12. Por favor...

9.6K 696 315
                                    

La música se escuchaba fuerte, al igual que las risas y el hablar de los narnianos. Me encontraba un poco ajena a la celebración pero gracias a Will, que prácticamente había sido mi sombra desde que entramos al comedor, nadie había notado lo distraída que estaba. Bueno, casi nadie, el justo tenía la mirada puesta en mi y no fui lo suficientemente valiente para regresarle la mirada. Una melodía en especial comenzó a sonar. Miles de recuerdos me llegaron de golpe, miré a mi amigo y con su sonrisa me confirmó que también recordaba cuando eramos niños y bailábamos esa melodía en los banquetes.

Se levantó de su asiento y me ofreció su mano, la tome y nos dirigimos al centro del comedor mientras todos gritaban y aplaudían nuestra acción.

Caspian vino a nosotros después de unos momentos e hicieron cambio con Will para que bailara con él.

-¿Te encuentras mejor?- Caspian me dio una mirada preocupada. No supe que responderle, sólo asentí y le sonreí para poder tranquilizarlo un poco. Me abrazo y escondí mi rostro en su cuello. Al separarnos Peter me tomo de la mano para que también bailara con él. Me puse nerviosa al saber que tendría que bailar con Edmund. Un punto a mi favor era que la melodía ya casi terminaba, así que me quedé más tiempo con Peter y cuando vi que el justo se acercaba la música se detuvo y los narnianos nos aplaudieron. Hábilmente William fue a mi rescate, nos despedimos de sus padres y salimos del comedor.

-Eso estuvo cerca- dijo riendo.

Llegamos a mi habitación.

-Te debo una- dije soltando un suspiro de alivio.

-Descansa princesa- dijo y yo rodé los ojos divertida.

-Descansa Will- esperé a que desapareciera para poder entrar a mi habitación pero una presión en mi brazo me lo impidió. Me giré y me encontré con el justo. Su expresión era seria y me miraba fijamente. Trague en seco e intenté zafarme de su agarre pero sólo conseguí que lo apretara más.

-Necesito hablar contigo- dijo por fin. Yo solté una pequeña risa sarcástica.

-Y yo necesito que me sueltes- dije seria. Se acercó a mí y por dentro sentí que iba a morir por los nervios que me provocaba su cercanía.

-Por favor Kay, cometí un erro...

-No sigas, no te quiero escuchar- lo interrumpí y me miro con tristeza, poco a poco deshizo su agarre y me soltó. Me di la vuelta dispuesta a entrar a la habitación pero me detuve al escuchar su voz de nuevo.

-Por favor...

-Dejame en paz Edmund- dije fría y entré, me recosté sobre la puerta y escuché los pasos del rey alejándose. Cuando estuve segura de estar sola solté el aire que estaba reteniendo, mis ojos y garganta comenzaron a arder, me dejé caer al suelo y comencé a llorar mientras me abrazaba y me daba consuelo.

Nunca has luchado en una guerra.

Lo único que sabes hacer es huir y dejar que otros mueran por ti.

Por tu culpa estamos metidos en toda esta mierda.

Solté un sollozo. Sus palabras seguían rondando en mi cabeza y con cada segundo que pasaba me sentía más miserable.
Era la segunda vez que lloraba por el Rey Edmund. La primera vez había sido en su mundo, recuerdo que lo vi en un parque coqueteando con una chica, ésta le sonreía coqueta y pestañaba exageradamente. Como tonta me quedé viendo toda la escena pero no soporte más cuando vi que se estaban besando.
Llegué a casa y lloré toda la noche.

Lo pensé y sabía que el justo tenía razón, había permitido que otros murieran protegiéndome cuando yo sola podía defenderme. Si no fuera por mí, todos esos narnianos estarían vivos. Suspiré y me arrastre hasta ma cama, como pude me acosté y seguí llorando en silencio. Sabía perfectamente lo que tenía que hacer.

Me sentía cansada y mi respiración estaba acelerada, con dificultad subí una pequeña colina que había al lado de la fortaleza. Tomé una bocanada de aire e hice mi cabeza para atrás cuando la hoja de una espada pasó delante de mis ojos, me agaché para volver a esquivar la espada.

Estaba en un pequeño combate con William.

Le devolví el ataque pero de igual forma los esquivó. El choque de espadas era lo único que se escuchaba en el ambiente. Con un ágil movimiento tiro mi espada lejos y me miró divertido.

-Parece que estás indefensa princesa- dijo y se acercó listo para volver a atacar, pero me distraje cuando escuche que gritaban mi nombre. Dirigí mi mirada hacia abajo de la colina y ahí estaban Lucy, Peter y Edmund. Trague duro. Lucy me miraba con una sonriente pero su semblante cambió.

-Cuidado- gritó y por reflejo saqué una flecha de mi cinturón para poder detener el ataque de Will.

-Me impresionas Kay- dijo mi amigo mientras me volvía a atacar y yo logré tirar su espada con dos movimientos más.

-Lo sé- dije con arrogancia, rió divertido- Es un empate mi lord- le ofrecí mi mano y la tomó.

-No lo creo alteza- sonrió burlón y con su mano libre tomó mi brazo para jalarme hacia él y luego empujarme colina abajo. Pero fui más rápida y lo tomé de su camisa para llevarlo conmigo. Sentí que rodabamos y algunas piedras pequeñas se incrustaban en mi espalda.

Cuando por fin llegamos al suelo plano los dos estallamos a carcajadas. Escuché que volvían a gritar mi nombre pero esta vez era una voz masculina. Me calme y levanté la vista para encontrarme con Peter, negaba con la cabeza y tenía una sonrisa. Me extendió su mano para ayudarme a levantarme y cuando estuve de pie le regalé una sonrisa.

-Buenos días majestades- dijo Will levantándose y sacudiendose la tierra de su ropa. La valiente y el magnífico le devolvieron el saludo pero el justo no. El ambiente se tornó incómodo pero gracias al cielo un fauno se acercó corriendo a nosotros.

-¡Alteza! ¡Lord William!- respiró profundo cuando estuvo junto a nosotros- Majestades- hizo una reverencia a los reyes y luego me miró- El general Andrew la solicita a usted y a su hijo en la mesa de piedra- dijo recuperando el aliento.

-Iremos en seguida- dije y miré a los reyes- Trae un poco de comida para que los reyes puedan tomar el desayuno- miré ahora al fauno que asintió y corrió hacia la fortaleza.

-Supongo que nos veremos después majestades- dijo Will y comencé a caminar para entrar a la fortaleza. Sentí que Will pasaba su brazo sobre mis hombros.

-¡William!- escuchamos que gritaron su nombre y volteamos a ver a los Pevensie. -Llámanos Peter, Edmund y Lucy- dijo Pet sonriendo y Edmund rodó los ojos con fastidio.

El tesoro de Narnia [Edmund Pevensie]Where stories live. Discover now