6: La cutre habitación, del cutre internado

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Me eché andar detrás del aparentemente molesto Hassan. Me guió a través de las enormes escaleras, pasillos y calabozos. Bien, calabozos no, pero no le faltaba mucho. Todo era muy refinado, anticuado e inglés. Me sentía atrapada en el siglo XV, lo cual me asqueó por completo. Aquello no tenía ni una sola semejanza con mi amada Las Vegas. Prometía ser un infierno total, tal y como lo supuse. Pero las cosas aún no estaban perdidas, no si estaba yo para darle un giro al asunto, solo me hacía falta saber cómo.

Después de un trillón de vueltas, nos detuvimos frente a una puerta tan antigua como el resto del edificio.

Hassan me obsequió una mirada matadora. Yo le expandí una sonrisa.

-Te lo advierto -me amenazó, apuntándome con su dedo acusador.

Me eché hacia atrás con las manos en alto, pero él parecía no dar tregua a su sentencia.

Entramos en una oficina a juego con el resto del lugar. Libros, un escritorio, varias lámparas antiguas y la misma alfombra del pasillo. La directora estaba ahí, hojeando varios documentos detrás del escritorio. Alzó la vista al escucharnos y se despojó de sus gafas al verme. Las colocó a un lado del escritorio y, echándose hacia atrás, me indicó con la mano que me acercara.

-Retírate -le ordenó a su hijo; él asintió con la cabeza y salió de la habitación-. Acércate, Blake -me pidió al ver que no me movía. La verdad, lo dijo en el mismo tono con que le ordenó a Hassan que se marchara, pero admitir que me dio una orden va en contra de mis principios.

Solté un suspiro y me acerqué al par de sillas que estaban frente a ella. La directora me señaló la silla que estaba a la izquierda, pero yo me senté en la de la derecha, con el simple fin de contradecirla. Ella se dio cuenta de ello y aspiró aire. Qué poca paciencia tenía para ser la persona que llevaba un centro de rehabilitación social.

-Bienvenida al Internado Femenil Stone, Blake. Tenemos más de cien años en funcionamiento. Mi abuelo lo fundó cuando su décimo cuarta hija cumplió los trece años. Todo empezó muy familiar, y por eso pretendemos continuar así -me comentó.

-¿Por eso tiene al crío de su hijo como guardia, para ahorrarse unos centavitos?

La mujer esbozó una sonrisa, cosa que me pareció extraña. Estaba en la primera fase del síndrome.

-Intento fomentar el sentido de responsabilidad desde una edad temprana.

-Es una buena evasiva -reconocí-. Me imagino que ya la tenía preparada por si le acusan de explotación infantil.

Esta vez no rió.

-¿Cómo te ves a ti misma, Blake? -inquirió al cabo de un minuto. Parecía interesada. Por supuesto, los miles que Mew debió dar como adelanto estaban sentados frente a ella, ¿cómo no iba a ponerles atención?

-¿En qué aspecto?

-¿Cuándo piensas en ti misma, qué es lo que viene a tu mente?

-Veo sudor y otros fluidos -asentí, sonriente.

Ella no se inmutó.

-¿Cómo te ves en diez años? -intentó por otro lado.

-En una taberna de mala muerte limpiando vómito de borracho-dije, asintiendo de nuevo.

-Blake, te pido que tomes esto en serio. -¿Intentaba razonar conmigo? Se había quedado estancada en la primera etapa.

-Estoy cansada, fueron ocho horas de sexo candente con Hassan. -Suspiré.

-¡Basta! -Se levantó de repente-. ¡No te permito que irrespetes de esamanera mi presencia!

Me crucé de piernas, sonriendo, y empecé a limpiar mis uñas.

1. NIÑA MAL: Hecha en Las Vegas (Abi Lí) [TERMINADA]Where stories live. Discover now