PRIMER DÍA

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En el momento en que vi esa muralla impidiendo el paso hacia el pueblo, esa muralla invisible que yo sentía, mas no podía ver; como el espeso bosque rodeaba al pueblo y simplemente me decía aléjate, a pesar de que fuera de ese bosque podría cocinar un huevo frito sobre una piedra, el estar cerca de ese bosque me hacía sentir frío, un frío que se colaba en mis huesos y parecía hacerme perder las esperanzas de sentir calor de nuevo... simplemente no me daba la bienvenida para entrar.

Y la chica que ahora se encontraba a mi lado tampoco era bien recibida.

Cuando nuestras miradas se encontraron tanto ella como yo quedamos sorprendidos, estupefactos... cómo podíamos leer la mente del otro y a la vez no; cómo sentíamos conocernos de toda la vida cuando era la primera vez que nos encontrábamos; cómo de un segundo a otro una pieza que parecía faltarme desde hace mucho caía en su lugar ahora, aunque yo ni siquiera había notado su ausencia. Cuando le hable por primera vez las palabras salieron de mi boca por sí solas.

– ¿Quién eres? – preguntó, como si no conociera la respuesta, el diario que tenía en mis manos comenzó a arder de alguna forma, ella también lo sentía – ¿De dónde sacaste ese diario?

– Creo que... buscamos las mismas respuestas, Astrid – le llamé, dejando que las palabras fluyeran por sí solas, encontrarme con mi hermana fue como si nos hubiéramos encontrado después de separarnos por un par de minutos, tan casual... tan familiar... y a la vez tan extraño.

– Puedes apostar por eso, Tyrone – ella también lo sabía, sonrió – Pero... creo que primero tendremos que entrar a este lugar.

– Esto no parece alguna especie de cálida bienvenida... – dije, tocando la corteza de un árbol.

– ¿Se conocen? – pregunto Peter, incluso había olvidado que estaba ahí... bueno... siempre me olvido de que Peter cuando salimos... o cuando estamos en clase... soy un pésimo amigo.

– Es la primera vez que nos vemos – respondimos ambos, al mismo tiempo.

– No preguntare más.

Creo que Peter se había acostumbrado a que las cosas extrañas pasaban solo cuando yo estaba cerca. Agradecí que no hiciera preguntas, Astrid simplemente sonrió mientras hacía el mismo gesto que yo, colocar su mano en la corteza de un árbol que estaba cerca... Lo que sucedió después, es difícil de explicar, no pude seguir el ritmo, casi de inmediato sentí como la conciencia abandonaba mi cuerpo y me hundí en la negrura.

Cuando recuperé el sentido, nos encontrábamos en una especie de refugio en algún lugar bajo Gravity Falls. Las explicaciones de la chica, que más tarde conocería como Tanya Gleeful, no habían sido nada claras desde el momento en que nos salvó hasta llegar a ese lugar... Tanya no tenía el don de explicar una situación de forma clara o concisa, solía irse por las ramas y terminar divagando entre mil temas diferentes sin llegar a ninguna parte.

– Entonces... ¿Qué hacemos aquí? – volvió a preguntar Astrid en cierto momento de la conversación con Tanya – Por favor... al grano.

– Están aquí porque seguramente no quieren morir congelados o comidos por un monstruo.

– Creo que ella se refería la otra razón de porque nos trajiste aquí – habló Peter, al parecer Tanya no le había puesto mucha atención a la presencia de mi amigo desde que habíamos entrado aquí.

– Oh... eso... Es una larga historia y no soy la indicada para contarlo – respondió, Tanya no nos dio detalles sobre nada del asunto principal o de por qué en su rostro se dibujaba esa expresión de alivio al ver que habíamos "regresado" a Gravity Falls – Papá dijo que descansaran por esta noche, mañana él les explicara todo...

El Final de su mundoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin