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Nada más entrar colocó al bebé en la mesa más cercana y se dispuso a sacar un pañal de la bolsa.

Desgraciadamente Ryuzaki se volvió a despertar. Y claro, como tenía hambre pues estuvo llorando un buen rato.

- Cálmate, por favor... - Pidió el castaño quitándole la enorme camiseta de encima. Se quedó con un pañal en la mano delante del bebé - A ver, ¿cómo se pone esto?

Tras un par de intentos fallidos, Light fue capaz de ponerle un pañal con éxito. Ahora se sentía más cómodo llevando al bebé en brazos de ahí para allá. Claro que el peque seguía llorando, así que se apresuró en ir hasta la cocina, con las compras en su otra mano.

Una vez en la cocina y con el bebé despierto de nuevo, Light se apresuró a calentar el biberón. La temperatura debía ser ideal, por lo que había leído en internet.

Ryuzaki seguía llorando, el castaño nunca pensó que el detective pudiera causar tanto escándalo. Supuso que debía tener mucha hambre. Con ese pensamiento en mente, Light se apresuró y se sentó en un sofá de otra sala que había en el mismo piso.

Dejó que Ryuzaki se acomodara entre sus piernas, luego le colocó el biberón en la boca y dejó que fuera el pequeño el que empezara a chupar y a tragar. Con sus pequeñas manitas agarró el biberón.

Light suspiró y cerró los ojos unos segundos. Realmente estaba cansado y al día siguiente tendría que trabajar a las ocho de la mañana, como siempre. Se preguntaba cuándo volvería todo a la normalidad.

Ryuzaki parecía haberse tranquilizado para cuando se acabó el biberón. Light se quedó con los ojos cerrados, disfrutando de ese momento de tranquilidad.

Ya casi estaba dormido, pero entonces notó cómo le tiraban del pelo. Una y otra vez.

- Mmm... - Light abrió los ojos con pereza. El pequeño niño ahora tenía agarrados los mofletes del adolescente entre sus manos. Parecía entretenerse apretándolos y soltándolos.

Light abrió los ojos de la impresión cuando vio al pequeño reír. Se sentó rigidamente en el sofá y le abrió la boca cuidadosamente con un dedo.

No había visto mal, ahora tenía dientes. Y juraría que estaba más grande que hacía un rato. Incluso, su pelo estaba más largo. Ya no parecía un bebé recién nacido, ni siquiera uno de unos meses. Aparentaba tener por lo menos un año.

Light se levantó y sujetó al bebé por los hombros. El pequeño le sonrió mostrando sus dientes. El castaño fue a sentarse en alguna silla, alrededor de la mesa que había ahí.

Dejó al pelinegro en su regazo mientras él pensaba, con un brazo alrededor del pequeño. Que él supiera, no era normal que en apenas unas horas los bebés crecieran tanto.

Miró su reloj de muñeca, ya eran las dos de la madrugada pasadas. El castaño se frotó los ojos. En dos horas había crecido lo mismo que en un año, aproximadamente. Eso seguramente quería decir que seguiría creciendo hasta que volviera a su edad normal.

Aunque no tenía mucho sentido, pero ¿realmente algo de eso lo tenía?

No tenía sentido perder el tiempo intentando descubrir el acontecimiento que los llevó a esa situación, porque estaba claro que había sido algo que estaba fuera de su comprensión.

Bueno, solo tendría que cuidar de Ryuzaki hasta que volviera a su edad actual.

Espera. ¿Cuántos años tiene?

Light se maldijo porque estaba claro que la única persona que sabía la respuesta a parte del propio Ryuzaki no estaba ahí.

Al menos ahora sabía que esa situación no era algo permanente.

48 horas - LawlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora