"𝑵𝒂𝒓𝒏𝒊𝒂 𝒚 𝑯𝒐𝒈𝒘𝒂𝒓𝒕𝒔; 𝒅𝒐𝒔 𝒎𝒖𝒏𝒅𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆𝒏 𝒖𝒏 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒔𝒐𝒃𝒓𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒖𝒏 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐"
Hermione Granger es la bruja más brillante de su edad, acostumbrada a siempre...
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⚜𝑾𝒉𝒂𝒕 𝒊𝒇 𝒘𝒆 𝒓𝒆𝒘𝒓𝒊𝒕𝒆 𝒕𝒉𝒆 𝒔𝒕𝒂𝒓𝒔?⚜
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Pequeña aclaración: en este fic habrán varios paseos a Hogsmeade, esta es la primera visita en otoño, por lo que la entrega del mapa del merodeador y demás si aparecerán más adelante.
Tantas razones le había dado para alejarse de él, pero esas palabras eran la única razón que necesitaba para quedarse junto a él.
—Creí que tenía una razón para atacar cuando nunca ha sido así, creo que te reclamaba lo que tanto deseaba sucediera y viniese de mí—las lagrimas del rey era el reflejo de la honestidad con la que su espíritu redamaba esa última gota de amor que en vida le podría dar a la mujer que nunca pudo tan siquiera besar—. Quería tener la fuerza para decirte que estoy enamorado de ti.
—Y yo de ti...—habló Hermione con el corazón mientras una sonrisa brotaba en medio del mar de lágrimas—. Y aunque sea hasta este último momento voy a luchar por lo que siento por ti.
Ambos se abrazaron sabiendo que su tumba sería el cuerpo del otro.
El dragón se acercó hacia ellos, y cuando estaba a punto de lanzar su feroz garra contra de ellos fue que sucedió, justo cuando pensaron que ambos estaban al borde del precipicio...
La espada de cristal se tornó en metal.
Ambos se voltearon a ver con los ojos brillantes de esperanza y fuerza. La verdad de su corazón los había salvado.
Sin dudarlo, ambos tomaron la espada con fuerza, el dragón bajó su pecho y fauces hasta donde estaban ellos, momento justo para que tras un grito de guerra, la bruja de Hogwarts y el rey de Narnia clavaran hasta el mango la filosa y letal espada, dándole muerte al temible dragón.
Una monumental explosión sacudió el lugar para tornaron en blanco menos para la pareja de héroes. Primero fue el sentir del fuego y el de una soga rodeándole el cuello, el toque de dos manos separándose, una armadura destellante y una toga de terciopelo azul, dos mundos arder en fuego y el romperse de dos corazones...
Después el mundo volvería a iluminar sus ojos con el radiante sol.
—¡Hermione!. ¡Edmund!—la voz de Susan los atrajo de la muerte como el canto de un ángel guiándolos entre le inframundo.
—¡Abrieron los ojos!—exclamó Ron, señalándolos.
La luz del sol lo cegó pero sus ojos se llenaron de cristalinas gotas de vida cuando el rostro de sus tres hermanos se plasmó ante su mirada.
—¡Susan!. ¡Peter!. ¡Lucy!—exclamó Edmund mientras se levantaba del pasto para abrazarlos con desesperación.
—¡Chicos!—exclamó Hermione mientras la abrazaban sus amigos.
