IV

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Maratón 2/3

Juliana

Estaba sentada frente a la chimenea contemplando el fuego, en mis manos aun tenía la lanza con la que había matado al Diablillo que había atacado a Valentina, mire la punta de la lanza, aun estaba la sangre negra de la criatura.

—Ocupaste un arma sin el permiso de Bill —me regaño Alice, ella podía ser una mujer muy pacífica, pero cuando alguien rompía un regla, era una fiera, caminaba de un lado a otro —. Además los Lircay estaban en nuestros terrenos.

—Tenía que ayudarla —le dije me levante y la mire a los ojos —. No podía quedarme así como así.

—Es una Lircay, puede defenderse sola —hablo Jasper.

—Si hubieras visto la cantidad de Diablillos que habían no pensarías lo mismo —les dije —. Val mató a la mayoría, solo quedaba el que mate yo.

—¿Val? —preguntó Lena, yo solo levante los hombros —. En todo caso, Juliana tiene razón —todos la miramos —. ¿Que hacían tantos Diablillos en la ciudad? Y peor aún ¿de donde salieron?

—Eso es lo que tenemos que averiguar —esa voz era la de Bill, me gire, si, estaba detrás mío y al lado de él Eric con una sonrisa —. Mañana nos volveremos a reunir con los Lircay —dijo con seriedad, luego me miró a mi —. Déjenme solo con Juliana —todos asintieron, le di la lanza a Lena, Eric fue el último en salir y cerró la puerta del salón.

—Si me quieres regañar, hazlo —le dije —. Pero no me arrepiento de lo que hice. Si Val estuviera nuevamente en peligro, lo volverían hacer —me miró y alzó una ceja.

—¿Val? —preguntó —. Es un apodo bastante...intimo.

—Valentina es muy largo, le queda mejor Val —conteste nerviosa.

—Sabes muy bien que no debemos fraternizar con el enemigo —me recordó.

—Ella no es el enemigo —le dije —. Es otro, y más poderoso al parecer. En algún momento vamos a tener que pelear juntos de nuevo.

—Así parece —dijo mientras caminaba a un pequeño bar, se sirvió un poco whisky y bebió un poco —. Pero cuando termine ya no abra unión hasta que haya otra guerra —volvió a beber —. Ella está bien, si es lo que te preocupa —me alivie al escuchar eso —. Me lo contó León, ella le dijo que tú la salvaste —sonreí —. Lo que debe importarnos ahora son los Diablillos.

—Esta bien —le dije.

—Será mejor que te vayas a dormir, descansa y nos vemos mañana —me dijo bebió su trago hasta acabarlo y se dirigió a la puerta.

—Bill —lo llamé, me miró atento —. Tenía que hacerlo —me miró extrañado —. Salvarla...no se que fue, pero algo en mi, algo dentro de mí me decía que tenía que salvarla... Se que solo entre nosotros podemos comunicarnos o saber cuando está uno de nosotros en peligro...y eso fue lo que sentí, ella estaba a kilómetros de mi...solo, solo lo sentí, aquí —toque mi pecho —. Y sabia exactamente donde ir, ¿por que me pasa eso con ella si es una Lircay? —le pregunté, me miraba con el ceño fruncido.

—No es nada —contestó —. Solo olvídalo y concéntrate en lo importante —me dijo y se fue dejándome ahí pensando en todo lo que le dije y en su respuesta.

*      *      *

La verdad no pude dormir en toda la noche y me quedé dormida bastante tarde, cuando desperté no sabía que hora era, me bañe y luego me vestí, todos aquí vestían casi como si fueran aún funeral muy elegante, mis amigos y yo éramos los únicos que ocupamos un poco de color en nuestra ropa, me coloque unos jeans ajustados color gris, una musculosa negra y una camiseta negra larga que me llegaba un poco mas a bajo del trasero, con las mangas dobladas hasta el codo y unas zapatillas negras. Baje el enorme escalón de mármol que tenía forma de caracol, con cada bajada el ruido de mis pisadas causaba un eco en el aire. Tuve la extraña sensación de que no había nadie, fui al gran comedor, la mesa estaba vacía, me acerque y saque una manzana de la frutera.

Dhampiresa [Terminada] Where stories live. Discover now