Capítulo 36

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Nervios a flor de piel

Jueves, 8 de mayo.

Un cubre bocas y una capucha cubrían todo su rostro mientras caminaba a pasos rápidos con Hendery a un lado de él. Conocían de memoria ese camino incluso si no era Seúl, las bodegas a la orillas de la costa en Busan era un lugar clave para ellos.

Habían estado tantas veces allí que ya habían perdido la cuenta, pero de alguna manera esta vez se sentía diferente, el ambiente estaba tenso y cuando recibió la llamada esa tarde para hacer una entrega se sintió tan extraño. Todo el tiempo que llevaba trabajando jamás se había sentido así de desorbitado. Era como si algo le estuvieran escondiendo y no era el único que sospechaba, Hendery también lo hacía, por eso cuando salió de casa besó la frente de Jungwoo mientras él dormía y también besó la mejilla de su hija, segundos después salió de casa y ahora se encontraba en Busan, sintiéndose aterrado.

—Todo está oscuro —Hendery siseó, su mano firme en la pistola que horas antes le habían otorgado como cada vez que salían a hacer alguna entrega. El menor siempre fue firme en su postura de jamás disparar, y todavía pensaba de esa manera, nunca tomaría un arma y dispararía, solo trataba de mostrarse intimidante a quien sea que lo estuviera acechando. —¿Nos tenían que mandar a nosotros justo a ser la carnada?

—No somos ni carnada ni nada —Yukhei rodó los ojos. Desde antes él había preferido enviarle un mensaje a Jaebum para informarle lo raro que estaba siendo todo y el mayor le dijo que pronto estaría allí y llevaría a algunas personas para poder cuidarlos. Incluso si Jaebum no era el jefe, él tenía voz autoritaria dentro de su grupo, entonces varios obedecían a lo que él decía. —¿El jefe dijo con quién debíamos dejar los paquetes?

—Alguien que se llama Jensen o algo así... —Hendery se encogió de hombros. —No tengo ni la más puta idea, Lucas, pero ya me quiero ir de aquí.

Pero justo en el momento que soltó esas palabras las luces se encendieron, revelando a varios hombres rodeandolos y aputandolos con sus armas. Sus cuerpos de inmediato se pusieron en alerta, tomando sus propias armas, pero sin apretar el gatillo, aunque sabían perfectamente que si daban un paso en falso, sus cabezas volarían. Tampoco estaban lo suficientes seguros de utilizar una pistola.

—¿Qué mierda es esto? —Yukhei fue el primero que habló, fuerte y claro aparentando valentía, aunque la verdad era que estaba a punto de orinarse en sus pantalones. Casi podía oír los lloriqueos de Hendery a su lado y aunque le hubiera gustado abrazarlo o darle un poco de apoyo, no podía. Estaban en una situación difícil que no tenían ni puta idea de qué se trataba. Solo quería escapar de ahí y esconderse, aunque no era una mala idea que una bala lo atravesara porque así terminaría con todo el sufrimiento que sentía en esos momentos por haber tomado una mala decisión.

Negó con la cabeza de inmediato alejando esos malos pensamientos, no podía dejar a Jungwoo y Sunbyul, ellos eran su familia y debía cuidarlos.

—Dime donde se encuentra su jefe y los dejaremos ir con vida —habló un hombre, quien al parecer tenía el mando de todos los hombres que les apuntaban con la pistola.

—¿Uh? —Hendery habló, mirando a su alrededor rogando y rezando internamente de que algún milagro apareciera y los dejara salir vivos y sin ninguna herida, aunque podía jurar que eso era casi imposible. En su mente pidió perdón por todos sus pecados cometidos mirando hacia el cielo, incluso si no era alguien creyente. Su rostro de inmediato se puso serio cuando un par de hombres comenzaron a avanzar hacia ellos. Yukhei y Hendery se apegaron más, espalda con espalda mirando con detenimiento a su alrededor. —¿El señor Sungcha? —preguntó confundido.

Caótico ↬ Johnten ; Norenmin ; Luwoo [NCT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora