7. El mejor espadachín

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A la mañana siguiente estabamos listos para partir hacia la mesa de piedra.
Tenía muchas dudas acerca del sueño que había tenido.
Vi que Peter se acercaba junto a Caspian, Susan y Lucy estaban apartadas hablando y riendo, así que sólo faltaba Kayla.

-¡Hey! Tienes cara de muerto- bromeó Peter al ver mis ojeras. Luego del sueño no pude volver a dormir. Caspian sonrió con burla.

-Es difícil de explicar- dije haciendo una mueca.

-¿Te pasa algo?- preguntó Caspian

Dude un poco pero al final lo dejé salir.

-¿Qué pasa si Kayla nos traiciona?- me miraron confundidos -Ya saben- hice una pausa para meditar mis palabras- Ella es hija de Jadis, quiero decir, que Kayla puede tener maldad en su interior.

-¿Estás loco?- la voz de Lucy se escuchó detrás de mí. No me había percatado de que las chicas se acercaron a nosotros.

-Yo pongo las manos al fuego por ella- dijo Caspian- Kayla jamás nos traicionaría. Yo confío en ella, crecí con ella.

-Dudo mucho que sea capaz de hacer algo así- dijo Susan apoyando a Caspian.

-Primero muerta antes que traicionarlos- la voz de Kayla se escuchó con tanta seguridad que se me erizo la piel. Giré para mirarla y en sus ojos pude ver tristeza.

Demonios.

-Toda mi vida me entrenaron para enfrentarme a la bruja- me miró- Si no confían en mi, lo entiendo. Será mejor que confíen en Aslan, él no juega sucio- bajo la mirada- es hora.

Comenzó a caminar pero se detuvo.

-Si vamos a hablar sobre traición- me miró con enojo- disculpame Edmund pero tú eres el menos indicado para opinar sobre el tema.

No dijo nada más y siguió su camino. Mis hermanas y Caspian rieron y comenzaron su caminar.
Peter mi miró ahogando una risa y dijo- Kayla uno, Edmund cero-.

-Dejame en paz- gruñí y Peter soltó una carcajada. Puse los ojos en blanco.

Este iba a ser un largo viaje.

Era medio día cuando comenzó el entrenamiento. Debo admitir que Kayla era muy buena con las armas.

Cada uno había tenido un duelo con Kayla para finalizar la práctica. Así que era mi turno.

-Estás a punto de enfrentarte al.mejor espadachín de toda Narnia- dijo Lucy sonriente y Kayla me miró.

-¿De verdad?- me preguntó y levanté los hombros con indiferencia- Bueno, como buen espadachín debes recordar...

-Sé las reglas del juego Kayla- dije interrumpiéndola.

-Disculpe si lo ofendí, majestad- dijo ella con sarcasmo y los demás rieron con fuerza.

El duelo comenzó cuando di el primer golpe, nuestras espadas chocaban, sus movimientos rápidos y precisos. Mirar como luchaba era una cosa, pero luchar contra ella era otra. Sentía adrenalina pura.
Nos alejamos y sentí mi pulso a mil. Escuché las porras de los chicos y esta vez ella dio el primer golpe para reanudar la pelea. En una oportunidad logré que soltara su espada y esta cayera lejos.
Con toda la arrogancia del mundo sonreí y miré a los chicos para presumir que había derrotado a la princesa.

Pero sentí como me golpeaban el brazo y miré que Kayla me estaba atacando con sus propias manos y luego con una de sus flechas doradas. No pude defenderme del todo bien porque me había tomado por sorpresa.
No se exactamente como pasó, pero el duelo terminó con mi espada en mi cuello y el rostro de Kayla muy cerca al mío.
Se sentía tan bien tenerla así de cerca, pero volví a la realidad cuando se alejó y me devolvió la espada.

-Como buen espadachín debes recordar que no hay que bajar la guardia en ningún momento y que no hay que cantar victoria antes de tiempo- dijo un poco agitada. Esta vez no la interrumpí por dos razones. La primera, ella tenía razón. La segunda, no quería seguir quedando como un tonto. 

El tesoro de Narnia [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora