9. Pedirte perdón

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Tres contra uno. La furia que sentía hizo que tomara el control y sacara a Peter y Caspian de combate. El choque de las espadas se escuchaba fuerte y comenzaba a sentir más cansancio pero no me iba a rendir. Le di una patada, le di un golpe en el rostro con la empuñadura de mi espada y luego giré sobre mi mismo para apuñalarlo por la espalda. Me aleje y Peter se acercó a Thomas para enterrarle una daga en el estómago y luego en el pecho. Miró las heridas, miró hacia donde estaban mis hermanas con Kayla y luego nos miró a nosotros. Sonrió de lado.

-Larga vida a la Bruja Blanca- dicho esto su cuerpo sin vida cayó al río y la corriente lo hizo desaparecer.

-¿Están bien?- preguntó Susan cuando llegamos con ellas. Asentimos.

-Gracias chicos- dijo Kayla y me arodille a su altura. Le sonreí y alce mi mano para acariciar su mejilla. Me tensé un poco cuando me di cuenta que todos nos observaban, sus mejillas se tornaron de un rojo intenso y me devolvió la sonrisa.

-Creo que ya no necesitas de mi poción para sentirte mejor Kay- dijo Lucy en forma de broma y todos reímos.

-Tienes que descansar- dijo Caspian y todos le dimos la razón. Decidimos regresar al lugar en donde el entrenamiento había comenzado. De igual forma ahí estaban nuestras cosas.

-Te llevaré cargada Kay- dijo Peter y de inmediato reaccione.

-¡NO!- grite y todos me miraron- bueno, yo... Yo me haré cargo Pet- me miró con una ceja levantada y sonrió orgulloso. Tomé a la princesa en mis brazos e iniciamos la marcha.

Cuando llegamos, deje a Kayla sentada en un tronco mientras armábamos una fogata  para preparar una merienda. La noche llegó y nosotros seguíamos alrededor de la fogata, riendo y contando anécdotas. Amaba estar en Narnia, nada se podría comparar con este lugar.

Estaba acostado sobre una manta mirando las estrellas, escuchando algunos grillos a lo lejos y el aullido de los lobos. Miré hacia mi derecha y vi a Kayla haciendo guardia. También miraba las estrellas.

-¿Puedo hacerte compañía?- Caspian estaba de pie y se sentó cuando ella asintió y le regaló una sonrisa.

Decidí regresar mi mirada a las estrellas y agudice mi oído para saber de que hablaban.

-¿Te encuentras bien?- escuché decir a Caspian. Hubo silencio. -Yo me encontraría muy nervioso ¿sabes?- dijo él con cierto tono de broma. -Pensar que tengo que enfrentarme a mi madre...

-Ella no es mi madre Caspian- Kayla lo interrumpió.

-Pero ella te dio la vida Kay- dijo él y Kayla soltó una risa sarcástica.

-Y por eso cree que tiene derecho a quitarmela- hizo una pausa- si ella me trajo al mundo no fue porque me deseara o me amara; fue por una estúpida profecía. 

No dijeron nada más durante un largo rato.

-¿Que pasa con Edmund?- preguntó mi amigo de repente y me tensé.

-¿Que pasa de qué?- contestó ella.

-Te gusta ¿verdad?- otro silencio. Yo me sentía desesperado por saber cuál era su respuesta.

-Es atractivo- dijo indiferente y así como lo hizo conmigo, Caspian soltó una carcajada.

-Ambos sabemos que te mueres por él- afirmó.

Más silencio.

-El no confía en mi ¿recuerdas?- dijo ella y yo maldije en voz baja.

-Le salvaste la vida Kay, sería muy tonto de su parte si no confía en ti. Ustedes dos están destinados a estar juntos, es sólo que no lo admiten.

-Tarde o temprano Edmund regresará a su mundo y yo me quedaré aquí- dijo ella con tristeza y yo sentí que el estómago se me revolvía.

-Eres muy terca ¿sabes?- la regañó y rieron.

-Te extrañé mucho Caspian- dijo ella cambiando el tema.

-También te extrañé Kay.

Al día siguiente continuamos con el viaje. Kayla iba encabezando la marcha junto con mis hermanas y yo iba con los chicos un poco atrás. Estaba meditando y llegué a la conclusión de que tenía que disculparme con la princesa y luego confesarle mis sentimientos, pero no encontraba la forma para poder pedirle un momento a solas.

-¿Hablaras con ella o te quedarás todo el día mirándola?- preguntó Caspian. -Chicas, tomemos un descanso- gritó al no obtener una respuesta de mi parte.

Las chicas se acercaron.

-Podríamos ver si logramos recolectar algunos frutos- dijo Peter. -Kayla- ella lo miró- ¿no te molesta si lo haces tú?- ella negó y sonrió.

-Edmund te acompañará- dijo Susan. No dijimos nada y comenzamos a caminar hacia unos árboles que estaban a varios metros de distancia. Por momentos la miraba de reojo, esta vez llevaba un vestido y el viento iba desordenando su cabello pero aún así se veía hermosa.

Luego de un rato ya teníamos los frutos en una bolsa. Este era el momento que estaba esperando, así que tomé aire varias veces y me di valor mentalmente. Aclaré mi garganta y logré llamar su atención.

-¿Podemos hablar?- dije con algo de miedo y volví a aclarar mi garganta. Estaba nervioso. Ella sólo asintió. -Yo quería- hice una pausa y la miré- Yo quería pedirte perdón- me miró sorprendida.
-Ya sabes... no debí desconfiar de ti y tampoco debí juzgarte antes de tiempo. Fui un tonto y de verdad me arrepiento. En estos días me he dado cuenta que eres una buena narniana y que serías incapaz de traicionarnos. Me salvaste la vida y te estoy muy agradecido.

Ella sonrió pero no dijo nada.

Acorte nuestra distancia y pude ver que se ponía nerviosa con mi cercanía, sonreí para mis adentros. Tomé su mentón para que me mirara, sus ojos bajaron a mis labios y no me pude resistir. Me acerqué más y la besé, ella me respondió el beso de inmediato, subió sus manos a mi cuello y eso me dio confianza para tomarla por la cintura y acercarla más a mí, poco a poco el beso se hizo más intenso.
Por la falta de aire nos separamos y juntamos nuestras frentes.

-Me gustas mucho princesa.



El tesoro de Narnia [Edmund Pevensie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora