XVII

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Un oso negro.

Un gran oso negro.

Un gran oso negro que está destrozando la carpa de Seungun.

El resto del grupo nos alcanza mientras me inunda la impresión. Yongsun choca contra mi espalada, y casi me caigo. Eunha deja escapar un par de sonidos de terror.

-Ay Dios -murmura Seungun, cuando ve al oso-. Ay, Dios, ay Dios.

Me quedo en blanco. Siento los nervios a flor de piel.

Como si pudiera oír mis miedos, el oso levanta la cabeza para husmear el aire. Sus ojos pequeños brillan en la oscuridad y reflejan a luz de la linterna de Jungkook.

-No se muevan -dice Jungkook, por encima del hombro-. No corran. Es posible que lo persiga.

¿Qué demonios podemos hacer, entonces?  El viento nos hace llegar el aroma penetrante del oso, y mis pies quieren salir corriendo, pese a la advertencia de Jungkook.

Nos quedamos de pie y en silencio. Mirándolo fijamente. El oso nos devuelve la mirada. Husmea de nuevo al aire, y se lame el lado del hocico con una enorme lengua rosada. Siente curiosidad, y no tiene miedo. De hecho, lo que sea que haya olido en el aire le da valor. Sale de la carpa de Seungun, y rompiendo la tela con la pata se vuelve para enfrentarnos.

Va a cargar contra nosotros.

Vamos a morir. Tuve miedo durante la historia de Jungkook, pero ahora estoy petrificada. Respiro con dificultad. Realmente me gustaría tener a Batman aquí conmigo. Ella le ladraría hasta vencerlo.

O metería la cola entre las patas y huiría, que es exactamente lo que quiero hacer.

-¡Ey! -grita Jungkook en una voz resonante que me sobresalta-. ¡Vete de aquí! ¡Vete!

Sacude las manos por encima de la cabeza como si estuviera disfrazad de vampiro en Halloween y quisiera asustar a unos niños pequeños. Pero parece estar furioso. Y como tiene la voz tan grave, llega más allá del rió y vuelve con un eco estruendoso.

El oso está prestando atención. Se detiene y se queda con un pata enorme en el aire, con la cabeza inclinada.

Jungkook se lanza hacia delante, una zancada larga. Y mientras avanza grita un vez más, mientras imágenes de él arrojándose como un idiota al oso me pasan por la mente. Sangre. Gritos. Horror. Lo veo todo, y tengo demasiado miedo como para detenerlo.

-¡Dije que te vayas! -grita Jungkook, aplaudiendo varias veces. Rápidamente coge algo del suelo y se lo arroja al oso. ¿Una piedra? No me doy cuenta. Pero le da al osos en el hocico.

¿POR QUÉ HAS HECHO ESO?

El oso se sacude el proyectil. Preparo el cuerpo para huir. Y entonces...

El oso gira lentamente su gran cuerpo peludo. Se va arrastrando las patas, aplastando la carpa debajo de él en apenas dos pasos.

Jungkook aplaude una vez más y avanza tranquilamente hacia el oso. Grita como si estuviera tratando de hacer que un caballo galope. Y de pronto el oso empieza a correr hacia el bosque oscuro.

Se ha ido.

Me quedo mirando al bosque hasta que me arden los ojos. ¿Realmente se ha ido? ¿O nos está engañando y se dará vuelta y nos perseguirá en dos patas? Un momento, ¿los osos negros caminan en dos patas? ¿O esos son los osos pardos? No lo sé. ¿Por qué no lo sé?

-Ya está -dice Jungkook, y posa una mano sorprendentemente cálida y firme sobre mi cuello-. Ey, ya está. Se fue.

Lo miro, confundida. Me lleva un buen rato recuperar la voz, mientras lo observo y él me observa, y ya no sé si no hablo por la impresión del oso, o por los ojos de Jungkook atravesando mi interior.

Estrellas  |  J.J.KWhere stories live. Discover now