17: Descontrol y desenfreno

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Esa noche llegó mi padre. Seguro estaba de viaje en un país europeo, porque llegó muy rápido. Estuvo hablando con la directora durante largo rato mientras yo esperaba con Hassan en la puerta. No hablamos nada, solo permanecimos besándonos en el suelo cuando empezamos a aburrirnos. Podía sentir su corazón palpitando a toda velocidad bajo su camiseta. Aún le inquietaba la idea de contradecir a su madre, pero parecía, de alguna manera, que lo había hechizado. Fue como si darle un poco de carne fresca lo hubiese enloquecido. Como si de verdad estuviera en un trance en que solo yo podía controlarlo. ¿Acaso no era encantador?

Nos apartamos cuando escuchamos unos pasos acercándose. Hassan se limpió los contornos de la boca, y esperamos.

Mi padre apareció del otro lado de la puerta con los ojos combustionados en sangre y los puños apretados. No me dejaron despedirme de nadie cuando un par de grandullones tiraron de mí hacia las escaleras. Hassan se quedó ahí, mirándome. Le lancé una última mirada de advertencia, recordándole nuestro plan. Él agachó la cabeza y entró en la oficina de su madre.

Abajo estaba lleno de internas que me miraban como un fenómeno del circo. Podía escuchar sus preguntas y comentarios en murmullos. Era como «¿Fue expulsada?» «¿Está embarazada?» «¿Asesinó a alguien en Londres?». No hallaba la manera de decirles que yo no mataba gente.

Cuando salí, mi padre me lanzó en la parte trasera de un coche, y me apretó contra dos tipos de seguridad que me miraban amenazantes. Lo último que vi de aquel internado fueron los barrotes altos de la entrada, y luego las luces perdiéndose entre los árboles. Adiós, cutre internado, dije en mis adentros con una sonrisa. Solté un suspiro y me giré hacia el frente. Mi padre me miraba furioso a través del retrovisor. Me lamí los labios en respuesta.

Viajamos en primera clase la mañana siguiente. Él no me dedicó ni una sola palabra, y tampoco es que yo la necesitara. Me puse los auriculares durante el viaje y vi un par de películas. Mi frase favorita de todo el vuelo fue «Damas y caballeros, hemos aterrizado. Bienvenidos a la Ciudad de Las Vegas.»

Un coche nos llevó a casa desde el aeropuerto. Estaba atardeciendo, y las luces empezaban a chillar adormecidas en la enorme ciudad, como si se estuvieran despertando para disfrutar de una larga y pecadora noche. Respiré profundamente, sintiendo un espasmo que me recorrió todo el cuerpo. Tantos días de sufrimiento, tanto drama durante las últimas semanas para esto. Las Vegas era tan hermosa como la recordaba. Parecía brillar más que nunca, como si se diera cuenta de que su más fiel hija estaba llegando. Oh, gran ciudad de mi corazón, recé en mis adentros con los ojos cerrados. Los abrí rápidamente, temerosa de que desapareciera en un pestañeo. Pero no. Ahí estaba, y ahí se iba a quedar, igual que yo. Éramos la una para la otra, y nunca nadie más iba a volver a separarnos.

Cuando llegamos a casa, me bajé del coche y me eché a correr dentro de la mansión. Me lancé sobre el suelo de cristal del recibidor y empecé a rodar como un barril lleno de monos, riendo y gozando.

-Vete si quieres. Piérdete -me dijo mi padre, de pie al lado de mi cabeza-. Emborráchate hasta morir intoxicada. Solo desaparece de mi vista. -Su voz se quebró, y salió huyendo.

-Nunca creí llegar a decir esto, pero voy a obedecerte, padre. -Me eché a reír y me levanté. Corrí hacia el estéreo de la cocina, el que inundaba toda la casa de música, y dejé que una canción estallara en las bocinas. Me puse a bailar por toda la casa, pateando todo lo que encontraba a mi paso. Vi a las mujeres de la limpieza maldecirme y mirarme desde lejos, pero las ignoré por completo.

Más tarde, subí las escaleras y me preparé para salir, aún con la música a todo volumen. Mientras bajaba las escaleras con mi vestido corto y mis tacones de aguja de veinte centímetros, una de las criadas apareció.

1. NIÑA MAL: Hecha en Las Vegas (Abi Lí) [TERMINADA]Where stories live. Discover now