Capítulo 17: Vacaciones de Pascua

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Cuando Aeren abrió los ojos se dirigió con decisión hacia la ventana que había junto a su cama. Todo estaba cubierto por una capa blanca, la nieve había recubierto todo el colegio, Hogwarts resultaba fascinante y imponente sin estar recubierto de ella, pero la nieve le daba un aspecto invernal y acogedor.
Aunque ya viera esa imagen durante las navidades, nunca dejaba de sorprenderle ver todo recubierto de nieve.

Hermione empezó a bostezar y a estirarse para poder recobrar la compostura.

- ¿Quién diría que estamos ya a finales de marzo? A solo unos cuantos meses de acabar el cuarto curso - dijo Hermione cuando consiguió ponerse en pie.

- Este año se me está pasando muy rápido, antes, cuando era una solitaria chica de Gryffindor que se pasaba los ratos libres en la biblioteca, el colegio me parecía muy aburrido. Tan solo quería acabar el curso para pasar tiempo con mis padres. Pero ahora todo a cambiado, se podría decir que mi vida ha dado un giro de ciento ochenta grados. Todo gracias a vosotros. - una sonrisa de gratitud se mostró en sus labios.

- No se que habríamos hecho sin tí. Formas parte de nosotros, eres una más. Una hermana para mí y para ellos.

Las castañas se miraron y sonrieron, se alegraban de tenerse la una con la otra, pues las dos eran hijas únicas y nunca habían experimentado lo que era tener una hermana, aunque fueran de distinta sangre, sabían que eran hermanas de corazón.
Era la hora de desayunar, las chicas se empezaron a vestir. Primero la falda plegada, después la camisa y la corbata, por último, llevaban el jerséi para no pasar frío y la túnica decidieron dejarla para cuando subieran al tren.

Mientras bajaban las escaleras, Anubis y Croockshanks estaban en plena batalla, para ver quién se quedaba con el ratón que habían encontrado por los pasillos del colegio.
Harry estaba bajo esperando a las chicas.

- ¿Listas para desayunar? - dijo mientras se levantaba del sofá.

- Claro, pero ¿dónde está Ron? - preguntó Hermione con intriga.

- Pues, la "Bella Durmiente" sigue durmiendo.

- Esto lo arreglo yo enseguida - dijo Aeren, los dos amigos le miraban con curiosidad - Ronald, es hora de desayunar.

De pronto apareció un pelirrojo cuyo rostro era difícil de ver, estaba cubierto de sus cabellos color naranja. 
El soñoliento, pero hambriento Ron intentó despejarse para bajar las escaleras, pero tropezó con el ratón que los gatos de las chicas habían dado caza. El ojimiel bajó rodando las escaleras.

- ¡Auch! - decía dolorido mientras se frotaba la frente.

Harry y Hermione se miraron mutuamente y negaron con la cabeza.

- Nunca aprendes. ¿PARA QUE SE SUPONE QUE ESTÁ TÚ DESPERTADOR? - dijo Hermione furiosa.

- Perdona, relájate. ¿Qué le pasa a esta? - susurró al oído de Harry.

- No tengo ni idea - le respondió.

- Bueno, vamos a desayunar que estoy muerto de hambre - decía Ron mientras se dirigía al cuadro.

- ¿Piensas ir así? - dijo Aeren mientras lo miraba de arriba a abajo.

Ron llevaba puesto todavía el pijama y encima llevaba una especie de albornoz de color granate. Subió las escaleras y bajó rápidamente, pero esta vez con la ropa adecuada para dirigirse al gran comedor.
Al abrirse las puertas vieron como estaba decorado el salón, en las pancartas flotantes no estaban los escudos de las casas, si no, imágenes de huevos de pascua.

Ron corrió hacia la mesa, estaba llena de todos los manjares que podían imaginar, pero a eso ellos ya estaban acostumbrados. Pero ese día había algo nuevo, había una montaña de huevos de pascua de todos los colores que pudieran imaginar, celestes, magentas, dorados, plateados... algunos eran monócromos, es decir, de un solo color, pero había otros que tenían patrones dibujados, como líneas, círculos...

YO SALVÉ A CEDRIC DIGGORY | ᵂᵉ ᵇᵉˡᵒⁿᵍ ᵗᵒᵍᵉᵗʰᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora