XXXIV

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-Te dije que resolvería ese misterio -me dice Jungkook después de un rato de estar abrazados escuchando mientra llueve afuera-. Dos veces -añade. Yo sonrío contra su pecho.

-Nunca tuve dudas. Eres la jodida Nancy Drew, después de todo.

-Y tú eres el jodido Sherlock Holmes.

-Si abrimos una agencia de detectives, quiero esos dos nombres pintados en la puerta, exactamente así.

-Mis madres tendrían que haberle puesto a la tienda "La agencia de detectives".

Me río, y él finge morderme el cuello y me hace chillar. Me abraza más fuerte. No tengo problema con eso, porque no puedo dejar de tocarlo. La barba incipiente. Las gruesas cejas. La curva de sus músculos sobre la cadera. Nunca he estado tan cerca de él, y hay mucho para explorar.

Pero cuando mi estómago gruñe, nos damos cuenta de lo tarde que es. No sabemos exactamente cuán tarde, porque nuestro teléfonos está sin batería, y la súper brújula de Jungkook -nuestra única fuente para saber la hora- se encuentra en este momento en el bolsillo de sus jeans, que están enterrados en el lodo afuera de la carpa. Pero hemos estado jugando a los detectives un buen rato ya, y necesito cosas que están en la otra carpa. Comida. Toallitas húmedas. Ropa seca. Bueno, no tengo mucho apuro con lo último, pero cuando Jungkook se ofrece como voluntario para arrastrarse bajo el toldo e ir a la otra carpa, añado ese ítem a la lista, y él valientemente sale de la bolsa de dormir.

La otra carpa está muy cerca, y es una estupidez, pero odio que se tenga que ir tan lejos. Cuando ajusto la malla que está sobre la puerta para mantenerla abierta, toda mi atención se concentra en la visión de Jungkook metiéndose desnudo en la otra carpa.

-Qué vista interesante -le digo desde la entrada.

-Vivo para complacer.

Tiene que hacer dos viajes, entre viaje y viaje se escabulle afuera unos minutos. Jungkook desnudo en el bosque. Qué buen momento para tomar una foto. Pero vuelve con una de las botellas de agua, que me pasa tiritando, y se mete en la otra carpa. Esta vez, emerge usando calzones y me arroja un camiseta. También atacó nuestra provisión de comida, ¡aleluya!

No acostamos boca abajo con las cabezas asomando por la entrada de la carpa, y armamos la cocina de campamento de una hornalla debajo del toldo. La cocina no es más que una botella de combustible con cuatro varillas que se despliegan para sostener una olla. Calentamos agua para preparar un chocolate caliente , que está dentro de dos paquetes de raciones listas para comer del ejército que trajo Jungkook. Cada paquete contiene un millón de cosas: una barra dulce, galletas saladas, frutas deshidratas y lo mejor de todo, un paquete de mantequilla de maní.

-Supuse que eso te iba a gustar -dice Jungkook con una sonrisa cuando revisamos los contenidos de las raciones. También contiene cucharas, servilletas, fósforos e incluso una minúscula botella de salsa Tabasco y golosinas. La entrada se calienta en una bolsa de calor sin fuego que solo requiere un poco de agua para activar la fuente de calor. No sabe tan bien como las comidas deshidratadas gourmet de Yongsun, pero muero de hambre, y las galletas y la mantequilla de maní compensan todo.

Un vez que terminamos de comer y limpiar todo, Jungkook saca su cuaderno y los mapas, y me pongo de costado para observarlo recalcular el último tramo de nuestro viaje hacia el Cerro del Cóndor.

-Seis horas de caminata -me informa-. Quizás siete si hacemos descansos largos.

-No está tan mal.

-Nop.

-Ajá. Pensé que era más lejos -ambo contemplamos el mapa desplegado sobre el cuaderno-. ¿Está seguro de querer venir conmigo a la fiesta estelar?

Estrellas  |  J.J.KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora