15. 💔

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Existen personas desgraciadas en esta tierra, personas que AMAN hacerle la vida añicos a los demás y Mateo es uno de ellos. Me arrepiento de haber sentido un atisbo de esperanza hacia algo que se extinguió hace mucho tiempo atrás.

Ni siquiera puedo esperar por su madre, no resisto más estar aquí a su lado, necesito irme ya.

-Violeta...-dice mientras me pisa los talones.-para ya o te echo a la piscina...-dice con voz amenazante.
-Pásate las amenazas por el trasero...-digo con tono amenazante. Lo odio con todas las fuerzas de mi alma.
-¿Puedo preguntar que mierda esperabas de mí?...-me detengo en seco en medio del camino de entrada a su casa cuando esa pregunta sale de sus labios. Si lo pienso bien, no sé que es exactamente lo que esperaba. ¿Acaso esperaba que volviéramos? ¿Qué este idiota me recibiera con los brazos abiertos por un amor que se destruyó hace un tiempo atrás?

"En serio soy patética."

-Realmente no sé que esperaba...-giro lentamente para encararlo finalmente.-había olvidado quien es Mateo Durrell y quien es Violeta Moore...-estoy tan cansada mentalmente. 
-¿Y quienes son esos?...-su voz es áspera y severa.
-Mateo es el fuckboy que ama ser fuckboy...-siento un nudo en la garganta.
-¿Y Violeta?
-Violeta es la ex que jamás debió imaginar que podría volver a ese lugar donde fue feliz una vez...-doy media vuelta y sigo mi camino. Sé que no me seguirá, los hombres jamás siguen a las mujeres y menos cuando no desean nada de ellas.

Sé que fui una estúpida por hacerme una novela que ni al caso, pero nadie detiene al corazón cuando un buen jugador tira la carta hacia el. 

En mi camino a mi casa pude ver que en una de las casas vecinas una familia se mudaba, pero para evitar saludarlos y darles una "calurosa y penosa bienvenida", me crucé al otro lado y seguí mi camino hacia mi casa.

-Que estupidez...-la voz de un chico escondido al otro lado del árbol frente a mí me hace detenerme en el lugar.
-¿Perdona?...-ni siquiera sale de su escondite para mirarme o hablarme.
-Mudarse es una porquería.
-No es tan malo si el lugar es bonito.
-Pues este lugar es una pocilga.
-¿Ya lo viste siquiera para decir eso?...-no negaré que me ha ofendido un poco.
-Yo viví aquí hace un tiempo y no es la gran cosa.
-Pues...-me acerco lentamente al árbol.-el lugar que conocías ya no existe y este es mucho mejor...-parece un chico joven pero ni a pelos me planeo asomar para mirarlo.
-Yo lo veo igual.
-Es porque no estas viendo a fondo.
-No me apetece ir más a fondo...-que tipo tan arrogante.
-¿Porque?
-Porque no.
-Podría acompañarte si quieres...-debo aprender a controlar mi maldita lengua.
-No es el hecho de que quiera que vengan conmigo o no, es solo que este lugar me trae malos recuerdos en cada estúpida esquina.
-Lastima, quería acompañar al nuevo vecino a explorar el lugar...-digo con mucha pena en la voz. No se porque me ofrecí a ser el guía del nuevo vecino presumido.
-De acuerdo...-dice finalmente.
-Muy bien....-el silencio se vuelve a hacer entre ambos.
-¿Planeas salir de ahí para ver a la criatura que será mi guía o debo seguir tras el árbol todo el día?...-eso me hace reír.
-Perdona...-doy un paso hacia delante para finalmente ver el rostro del chico al otro lado del árbol. Ese rostro.
-Así esta mejor...-me regala una pequeña sonrisa mientras extiende su mano hacia mí.-me llamo....
-¡Kilian!...-una mujer aparece desde la parte trasera del camión de mudanza.-ven a sacar tus cosas.
-¿Kilian?...-clava sus ojos azules en mi nuevamente.-¿realmente eres tú?
-¿Y tú eres?
-Violeta...-abre los ojos un poco más de lo normal y una sonrisa se extiende por su rostro.
-¿Estas bromeando?...-se acerca y me atrae hacia él con delicadeza pero a la vez con un extraño aire de necesidad.-no puedo creer que seas tú...-aferro mis brazos a su cuello y le devuelvo el abrazo. Es extraño como esa necesidad que emana de él me ha contagiado.
-Déjame verte...-me alejo un poco para observarlo: esos ojos azules que te hacen perder la noción del tiempo, piel blanca pero no al nivel vampírica, su nariz fina, sus cejas gruesas y negras.-casi no has cambiado...-mi comentario lo hace reír y hace sacar ese pequeño camanance bajo su labio inferior.
-¿Que dices? Estoy más guapo ahora...-ese aire juvenil y juguetón siempre me sacó sonrisas en los tiempos tormentosos.
-Te equivocas...-clava sus ojos en mi nuevamente.-siempre lo has sido...-desvía la mirada con una posible tonelada de vergüenza por mi comentario.
-¿Que estas esperando, Kilian? Muévete-su madre aparece nuevamente desde atrás del camión con una gran caja.
-Estas muy pesada hoy...-le da una mirada de muerte a Kilian pero él solo le sonríe con inocencia y humor, a lo que ella, después de negar varias veces con la cabeza, le regala una gran sonrisa a su hijo.-mejor voy a rescatarla o me pegara con su zapato cuando tenga la oportunidad...-me regala una sonrisa.-nos vemos al rato, ¿de acuerdo?
-De acuerdo...-acerca su mano y me pone un mechón tras la oreja.
-Así esta mejor...-ríe ligeramente y aleja su mano.-me voy...-dice eso pero no se mueve, acto que me hace reír.
-Pues ve...-nuevamente ríe apenado.
-Claro...-camina hacia atrás para no quitar sus ojos de mi.
-Nos vemos...-comienzo a caminar hacia mi casa casi sin despegar los ojos de él.
-Adiós...-oigo que dice cuando finalmente le doy la espalda.
Que extraño es encontrarme con él después de tanto tiempo.

Llego a mi casa y con todo el cuidado del mundo entro pero, es inútil porque mi madre esta en el sillón de la sala. 

"Llamaste a tus padres y les gritaste cuatro." Maldita sea, ¿cómo se me ocurrió hacer eso?

Las palabras de Mateo han taladrado mi cabeza desde que salí de su casa y ahora finalmente me estoy enfrentando  al problema que yo misma me busqué.

-¿Disfruto la fiesta la niña?...-dice ella con bastante enojo en su voz.
-Mamá....
-¿Nuevamente me vas a decir perra aburrida?...-por el amor a todo lo que es bueno y hermoso.-¿o bruja roba diversión?
-Yo....
-¿O quieres ir a decirle a tu padre que es un desalmado hijo de perra?
-Por Dios. ¿Dije todo eso?...-mi cara se caerá en cualquier momento de la vergüenza.
-Por supuesto que sí.
-Lo siento muchísimo mamá, de verdad...-estoy tan arrepentida y avergonzada.
-Descuida...-la voz de mi padre suena desde arriba de las escaleras.-todos somos idiotas cuando tomamos alcohol.
-Lo siento mucho, papá...-digo en un susurro.
-Tranquila.
-Pero...-mi madre se levanta lentamente del sillón y camina hacia nosotros.-no más fiestas por lo que resta de tu vida...-eso me hace reír ligeramente.
-De acuerdo...-me regala una sonrisa cálida.
-Ve a bañarte porque hueles a un alcohol bastante fuerte, por favor...-asiento varias veces antes de correr hacia las escaleras, pero cuando voy a subirlas, el timbre suena.
-Yo voy...-camino hacia la puerta y la abro lentamente. 

Su ceño fruncido, su mirada de odio, su mano puesta en el marco de la puerta para evitar que la cierre en su nariz y esa expresión de confusión, odio y exasperación impresa en su rostro me dejan helada. 

-¿Y tú quién eres para decidir quién soy yo?...-dice con rabia.
-Mateo....
-Violeta Moore no decide quien es Mateo Durrell...-dice tocándose el pecho con un dedo.
-Ahora no quiero discutir sobre....
-¿Das una sentencia y te vas? Eso es lo más fácil, ¿no?...-dice exasperado.
-Mateo....
-Para Violeta todo es huir, ¿no?...-dice con los dientes apretados.
-¿Puedes parar?
-¿Por qué? ¿Acaso digo mentiras?...-salgo dando un portazo y quedo frente a él.
-¿Que quieres Mateo?
-Para ya con el maldito papel de víctima y dime lo que en realidad quieres de mí, Violeta...-dice con la mandíbula apretada.
-¿De que hablas?
-Sabes de que hablo.
-No y no me interesa lo que quieras que haga o diga, porque no lo haré. A partir de ahora evitaré todo contacto contigo y posiblemente nos libraré a ambos de un verdadero dolor en el trasero...-cuando doy un paso hacia la puerta me jala para quedar frente a él nuevamente.-pero que demo...¿quién te crees que eres para jalarme así? Suélteme de una maldita vez, imbécil...-digo con furia.
-¿Podrías decirme porque terminamos?...-clavo mis ojos en los de él.-¿tenías que terminarme por un correo?
-¿Que demo....
-¿Me amabas?
-Mateo....
-Eso preguntaste mientras el alcohol inundaba tu sistema y ahora que estas sobria, te daré las respuestas...-me sujeta el otro brazo para que no me mueva ni un poco.-no terminamos porque hayas hecho algo mal o porque no eras suficiente...-no puedo despejar los ojos de él.-fue porque me di cuenta que eras demasiado para alguien que no lo merecía...-siento algo caliente sobre mi mejilla.-después del campamento te busqué una docena de veces para intentar cambiar mis pensamientos sobre nosotros, pero nunca te encontré y el correo fue la última opción...-las respuestas que tanto busqué en lo más recóndito de mi mente están aquí.-y lo último...-suelta mis brazos lentamente y se aleja varios pasos sin despegar sus ojos de mí.-siempre...-sus labios se cierran y se vuelven una línea fina.
-Mateo...-es lo único que logro decir entre suspiros y sollozos. 

Esa sensación de flotar, de verte a ti misma desde un punto no tan lejano, de que dejas atrás una carga tan pesada y el alivio inunda tu sistema. Las respuestas que tanto anhelaba están aquí, salieron de sus labios y se clavaron directamente en mi corazón, justo en ese lugar que para mi sorpresa, aún esta apartado para él y solo para él.

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