En corrección.
Tristeza, frustración, ira y desesperación eran algunos de los sentimientos que el pelinegro tenía en ese momento, sintiéndose vulnerable mientras su amigo lo apoyaba en aquella situación.
Esos sentimientos perduran hasta encontrarse...
Es el día, teóricamente. Son las 12:19 am así que ya es diecisiete de Julio ¿no? Los nervios no le dejan dormir, su operación es a las cuatro de la tarde, si todo salía bien estará al día siguiente disfrutando cinco meses de noviazgo geniales. Es a lo que se mas se aferra en el mundo.
Ni siquiera sus padres están en un día tan importante. Es lógico teniendo en cuenta que son cristianos y no quieren saber nada de su hijo gay.
Sí, aunque alrededor del 80% de la población mundial no es heterosexual, aun hay personas aferradas a las ideas religiosas y anticuadas: "hombre con mujer, como dice el Señor", "Los homosexuales no entrarán al reino de los cielos, pues es pecado", "Ser homosexual es tan grave como la pedofilia", "Esa moda homosexual es una aberración para el Señor y debe ser erradicada" y mas frases (impuestas por un libro escrito hace mas de dos milenios) que los creyentes repiten como pericos. Por suerte para muchos, incluyéndome, están casi extintas esas cosas.
Me enojé, perdón. Me distraigo del tema.
El chiste es que no necesita a su familia sanguínea, tiene a sus amigos que son casi como sus hermanos además de su difunta abuela, que en paz descanse, quien siempre le quiso aunque fuera una aberración. Respira profundamente, faltan cerca de dieciséis horas para su operación, suficiente tiempo para dormir sin pensar cosas como esa.
Cierra sus ojos, dispuesto a dormir. Oh, sorpresa, no puede hacerlo. Da vueltas por toda la cama casi cayendo de ella, así que opta por dar un breve paseo por los pasillos del hospital para cansarse y caer agotado, qué otra opción le queda.
Agarra firme el tubo conectado a su bolsa intravenosa, sirviendo como bastón. Poniéndose como meta llegar al mapa del hospital junto a el extintor y el botón de pánico a poco mas de dos pasillos de distancia, camina sin mayor preocupación que el tiempo que demorará en llegar. Tal vez debió elegir algo más cerca.
Recuerda la cara de sus padres cuando les dijo que estaba saliendo con Denki, él llegaba a casa tan feliz por su primera cita oficial que era normal decirle a su querida madre ¿no? con cada palabra que salía de su boca la expresión de su madre cambiaba, en especial con frases como "lucía hermoso" o " fue tan masculino"... el problema empezó con una sencilla pregunta de dos palabras acompañadas de una respuesta inocente:
"–¿Eres gay?
–Sí, ¿por qué mamá?"
Y terminó con Eijiro siendo echado de su casa, sin nada más que la ropa que llevaba puesta y un ojo morado. Recuerda también desmayarse en la puerta del jardín, por el frío y sus heridas. No tenía a donde ir, ni siquiera sabía a ciencia cierta el motivo de su expulsión, pero ya no podía volver a casa. No debió defenderse.
No, sí debió hacerlo, es lo correcto. Entonces ¿por qué el resultado fue ese?
Al final, se quedó a vivir en casa de su abuela, sin mas apoyo que ella.
Decide ya no ir hasta su meta, regresa a la habitación a paso trote y abre la ventana para observar el patio principal con ganas de hacer algo que hace años no hace: fumar un cigarrillo.
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