Chapter I

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Quince minutos.

Quince minutos era el tiempo que llevaba tras el vestidor aún después de haberse colocado el traje, su mano se aferraba con fuerza al seguro de la puerta y aunque escuchaba voces fuera que sabía que lo esperaban se rehusaba a salir. Una cobardía de su parte pero, nada a lo que no esté acostumbrado de sí mismo.

Suspiró con pesadez pegando su frente contra la puerta, todo lo que podía ver era la punta de sus zapatos deportivos y el color negro del bonito y probablemente muy caro pantalón de tela. Odiaba sus inseguridades, pero nunca más que en este momento.

-¿Estás listo, cielo?

Negó a pesar de que sabía no podía verle, no quería salir.

-bebé, no hay nadie más aquí-la voz de su novio sonaba serena y llena de dulzura-si quieres no salgas ¿bien? ¡Es mejor si es sorpresa! Pero necesito saber si te gustó el traje, cariño

-no-musitó el pelirrojo totalmente avergonzado-

Del otro lado del vestidor Damián no pudo evitar la mueca llena de tristeza que se plasmó en su rostro, él estaba muy emocionado pero su alegría desaparecía al ver que las inseguridades de su novio no le permitían disfrutar junto a él este momento tan importante.

-podemos buscar otro, cielo-trató de animarle el castaño-no hay problema

-¿podemos...-respiró profundo para impedir que algún atisbo de lágrima apareciera-venir otro día?

-por supuesto-el ojiazul miró la puerta frente a él y luego al traje que ya había elegido-igual yo tampoco encontré nada que me gustara. Iré a hablar con la señorita que nos atendía ¿bien? Mientras puedes cambiarte

-está bien-respondió el ojiverde-

Una vez que Dexter escuchó los pasos del menor alejarse pudo sentirse más tranquilo, se sacó sus gafas para poder desvestirse sin dañarlas teniendo sumo cuidado de no rasgar el traje. En el proceso de colocarse nuevamente su sudadera azul el brillo del reluciente anillo en su dedo anular captó su atención por completo.

Tenía diecinueve años e iba a casarse.

-el amor hace cosas locas...-murmuró con una sonrisa surcado su rostro-

Puede que esté muy muy (muy) asustado pero no se arrepiente realmente de haber dicho que sí y aunque él está consciente de que ama a su novio y desea pasar toda su vida con él –a pesar de no expresarlo muy a menudo- detesta los sentimientos negativos que le invaden desde que ambos empezaron a conocerse.

Decide dejar de pensar en ello al menos por ese momento y cuando se asegura de estar bien vestido nuevamente se anima a salir del vestidor sólo para encontrarse a su novio ya esperándolo con una sonrisa.

-¿nos vamos, cielo?-le cuestionó Damián, acercándose para entrelazar sus manos-

-¿no estás enojado?-preguntó en voz baja y con las mejillas sonrojadas-

-es la primera tienda a la que venimos, está bien, amor-el castaño le restó importancia-y aunque te verás hermoso con cualquier traje podemos buscar hasta que halles uno que te guste

-el mayor asintió-¿tú no hallaste nada? ¿Enserio?

Damián le sonrió, deteniendo un momento su marcha para besar su mejilla; claro que había hallado un traje pero su novio era más importante.

-no-respondió con sencillez-sabes que me gusta lucir bien

-lo sé-el rizado rió un poco-tardas mucho en comprar ropa

-no tengo la suerte de verme bonito tan sólo con una sudadera y las mejillas sonrosadas-le dijo el ojiazul-

-lo dices por hacerme sentir bien-negó el irlandés-tú tienes mucho ego

-Damián suspiró-bebé, me preocupas. Últimamente has estado así ¿Ocurre algo?

-el rizado se apresuró a negar-está todo bien

-el castaño le miró por un momento antes de contestar-ok, voy a confiar en ti-ambos pararon cuando llegaron a la parada del autobús-ahora ya vamos a casa

-Dexter asintió despacio-Dami...t-te...te quiero-soltó despacio, acercándose instintivamente más a su pareja-

-¡Eres tan tierno!-chilló el castaño, abrazando al mayor-yo también te quiero, cielo. Te amo mucho

El pelirrojo sonrió, protección y amor rodeándolo en esa pequeña muestra de cariño.

Dulce y TiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora