"𝑵𝒂𝒓𝒏𝒊𝒂 𝒚 𝑯𝒐𝒈𝒘𝒂𝒓𝒕𝒔; 𝒅𝒐𝒔 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆𝒏 𝒖𝒏 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒔𝒐𝒃𝒓𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒖𝒏 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐"
Hermione Granger es la bruja más brillante de su edad, acostumbrada a siempre...
El horrible ser entró por el ventanal del lugar, provocando una explosión de cristales por todo el pasillo.
Su instinto obligó a Hermione a retroceder. El rey Edmund había caído de bruces contra el suelo, abatido por una extraña criatura que no hacía más que horrorizar los ojos de la joven bruja, quien no dejaba de excabar por su mente las páginas del libro de Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlos, pero en ningun apartado, el autor: Newt Scamander había mencionado criatura tan repugnante como aquella.
Un ser que aludía a los pantanos y a la negrura de una noche de luna roja; la parte inferior de su cuerpo recordaba al aspecto de las viejas plumas de un buitre y eso sin mencionar las grandes e imponentes garras y alas que emergían de su cuerpo, el torso y el rostro de mujer era tan escabrosos y retorcidos como el de un demonio que muere por un trozo de carne humana.
Edmund rodó por el suelo, quedando con las espaldas contra la piedra y su rostro contra los colmillos de la bestia. Las garras de la criatura se le estaban encajando entre las aberturas de la armadura, el rey emitió un grito de dolor y el mosntruo sonrió de oreja a oreja, complacido con el sufrimiento del rey de Narnia.
Edmund intentó desvainar su espada pero al igual que una trampa para osos, una de las garras de aquel animal le sujetaba con fuerza el brazo. El grueso y enmarañado pelo de la criatura caía sobre el rostro de Edmund, mientras la bestia le lanzaba mordidas con sus podridos colmillos.
—¡Flipendo!—gritó Hermione señalando con su varita a la terrible bestia.
¡BOOM!. Un fuerte estallido se dió en cuanto el encantamiento dio en el objetivo de Hermione, la bestia emitió un desagradable especie de grito y cacareo en cuanto el hechizo la aturdió. Como si le hubiesen dado un fuerte golpe contra el pecho, la repulsiva criatura fue empujada con fuerza hacia atrás de Edmund, estrellándose contra la pared del castillo. Dejando la forma de su cuerpo entre los ladrillos, la bestia calló al suelo aparentemente inconsciente.
—¿Estas bien?—corrió Hermione hacia Edmund, ayudándolo a incorporarse.
—Si... Gracias por eso, estuvo increíble—pronunció el rey mientras se sobaba el golpe que se había dado en la nuca.
Hermione asintió para posteriormente girar su vista entorno a la bestia pero como el tragar de la sangre, sintió un ácido sabor que le inundó la garganta hasta crearle un hueco en el estómago pues la aterradora criatura había desaparecido por completo.
—¿Do-donde está?—balbucea Hermione.
¡DE REPENTE!. La criatura apareció, volando con las garras extendidas y listas para atrapar a Hermione, quien dio a parar contra la pared. La arpía le apretaba los hombros con sus garras, provocando un llanto de tortura por parte de la bruja, quien buscaba desesperada su varita entre los bolsillos pero su rostro palideceó en cuanto vio como ésta se le había caído y ahora danzaba de lado a lado entre los mosaicos del piso.
