Cap 13. Hermandad Blanca

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-El segundo día fue prácticamente similar al primero. Ese día no hubo ataques ni nada por lo que estar alerta, así que decidieron seguir con los entrenamientos. Cuando llegó la noche, Rubius se fue a su habitación del campamento; a los minutos apareció delante suya Mangel, que se sentó a su lado en la cama y lo miró con preocupación.

-...¿Crees que estamos realmente preparados para esto?- Preguntó el moreno, apartando su mirada.

-No, no lo creo...- Dijo en un tono serio al instante. Esto asustó al moreno. -Lo sé. Sé que estamos preparados para esto, para ganar esto.- Terminó su frase con una sonrisa satisfecha. Mangel lo volvió a mirar, esta vez esperanzado.

-El de pelo rubio lo rodeó entre sus brazos con fuerza, mirando de reojo la entrada de su tienda de campaña.

-Hola Alex. ¿Ocurre algo?- Nombró Rubén, alejándose del chico.

-No, solo venía a hablar contigo...- Contestó, mirando hacia abajo.

-Comprendo.- Dijo con indiferencia el otro, hizo un gesto con la mano para que Mangel se fuera del sitio y el chico obedeció órdenes. Rubius se levantó de su cama y fue a una mesa que había en la tiendecilla. Recogió un mapa del terreno y se volvió a acercar a Alexby.- Dime, te escucho.- Prosiguió casi en un susurro que el chico de pelo negro pudo oír con claridad.

-Este mismo tragó saliva y volvió a alzar la mirada.

-¿Crees que deberíamos de ponerle un nombre a esto?- Fue directo; decidió no dejar clavos sueltos y lo soltó del tirón todo.

-Explícate.- Contestó con un tono severo. Alexby volvió a tragar saliva.

-B-Bueno... Sonará algo ridículo, pero... ¿No nos tendrían que conocer por algún nombre?- Explicó, jugando con sus nudillos.

-Rubius cerró el mapa de un golpe y miró con decisión al chico de pelo negro. Luego esbozó una sonrisa satisfactoria.

-Si somos sus enemigos, sus contrarios, deberíamos de llamarnos como tal...- Dijo, mientras se dirigía a una pizarra que había también en su campaña. Alexby dobló la cabeza con confusión.

-Rubius fue escribiendo con lentitud letra a letra en la pizarra con una tiza de un color blanco roto, de forma agrietada. Cuando acabó, se apartó de la pizarra y Alexby pudo leer con claridad:

«La Hermandad Blanca»

-Por unos segundos, el oficial no pudo evitar resoplar intentando no reír ante la absurda idea de ese nombre tan poco original, pero pensándolo bien, no era tan malo el nombre. Rubius tenía toda la razón, eran sus enemigos, sus contrarios; si ellos eran oscuros ellos serían todo lo contrario: puros de corazón. ¿Y qué hay más puro que el color blanco? Nada.

-Dejó de reírse y se acercó a Rubén. Le tomó del hombro y le devolvió la sonrisa. Posteriormente asintió y salió de la tienda de campaña en menos de medio segundo. Rubius se volvió una vez más a la pizarra, para mirarla con detenimiento y después suspirar profundamente. Borró lo escrito en la pizarra y se dirigió a su cama; se quitó la camisa que llevaba y después los pantalones, quedando en bóxer. Se tumbó en la cama y en cuestión de segundos ya había caído rendido ante el sueño...

𝕯𝖔𝖘 𝕬𝖑𝖒𝖆𝖘 𝕺𝖘𝖈𝖚𝖗𝖆𝖘 II: 𝕸𝖚𝖊𝖗𝖙𝖊 Where stories live. Discover now