¿Vas a poner tu nombre en el cáliz?

- Sí, me gustaría participar en el torneo - le respondió.

- Pero, ¿no es muy peligroso? - se unió Hermione a la conversación.

- Sí, ya lo ha dicho Dumbledore, pero si participo, estaré bien, no se consigue algo sin luchar por ello.

- Madre mía, ¿eres filósofo ahora? - dijo Ron.

- Se llama tener confianza en uno mismo - dijo Hermione.

- Bueno, os dejo discutiendo, voy a poner el papel en el cáliz - dijo alejándose del grupo.

- Suerte - dijo Aeren.

- Gracias - se giró Cedric y le dedicó una gran sonrisa.

Harry y Ron se adentraron al Gran Comedor, pues querían ver que alumnos depositaban el papel con su nombre al interior del cáliz de fuego, mientras tanto, Hermione y Aeren se dirigieron al patio de la torre del reloj, para hablar hasta que tuvieran que ir a ver a los seleccionados para el torneo.

Se sentaron en uno de los numerosos arcos que rodeaban el patio, un patio medianamente grande rodeado de plantas y vegetación "este lugar, junto al invernadero deben de ser los lugares favoritos de la profesora Sprout" pensó Aeren, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por su amiga.

- ¿Has visto cómo te ha mirado Cedric? - le preguntó.

- Pues, me ha mirado normal, solo me ha sonreído.

- Claro...

- ¿Qué insinúas Hermione?

- Creo que le gustas.

- Pero, ¿cómo le voy a gustar? - le dijo con resignación - si es la primera vez que nos hemos visto.

- ¿Habías oído hablar del amor a primera vista?

- ...

- Pues ahí tienes un claro ejemplo.

- Creo que estás exagerando - dijo Aeren - entonces, confiésame si te gusta Ron, ¿no te crees que no me he dado cuenta de cómo lo miras?

Su amiga no le llegó a contestar, porque en ese momento apareció Cedric, que se estaba acercando lentamente hacia las chicas.

- Hola chicas, ¿qué estáis haciendo aquí? Ron y Harry están dentro - preguntó con curiosidad.

- Pues... - Hermione le pegó un codazo a Aeren para que hablara ella.

- Para no esperar dentro, habíamos pensado en venir aquí para hablar hasta que sea la hora de entrar de nuevo - continuó Aeren.

- Bueno, os dejo aquí, voy a buscar a Ginny que le tengo que dejar la plancha del pelo, que se la dejó en mi habitación - mientras se alejaba le guiñó el ojo a su amiga.

- Adiós Granger - dijo Cedric - ¿te importa si me siento?

- En absoluto, Hermione ya no necesita su sitio - dijo con una pequeña sonrisa - ¿Qué pasaría si tu nombre saliera del cáliz?

- Pues lucharía hasta el final, mis padres estarían orgullosos si ganara el torneo, aunque, si no gano, si es que salgo elegido, por lo menos hacerlo lo mejor posible.

- Estoy segura de que, si sales elegido, ganarás, yo confío en ti.

- Vaya, pues si tú piensas eso, es porque igual sí que puedo ganar - le dijo con una sonrisa.

Estuvieron un rato hablando, mientras hablaban, Aeren se percató que alguien les estaba espiando tras un arco, parecía una persona mayor, andaba de una manera extraña. Pero, ¿quién podría ser?

YO SALVÉ A CEDRIC DIGGORY | ᵂᵉ ᵇᵉˡᵒⁿᵍ ᵗᵒᵍᵉᵗʰᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora