13: ¡Saluda a la cámara escondida!

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-¿Blake? ¡Blake! ¡BLAKE! -Mi nombre empezó como un susurro hasta que se convirtió en gritos, desprendido desde la garganta de Hassan.

Abrí los ojos de golpe y miré su rostro espantado sobre el mío. Me revolví y me estiré, soltando un bostezo. Tenía los labios ácidos por... Oh. Oh, sí.

-¡Blake! -Sentí las manos de Hassan apretándome los hombros y sacudiéndome hacia atrás y adelante una y otra vez hasta que todo rastro de somnolencia salió disparado de mi rostro.

-¿Qué ocurre? -pregunté, apartando sus brazos con fuerza.

Hassan estaba de pie a mi lado.

-¿Qué... Pasó... Aquí? -masculló, señalando hacia el suelo.

Me senté en la cama y la colcha que me cubría se escurrió, dejando en evidencia mi desnudez. Me froté los ojos y solté otro bostezo, solo por si acaso.

-Ay, Dios. -Hassan me dio la espalda y se tapó la boca con la mano.

Me reí al ver las botellas vacías tiradas en la alfombra. Todo apestaba a alcohol. Miré la ventana y vi que el cielo estaba oscuro todavía. No había amanecido. No tenía ni idea de que Hassan -para agregar a la lista de razones de por qué su vida era desgraciada- se despertaba a horas tan inhábiles para hacer quién sabe qué. Quizá lo del yoga...

-Sí. -Me reí-. Estuvo bastante bien.

-¡¿Qué estuvo bastante bien?! Cúbrete, por favor -me pidió Hassan, regresando la vista hacia mí con el rostro perturbado-. ¿De dónde conseguiste las botellas?

-¿Yo? -Puse una mano en mi pecho desnudo-. Tú fuiste quien las trajo.

-Habla. Ahora. ¿Qué pasó? -Parecía furioso, aunque también nervioso. No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que me miraba de reojo. Tal vez estaba cabreado hasta el amanecer, pero las imágenes de mis pezones iban a quedar grabadas en su mente para más tarde.

-¿No te acuerdas? ¡Oh, no! ¿Cómo te vas a acordar? -Me reí, echándome hacia atrás sobre la almohada-. Hassan, te tomaste la píldora de la verdad, ahora lo sé todo.

-¿Qué? ¿De qué me estás hablando? -Su voz sonó aguda.

Me quedé mirando hacia el techo, hasta que sentí las manos de Hassan sacudiéndome con fuerza otra vez. Le lancé una patada al estómago que lo dejó sin aire y que lo apartó de mí.

-¡Contéstame! -me ordenó cuando recuperó el aliento-. ¡Blake! -insistió.

Puse los ojos en blanco y solté un resoplo. Me tomé una gran cantidad de segundos para responder; eran momentos que le destrozaban el cerebro.

-Te cuento... -Me senté y me recosté en el respaldo de la cama-. ¿Recuerdas la noche de la fiesta en el internado? Conseguí un poco de Depurador que había mantenido guardado en mi sostén todo este tiempo. ¿Recuerdas la leche que bebiste ayer? Tenía toda una pastilla diluida.

El entrecejo de Hassan se frunció.

-¿Qué es eso? Depurador. ¿Qué es?

Hice el esfuerzo de una sonrisa y me crucé de brazos. Si no me tapaba un poco el chico no iba a concentrarse lo suficiente para entenderme, o escuchar, o cualquier cosa que necesitara un mínimo de cerebro.

-Verás, hay gente como yo, ya sabes, con la consciencia llena de mierda. El Depurador nos ayuda a liberarnos de todo eso, purificándonos el alma, compartiendo nuestros pecados con los demás, y siendo mejores. -Me reí de nuevo; no podía disfrutarlo más-. Es una pastillita hermosa que tarda doce horas en hacer efecto. Los suicidas de Nueva York la utilizan para despedirse; ya sabes, escriben una carta y pedorradas como ésas. Basta un poquito para que funcione, por lo que fue muy fácil hacerte hablar anoche.

1. NIÑA MAL: Hecha en Las Vegas (Abi Lí) [TERMINADA]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin