Capítulo 5

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"No entres dócil en esa buena noche, la madurez debería arder y sentir ira al finalizar el día; ira, ira contra la muerte de la luz". Dylan Thomas.

Pasó toda la semana y no volví a encontrarme a ese chico con aura misteriosa, todo de él decía huye Raven, te meterás en problemas por él

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Pasó toda la semana y no volví a encontrarme a ese chico con aura misteriosa, todo de él decía huye Raven, te meterás en problemas por él. Hoy era sábado y tenía que salir, me aburro muy rápido, no me motivaba nada, en la universidad era la misma rutina, levantarme, ir a clases y regresar.

Bajé a desayunar y Neferet se encontraba en la cocina, Maat se fue a un viaje de negocios. Los domingos la casa se encontraba sola, Neferet y Jeff descansaban, así que me quedaría sola.

-Que bueno que bajaste Raven, ve a sentarte, en un momento te llevo el desayuno- dijo ella sonriéndome amablemente.

¿Qué hago? Mis labios se curvearon en una sonrisa falsa, fui a sentarme y ella me llevó el desayuno, la comida era lo que me hacía sentir llena, para mí ese era mi único sentimiento, ¿raro no?

Desayuné en silencio y terminando, subí a mi habitación con la duda de... ¿Qué haré ahora? ¿a dónde voy? lo averiguaré pronto, me metí al baño a darme una ducha, salí con una toalla enredada en mi cuerpo, busqué en mi armario algo de ropa, tomé una blusa manga larga negra, un abrigo del mismo color, jeans alto y unos tenis blancos. Tenía que comprar más ropa, todo mi guardarropa era oscura. Me cepillé mi largo y enredado cabello.

- ¡Joven Raven! - me gritó Neferet detrás de mi puerta.

Le abrí y ella se encontraba junto a Jeff sujetando varias bolsas.

-Se me olvidó avisarte que tu tía mandó a comprar esto para ti- dijo, entrando a mi cuarto.

Jeff y ella dejaron las bolsas en mi cama. Hay algo raro en cómo se observan esos dos, ¿por qué la mira con... devoción? ¿Son algo?

-Bueno... nosotros ya nos iremos niña, te dejé comida para hoy y mañana, solo baja a buscarlo en la cocina- sonrió saliendo por la puerta.

-Gracias- agradecí sonriendo amablemente y ellos abrieron sus ojos sorprendidos.

Casi nunca muestro mi sonrisa sincera, el doctor me enseñó cómo mostrarla, para que las personas se sintieran cómodas, supongo que debieron de sorprenderse.

-Bueno señorita Raven, nos vemos el lunes- se despidió Jeff saliendo del cuarto.

-Adiós.

Di media vuelta y comencé a acomodar la ropa, la persona que hizo las compras, escogió bien, eran de mi estilo, terminé después de una hora, era demasiada ropa, tenis, sandalias y maquillaje de diferentes marcas. Me miré en el espejo y se reflejaba una mujer demacrada, me dio por maquillarme, así que lo hice, tapé mis ojeras con un corrector, maquillaje, polvo, un poco de rímel y pinté mis labios. Frente al espejo, se miraba una mujer diferente.

Que contradictoria eres Ellery hace unos días dijiste que el maquillarse era una pérdida de tiempo y veme aquí.

Ya eran las siete de la noche, antes de salir tomé un poco de dinero. Me subí a un autobús, no sabía a dónde me dirigía, al bajarme caminé durante algunas horas, no había nada interesante, solo personas caminando, parejas... ¿Qué se sentirá poder expresar tus emociones y sentimientos? Antes no tenía esas preguntas, pero no sé porque hoy sí. Nada me llamaba la atención pero me detuve al ver el gran letrero de un bar Paradise, sin dudar entre y ya había muchas personas, algunas bebiendo, otras bailando y otras follando con ropa, agh... odio el olor a sudor, me fui directo a la barra y pedí una bebida.

- ¿Qué hace una mujer tan hermosa sola? - me preguntó una voz desconocida. Podía sentir su respiración muy cerca de mi oído.

Me di la vuelta y lo miré, era un hombre, ¿Y este qué quiere? Cuando estaba internada, escuchaba como las mujeres hablaban sobre cómo los hombres ligaban a las mujeres, no me interesaba y tampoco me llamaba la atención el besar, tener sexo, o estar enamorada.

- ¿No hablas hermosa? - insistió.

¿Y si lo golpeo? ¿me dejará de molestar? Levanté mi puño en dirección a su rostro, no... el doctor dijo que eso estaba mal, apreté mi puño y bajé el brazo.

- ¿Quieres ir a un motel conmigo muñeca?

¿Muñeca? ¿cómo de esas que usaban las niñas en la clínica? Yo nunca tuve una, pero yo no soy una muñeca. Me levanté de la silla y caminé ignorándolo por completo. Fui al baño y en una de las puertas se escuchaban gemidos, ¿no saben que los baños están llenos de millones de bacterias? Malditos ignorantes. Me lavé las manos y salí, en eso vi como cinco hombres con máscaras y vestidos de negro entraban armados. ¿Qué hacen aquí?

- ¡AAHHHHH! - la gente gritaba atemorizada.

Todos corrían desesperados, eso es bueno, se les quitó lo ebrios, supongo. Yo me quedé en mi lugar en silencio, analizando... no puedo salir por la entrada, ¿Atrás? Giré mi rostro a la puerta, tampoco puedo salir por ese lugar, ¿las ventanas? No... la gente no me dejaría llegar hasta la ventana, entonces, ¿morir por un disparo? Me daba igual no siento miedo por morir.

- ¡Si alguno de ustedes se mueve, les vamos a disparar! Piensen muy bien lo que harán- sentenció uno de ellos.

La gente se puso más nerviosa, las mujeres sollozaban con pánico, ¿Tengo que llorar yo? ¿pero...cómo? Nunca he llorado, a menos que sea por alergia. Dos de ellos caminaban y exigían a las personas que se hincaran, un hombre no lo hizo, se les quedó mirando con rabia.

-No lo haré, ¿Qué son ustedes? - ladró con rabia apretando su mandíbula.

Uno de los hombres de negro se burló y tomó su arma.

-Primer error, desobedeciste amigo- dijo con voz fría.

Y le disparó en la cabeza, ¿Qué mierda? De nuevo se escucharon gritos de terror.

-Si no obedecen como su amigo, les pasará lo mismo, no tengo paciencia. ¡Ahora quiero que se hinquen y levanten sus rostros! - advirtió de una manera que estoy segura que me erizaron la piel, no por miedo sino porque había algo en él que me atraía.

Y todos lo hicieron, ¿Lo hago o no lo hago? Él... se acercó a mi lugar.

-Tienes que hincarte, ahora- demandó.

Lo observé... sin embargo, no podía ver su rostro porque la máscara lo ocultaba, pero podía ver sus ojos entre azul y gris. Di dos pasos quedando lo suficientemente cercas y pegué mi rostro al de él. Hice un movimiento rápido y le quité su arma.

- ¿Qué me harán? - ronroneé con una sonrisa maliciosa tomando el arma.

Él me miró, cómo si...

- ¡Dame la jodida arma o te daremos un tiro... No, ¡mejor cuatro tiros en la cabeza! - ladró uno de los hombres de negro, eso hizo que se pusieran alerta los demás y ahora los tres venían corriendo a mi dirección.

Se pusieron enfrente de mí, ¿Creen que me van a asustar con eso?

Mátalos Raven, mátalos.

-Y según ustedes, ¿Me van a disparar? ¿es todo? - susurré retándolos.

-Morirás por hacerte la valiente- gruñó otro de ellos.

Mmmh... ¿Valiente? Ellos son más estúpidos que yo.

- ¿Saben? Lo que piensan hacer, es dispararme y solo eso, muy bien... yo también lo puedo hacer- espeto, mirándolos con indiferencia.

Todos los ojos estaban puestos en mí. Por fin... algo de acción en mi patética vida.

-Somos cinco contra una mujer insignificante.

-Tienes razón, aunque lo que piensan hacer es muy aburrido, ¿Qué tal si me disparo yo misma? ¿suena mas divertido no crees? - sugerí con voz fría.

Tomé el arma y de inmediato los cuatro me apuntaron, pero uno de ellos me miraba en silencio.

Cargué el arma sonriendo maliciosamente y me disparé...

DRACWhere stories live. Discover now