Caótico ↬ Johnten ; Norenmin ; Luwoo [NCT]

Capítulo 52

Sangre del alma

Miércoles, 18 de junio.

Era casi medio día y Renjun acababa de abrir los ojos, desconociendo el lugar donde estaba por unos momentos y sintiéndose desorientado por varios segundos.

No fue hasta que vio a Chenle en el sofá que estaba a su costado, totalmente dormido a pesar de lo incómodo que podía verse. Fue allí que Renjun pudo recordar la madrugada donde se sentía desorientado sin saber que rumbo tomar ni a qué lugar ir, entonces su única opción se convirtió en Chenle porque definitivamente no iría corriendo hacia Jaeno o Jaemin después de haberlo lastimado tanto. Su amigo no dudó en levantarse en la madrugada e ir a buscarlo al aeropuerto a las 3 a.m. y cuando llegaron lo primero que hizo Renjun fue largarse a llorar en los brazos de Chenle, repitiéndole una y otra vez cual era el problema de Jaeno y Jaemin y porqué parecían odiarse mucho si antes se amaban tanto. No fue sino hasta las 6 a.m. cuando al fin pudo cerrar los ojos para dormir mientras sentía que Chenle sentado a su lado le secaba las lágrimas que seguían cayendo por su rostro.

De solo pensar en lo que estaba por hacer, hacía que su corazón se rompiera en mil pedazos y mientras le enviaba un mensaje a Jaeno y Jaemin citándolos en casa de Chenle, nuevamente las lágrimas comenzaron a caer por su rostro y sus sollozos lograron despertar al chino, quien abrió sus ojos de inmediato y corrió a abrazarlo.

—Ya —musitó, acariciando sus cabellos mientras Renjun se aferraba fuertemente a él, casi como si estuviera muriendo por asfixia y quisiera que alguien lo salvara. —Ya va a pasar, Renjunnie. Sé que es difícil y si tienes que llorar durante días, entonces yo estaré aquí secando tus lágrimas y limpiando tus mocos.

Renjun apretó más al menor a su cuerpo, abrazandolo fuertemente e indirectamente pidiéndole que no lo abandonara porque sentía que ya nadie estaba junto a él.

—¿Estás seguro de tu decisión? —preguntó Chenle, tomando entre sus manos el rostro de Renjun y mirándolo directamente, aunque el mayor no podía verlo a través de sus lágrimas. —¿Estás seguro que es lo mejor para ti? ¿Es lo que quieres? —un fuerte sollozo se escuchó y Renjun asintió con la cabeza. Le dolía el corazón y no sabía cuándo se sentiría mejor, pero sin duda era la mejor decisión porque él no estaba dispuesto a seguir viviendo en agonía. —Está bien, de acuerdo... —susurró Chenle, cerrando los ojos fuertemente porque ver a su amigo de esa manera le rompía también el corazón. —De acuerdo... yo te apoyaré en todo lo que decidas, Injunnie. Estaré aquí para ti y te sostendré cuando sientas que te estás cayendo.

—Renjun —Jaeno jadeó cuando lo vio parado frente a él, sus ojos hinchados y rojos. Quiso correr hacia su amado, sin embargo, se detuvo cuando el chino dio un paso hacia atrás, negando con la cabeza. Jaeno de inmediato supo que algo andaba mal y cuando escuchó el auto de Jaemin estacionándose frente a la gran casa, sentía que todo comenzaba a derrumbarse.