5: Bienvenida a Hogwarts, donde la magia ocurre

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Mi padre se quedó boquiabierto, estupefacto por completo.

Levi y yo soltamos un par de risitas de complicidad esperando el rapapolvo.

—Señor, puedo explicarlo —balbució Hassan, estirando sus manos hacia Caldwell. A ver cómo salía de ésa.

—Hassan, ¿podemos hablar en privado? —masculló mi padre entre dientes.

Hassan se pasó la mano por el cabello y suspiró. Mi padre y él se apartaron unos cuantos pasos para poder hablar en privado. Hablaban en voz baja; mi padre con los ojos retorcidos y el pie inquieto, mientras que Hassan no paraba de dar explicaciones, lo supe por la forma en que movía las manos, y que a veces señalaba en mi dirección.

Creí estar a punto de ganar, hasta que vi a mi padre sonriendo y asintiendo, y luego el suspiro aliviado de Hassan, lo que me mostró que la prueba de que el tal Hassan Stone era un calentón no había funcionado. A Mew, como era de esperarse, no le interesaba que su hija estuviera siendo acosada, sino nada más deshacerse de ella para limpiar su nombre en la sociedad en la que vivían él y mi madre. Aquella maldita imagen era su hija, su mujer, su marido y su dios.

Sentí que me ardían los ojos de la furia de nuevo. Vaya momento para explotar. Había hecho muchas locuras en mi vida, pero nunca estuve tan convencida de que haría hasta lo último con tal de no ir a ese internado. La puta edad me ataba a los socialités que se hacían llamar mis padres. Qué mierda de vida. ¿Para qué necesitaba ropa, zapatos y una habitación de lujo? Podía vivir desnuda y bajo un puente si alguien me ofrecía hacer un cambio de padres. Los que tenía no me interesaban en el puesto de mandamás.

—Corre hasta que te sangren los pies —le susurré a Levi, y me tiré al suelo fingiéndome desmayada. Los pies me rebotaron un par de veces antes de que la gente se diera cuenta de que estaba en el suelo.

—¡Blake! —chilló mi padre, lanzándose al suelo para atenderme.

Todos los grandullones se acercaron a auxiliarme, mientras Levi corría a toda velocidad lejos de nosotros. Solo escuché sus pasos, pues mis ojos permanecieron cerrados.

—¡Está huyendo! —gritó un grandullón.

Mierda.

—¡Me muero! —grité, vibrando en el suelo. Había visto un episodio de epilepsia otorgado por Ben, el chico de las gafas empañadas de primer año. Algunos a su alrededor se habían puesto a bailar creyendo que estaba haciendo un paso de break-dance.

—¡Farsas! —renegó Hassan.

«Muérete», mascullé en mis adentros.

—¡Levi, no huyas! —grité, estirando mi mano hacia la dirección donde Levi había desaparecido. Produje un dramático jadeo y abrí los ojos lo más que pude.

—¡¿Qué demonios es esto?! —dijo mi padre con un suspiro—. ¡Id a por ella!

Sentí que unos brazos me cogían del suelo y me levantaban. Por los pelos de los brazos me di cuenta que se trataba de Mew. Hassan ya no estaba, ni los grandullones; se habían ido tras Levi.

Doblé mis rodillas un par de veces para fingir debilidad. Me sorprendía que mi padre me creyera.

—Necesito ir al baño —lloriqueé.

—Te acompaño —se apresuró a decir él—. ¿Puedes entrar sola? —me preguntó en la puerta.

—Lo intentaré.

Mew puso los ojos en blanco. Estaba harto, fastidiado e impaciente. Ardía por dentro de ganas de verme encerrada en un avión. Me escoltó hasta el baño, y se quedó parado en la puerta como una piedra.

1. NIÑA MAL: Hecha en Las Vegas (Abi Lí) [TERMINADA]Kde žijí příběhy. Začni objevovat