Chapter VIII

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Después de su primera cita oficial Damián se sentía en las nubes, recuerda con cariño e ilusión el momento en que se encontró con Dexter fuera de la cafetería para poder ir juntos al centro comercial. Secretamente guarda una foto en su billetera de un precioso irlandés totalmente despistado, comiendo un barquillo de helado y vistiendo un enorme suéter color azul, la atesora con todo su corazón, y aunque Dexter insista en que es una fotografía vergonzosa, para él es el recordatorio del momento exacto dónde decidió que lo quería todo con el pelirrojo.

Joder, aún recuerda que cuando se lo dijo a su mejor amigo, Aleix, éste le afirmó que no sabía lo que decía, y su mamá, más amorosa, pero contrariada, le aseguró que estaba yendo muy rápido, y qué simplemente estaba tan fascinado con Dexter que sus pensamientos volaban.

Pero no, él estaba enamorado, está enamorado del irlandés y se siente orgulloso de ver cómo todos se equivocaron, de ver como su corazón no se equivocó y es con Dexter con quién desea formar una vida...y una familia en un futuro.

-uh ¿Dami?-la aterciopelada voz de su prometido le saca de sus pensamientos-

-¿Qué ocurre, luz de mi vida?-volteó a verle, dándose cuenta que la película que veían desde la comodidad del sofá estaba acabando-

-el de gafas se sonrojó y una risita nerviosa salió de sus labios-no estabas mirando la película

-lo siento, me distraje-se excusó el ojiazul-

-¿en qué pensabas?-le miró curioso el mayor-

-en ti-le sonrió sincero-un 90% del tiempo pienso en ti

-tonto-Dexter golpeó su hombro suavemente-eso no es cierto

-claro que lo es-Damián rio-no estás en mi cabeza como para saberlo

-ugh...eres demasiado cursi-se quejó el ojiverde-

-tal vez, pero al menos no salí corriendo después de nuestro primer beso

-¡Damián!-Dexter lloriqueó avergonzado-¡Dijiste que no lo mencionarías más!

El castaño simplemente le miró con adoración, como siempre de hecho, y lo tomó por la mejillas para besarle castamente.

Damián realmente no puede evitar mencionar aquel hecho de todos modos.

Aquel día paseaban por el parque de diversiones, ya que siempre tenía las ideas más clichés para citas, recuerda perfectamente como Dexter le sonreía al acertar en el juego de tiro al blanco y el como se burló de él cuando quiso sacar un peluche de aquellas maquinas del demonio.

Habían pasado a penas dos meses desde su primera cita, y tres desde la primera vez que lo vio en la cafetería, Dexter fue muy tímido y reservado al inicio, pero con el tiempo fue tomándole confianza y pudieron llegar a conocerse.

En ese momento pescaban pescaditos falsos con un imán en una piscina inflable mientras el irlandés le contaba un poco más de su pasado, y aunque Damián ama escucharlo hablar justo en ese instante se siente como una presión en el pecho, es doloroso porque no puede ni imaginar todas las cosas que Dexter tuvo que pasar, lo mucho que lo hirieron y golpearon, tanto su padre como sus compañeros de colegio. Le ve allí, contarle entre susurros como todo se volvió gris después de la muerte de su madre, y el castaño sólo desea abrazarlo, encerrarse con él y cuidarlo de todo el mundo.

-sólo tía Carey se preocupaba por mí, ella y mi primo Akira, aunque él tenía sus propios problemas

Damián suspiró, una mueca de tristeza en su rostro.

-no te merecías nada de eso, bebé...

-Dexter mordió su labio con nerviosismo-no...n-no me digas b-bebé

-el castaño le sonrió-¿Qué te parece cariño?

-el irlandés decidió ignorarlo, no podía contra él-en fin...sólo soporté hasta mi mayoría de edad, eso ya lo sabes. Me mudé gracias a mi mejor amigo. Dave jugaba online conmigo y él fue muy bueno al recibirme aquí cuando me marché

-¿y por qué no te fuiste con tu primo?-cuestionó algo extrañado el menor-es decir, no me quejo. Sino fuese así jamás te habría conocido

-cuando tenía 15...-Dexter cerró sus ojos, el terror que sintió aquel día volviendo a su cuerpo-mi tío, el padre de Akira, casi lo mata a golpes...esa tarde le dijo que era gay, nos presentó a su novio-tembló en su sitio, y pronto los brazos del ojiazul le rodearon con cariño-estaba tan asustado aquel día porque mi padre estaba allí, estuvo de acuerdo, casi golpea al novio de Akira también. Mi primo sufrió mucho, no quería ir e incomodarlo ahora que tenía una vida con Kenzie

-lo siento tanto...-susurró el castaño sobre los rizos contrarios-

-no es tu culpa-Dex se encogió de hombros-

-si te hubiese conocido antes no habría dejado que nada te dañase

-el irlandés le sonrió, aunque el sonrojo en su rostro era notorio-gracias por escucharme

Damián a día de hoy asegura que quiso controlarse para no asustar al irlandés, pero la imagen frente a él simplemente lo derritió, los ojitos brillosos de Dexter resaltando a través del marco de sus gafas, las mejillas coloreadas de rosa, los labios ligeramente entreabiertos, levemente tintados por la manzana con caramelo que habían comido, los rizos rebeldes sobre su frente...lucía como un ángel y su corazón simplemente latía en ese instante por y para él, porque estaba tan pero tan perdido por Dexter que le asustaba un poco la cantidad de sentimientos que experimentaba.

Así que, sí, él lo intentó, pero sus impulsos lo dominaron y cuanto menos lo pensó, había tomado las mejillas del rizado y juntado sus labios con dulzura. Fue un toque suave al inicio y pretendía no llegar a más, pero ¡Joder! ¡Él simplemente no podía no querer más! así que sus labios se movieron lento y con calma sobre los contrarios, en una caricia efímera, un par de segundos que le supieron a gloria, pero fue más que suficiente para confirmarle lo obvio.

Al alejarse Dexter se hallaba sonrojado desde el cuello hasta la punta de sus orejas, le miraba fijamente, con sus ojitos abiertos de par en par debido a la sorpresa; Damián le sonrió un poco tímido, aunque lo negará si alguien le pregunta, estaba consciente de que había sido un movimiento arriesgado, pero no se arrepentía.

Sin embargo cuando se dio cuenta, Dexter corrió hacia quién sabe donde para no tener que enfrentarlo.

Él le contaría esa historia a sus hijos algún día.

Dulce y TiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora