No dejaré que nadie te lastime

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Parte: III/III
Alerta: No tiene nada que ver con la serie "Madre".
Nota: Largo.
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La chica despertó al día siguiente, viendo que a su lado había una pequeña nota de su novio, diciendo que volvía cuando se pusiera el Sol; ella sonrió y se levantó para darse un baño y olvidarse un poco de todo lo que malo que había pasado los últimos dos días. Al terminar y ponerse un atuendo casual bajó a la cocina con las esperanzas de no ver a su madre, su suerte estaba de su lado al no encontrarla, pero no del todo ya que había una nota en el refrigerador de la cocina, diciendo su pesadilla del momento; tenía que arreglarse para la cena porque recibirían al novio de su madre para comer todos juntos, simplemente perfecto.

Trató de hacer todo lo posible en el día para olvidar ese amargo sabor que le daba el solo pensar que debía soportar una cena con esas dos personas, su madre no tenía opción, siempre sería su madre, pero su novio... Ella no estaba obligada a cenar con él y mucho menos prepararse solo por él, menos con el trato que su madre le había hecho días atrás.

Dadas las 5 de la tarde, su madre arribó a la casa, tan agitada y ocupada que apenas la vió y siguió su camino a la cocina para empezar a preparar la cena que comerían cuando el invitado especial viniera.

"Ni siquiera en mis cumpleaños se digna a cocinar", pensó la chica.

-Madre, no quiero cenar contigo y tu novio.

Dijo seria viéndola en la entrada de la cocina, la nombrada ni siquiera volteó a verla más de dos segundos.

-Lo vas a hacer quieras o no, y ve a prepararte, ponte un vestido o algo decente que en una hora va a llegar a cenar con nosotros.

Bufó rodando los ojos y subió las escaleras a su habitación. Bien, trataría al novio de su madre, pero si se empieza a poner en contra suya como su madre, se iba a largar a su cuarto sea eso educado o no, ahora le importaba menos.

Eran las 6 de la tarde pasadas cuando la chica se ponía unos pequeños aretes de oro que su abuela le había regalado de pequeña, frente al espejo, cuando sintió una presencia detrás de ella.

-Wow, ¿te arreglaste para recibirme así?

Bromeó entrando por la ventana, la chica volteó sonriendo y se acercó a abrazar al albino fuertemente siendo correspondida al instante.

-Créeme que no quiero estar vestida así ahora mismo, extraño mi pijama.

-¿Por qué estás tan arreglada? ¿Vas a salir?

Se separó un poco y acarició las mejillas de su novia suavemente, la chica suspiró profundamente.

-Mi madre quiere que conozca a su novio hoy en una cena, está abajo como loca cocinando para cuando venga él.

El albino frunció el ceño y negó suspirando.

-Sé que no quieres hacer esto, pero podríamos huir ahora al Polo...

La chica negó sonriendo y le dió un beso corto en sus labios.

-Aprecio el detalle Jack, pero en algún punto deberé conocerlo y prefiero que sea pronto para así ignorarlo después.

El nombrado le dió una mirada apenado y acarició sus mejillas tiernamente.

-Sabes que estaré aquí arriba por si me necesitas para congelar su trasero de viejo, te estaré esperando.

Rieron ambos y asintió a su novio sonriendo.

-Lo sé, tiene sus ventajas ser novia del espiritu del invierno.

Imaginas Jack FrostWhere stories live. Discover now