Dia de furia

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HOPE

Había despertado muy temprano, con suerte había logrado dormir un par de horas, en realidad. Pero aun cuando comencé a escuchar las voces de mis tías al otro lado de la puerta no salí.

Estaba de pie frente al gran ventanal de la habitación en la que me había quedado. Freya no había mentido cuando hablo de lo grande que era el departamento, pero no había mencionado los lujos que inundaban el lugar. El departamento estaba en el último piso del edificio lo que abortaba una impresionante vista de la ciudad y muy poca claridad en cuanto a las personas que transitaban apresuradamente por la calle.

Gire para mirar la habitación de nuevo, al llegar la noche anterior no me había fijado demasiado en los detalles, pero al despertar no pude evitar sentirme totalmente ajena a esa habitación, comenzando por que el color predomine era el blanco.

Unos suaves golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos y tras un suave "adelante" de mi parte Freya entro.

-Creímos que seguías dormida.

-No-murmure y señale al ventanal –Yo solo, estaba... apreciando la vista.

-Impresionante ¿no?- Freya se acercó hasta el ventanal.

-Supongo que sí.

Freya soltó una pequeña al mirar mi expresión.

-¿Qué te puedo decir? A Rebekah le gustan estas cosas.- ella me sonrío –Iré al instituto, ¿Quieres que vayamos juntas?

-En realidad, no puedo entrar al instituto, y quede de ver a Clary, iremos a la ciudad de hueso.

Ella solo asintió con la cabeza, me sonrió y se dio la vuelta para marcharse, pero se detuvo justo en la puerta, se giró para mirarme una última vez y agrego:

-Si fuera tú, trataría de salir pronto, Marcel está actuando raro.

Y sin explicar más se fue.

Revise mi teléfono, el último mensaje era de Clary, se supone que la vería en la entrada a la ciudad de hueso en un rato pero no podía dejar de pensar en si debería o no ir. Prácticamente había vendido a Jace y aunque sabía que había sido lo correcto en ese momento, no se me ocurría como podríamos librarnos de esto.

Repase mi lista de contactos deteniéndome en un nombre "Klaus" probablemente si él estuviera en mi lugar ya tendría tres planes para solucionar todo, aun si no resultaban ser muy ortodoxos. Pero él no estaba aquí, ni siquiera sabía dónde estaba. Pensé en la imagen que vi de él cuando mis recuerdos comenzaron a volver, estaba cubierto de sangre y aunque me había esforzado en alejar esas imágenes de mi mente, continuaban regresando. No sabía que había pasado ese día, de quien era la sangre o porque lo había visto así y una parte de mí, prefería no saber.

Finalmente salí de la habitación, cuando llegue a la cocina vi a Rebekah sentada a la cabeza de la mesa tomaba tranquilamente un jugo, cuando me vio sonrió y señalo una silla a su izquierda, yo me senté.

-¿Pudiste dormir?- yo no respondí. Ella se levantó y regreso con un plato con tostadas francesas decoradas con unos trozos de fresa y moras, además de una taza de café, coloco ambos frente a mí y tomo asiento de nuevo.

-Gracias- murmure.

-Agradécele a Marcel, él lo preparo.- Yo mire a mi alrededor, no había rastro de Marcel. –No sé qué está tramando, preparo el desayuno y me dejo aquí, pidiendo que no me moviera hasta que él regresara.

Rebekaha acomodo uno de sus largos mechones rubios detrás de su oído y continuo comiendo, hablamos de algunas cosas sin importancia mientras desayunábamos, pero justo cuando estábamos por terminar una expresión seria inundo su rostro.

Legados de SangreWhere stories live. Discover now