Capítulo 25: Herida de arma blanca

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Bellatrix cogió a los chicos y los sacó a rastras de las mazmorras. En el salón, Draco estaba curándose las heridas cuando vio a los chicos.

- ¿Qué haces? – dijo gritándole, pero su tía hizo caso omiso.

Entonces vio a Colagusano con Voldemort en sus brazos.

- ¿Qué les vais a hacer? ¡No debí traeros! – dijo dirigiéndose a sus amigos – Mi familia está loca!

Llevaron a los chicos al tenebroso jardín, un caldero encendido sobre el fuego, al igual que en el cementerio, durante la final del torneo de los Tres Magos.

La cara de Cedric empezó a palidecerse.

- ¿Estás bien? – susurró Ron.

Cedric afirmó lentamente con la cabeza, mientras una lágrima recorría su mejilla. Se había quedado paralizado. Pequeños fragmentos de la noche en el cementerio llegaban a su mente.

- Bueno – interrumpió los pensamientos del Hufflepuff – Continuemos por donde lo habíamos dejado – dijo Colagusano.

Todos los ingredientes necesarios para revivir a Voldemort estaban listos, sobre una tela negra que había en el suelo.

- Coge al chico - ordenó Colagusano.

- Aquí las órdenes las doy yo – respondió Bellatrix.

- ¿A sí? ¿Y a ti quién te ha dicho eso?

- El señor oscuro.

- Vaya, no sabía que podía pronunciar un nombre tan asqueroso como el tuyo.

Colagusano salió corriendo con Voldemort en brazos, mientras Bellatrix le lanzaba hechizos.

- Repite eso. ¡Sucia rata! ¡REPÍTELO!

Los chicos se miraron extrañados ante tal situación.

Después de unos cuantos hechizos más, Colagusano acabó magullado, pero todavía se sostenía en pie.

- Bien, ya es la hora de echar los ingredientes.

Los chicos pensaban en como librarse de lo que les iba a suceder si no hacían nada, pero les habían quitado sus varitas.

- Ya está todo listo, solo queda la sangre del lacayo y la del enemigo.

Bellatrix se dirigió hacia Colagusano,

- ¿Qué se supone que haces? – preguntó Colagusano con los ojos abiertos como platos.

- Hombre, no pretenderás que me corte mi mano, ¿verdad?

Cogió a Colagusano a la fuerza y sin pensarlo un segundo, le cortó el otro brazo. Ahora no tenía ninguno, ya que, en el anterior ritual fallido, perdió el otro.

- Ahora te rehago las manos – le dijo ella.

Lanzó un hechizo sobre él y un líquido parecido al mercurio comenzó a moldearse formando unas manos.

- Gracias – dijo a regañadientes.

- Solo falta la sangre del enemigo.

Unos ruidos se escucharon detrás de los arbustos. Era Draco, al parecer estaba junto a Dobby.

- Tú no eres amigo del señor Harry Potter – dijo el elfo.

- Sí, ahora sí, solo quiero ayudar. He hablado con ellos, me perdonarán si empiezo a hacer cosas buenas.

- Está bien. Si el señor Potter lo dice. Aunque yo sigo sin creerle a usted.

Draco resopló, pero no dijo nada, pues Dobby era su único billete de salir de todo ese infierno.

- ¿Has hecho algo útil por los chicos? – preguntó.

- He conseguido recuperar esto – de su bolsillo sacó las tres varitas de sus amigos, la de Harry, hecha con madera de acebo y con núcleo de pluma de fénix. La de Ron, de madera de sauce con núcleo de pelo de unicornio. Y por último, la de Cedric, de madera de fresno y, el mismo núcleo que la de Ron.

Dobby sonrió.

- ¿Qué podemos hacer para sacarlos de aquí?

- Yo puedo teletransportar a personas, Hermione y Aeren ya están de vuelta en Hogwarts.

- Tengo una pregunta – dijo Draco con curiosidad – Si a Colagusano ya le cortaron una mano. ¿Por qué no han utilizado la cortada en vez de cortarle la otra?

- Pues, porque después de cierto tiempo, al haber dejado una poción a medias, esta empieza a disolverse y la mezcla ya no sirve. Por eso han tenido que volver a coger todos los ingredientes.

Fuera de los arbustos, Bellatrix y Colagusano escucharon unos ruidos que provenían de allí. Vieron que no había nada ni nadie tras ellos, así que continuaron con el ritual.

"Esto es peor que la cacería de brujas" pensó Ron.

"Parece una casa sacada de una película de terror" pensó Cedric.

"Ni que estuviéramos en Halloween" pensó Harry.

Parecía que sus pensamientos estaban conectados de alguna manera.

- Ahora solo quedas tú, con una mísera gota de tu sangre, el señor oscuro volverá con nosotros.

Draco y Dobby salieron de su escondite, no dijeron nada. Dobby chasqueó los dedos y se disponían a volver al castillo, cuando, antes de desaparecer, Bellatrix lanzó un cuchillo que tenía escondido en su bota.

Bellatrix y Colagusano estaban expectantes, esperando que el cuchillo desapareciera junto a los chicos, para poder haber herido a alguno de ellos. Unos segundos después, ya habían desaparecido del jardín de los Malfoy.

Los seguidores del señor oscuro se acercaron donde Bellatrix lanzó el cuchillo, estaba en el suelo. Sus caras mostraban decepción, pero al coger el cuchillo, vieron que había sangre. Al parecer, el cuchillo había herido a alguno de los chicos.

YO SALVÉ A CEDRIC DIGGORY | ᵂᵉ ᵇᵉˡᵒⁿᵍ ᵗᵒᵍᵉᵗʰᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora