Soy Kira Hall, si la hermana pequeña de Bryce Hall el idiota rompe corazones, que gracias al descarado de mi ex novio y mi supuesta mejor amiga termine viviendo en la casa de mi hermano con sus amigos.
La cual se enamoro de su amigo Quinton...
#38-t...
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Despierto por un cálido rayo de sol que llega en mi rostro, mis ojos duelen demasiado por pasarme el día de ayer y un poco de la noche llorando, no lloro muy seguido pero esta vez era inevitable que no sucediera.
— Buenos días.— Mis oídos escuchar esa voz ronca que conozco a la perfección sacándome una leve sonrisa.
Abrazo a mi hermano lo más fuerte que puedo y me dejo llorar como si no hubiera un mañana, es demasiado doloroso todo lo que ha sucedido y lo necesito demasiado a mi lado. Mi hermano siempre será mi lugar seguro y reconfortante después de un mal día como lo solía ser de pequeños.
— Tranquila mi princesa, debes botar todo y respirar.— Da caricias a mi cabeza para intentar reconfortarme, sin llevar la cuenta mis ganas de llorar se calma y vuelve a hablar con su tono dulce.— Dime pequeña, ¿Que sucedió?
Para alivianar mi estado de humor, me concentro en preguntarme, ¿En qué momento mi gruñón hermano mayor se volvió calmado y un ser de luz? Porque estaba preparada para recibir sus advertencias llenas de burlas y bromas de mal gusto, en cambio recibí amor sin ninguna broma de por medio. ¿Habrán enamorado a mi hermano? ¿O solo seguiré soñando? Sin darme cuenta escuchar su voz me vuelve a la realidad.
— ¿Sigues ahí pequeña?.— Mueve su mano en mi rostro para poder reaccionar y asiento con mi cabeza.— Bueno, puedes tomar un baño, aquí tienes ropa limpia y bajas a comer algo. Los chicos están feliz de tenerte aquí, así que no los hagas esperar y apresúrate, pequeña.
Se despide dejando un dulce beso en mi frente y me animo a tomar una ducha con agua tibia. Para vestirme veo que dejo uno de sus buzos grises, me quedará gigante pero sentir su aroma me tranquiliza y ignoro cualquier incomodidad.
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Entro a la cocina y tengo una vista de todos los chicos desayunando como unos animales en una selva, tuve que agacharme para que esa pelota de comida no me cayera en la cara. Pero sin importarme aquello una sonrisa se escapa de mis labios al sentir que nuevamente estoy con mi familia, lo que menos quería era estar cerca de hombres mentirosos y mujeriegos pero ellos son los chicos, son lo más dulces que encontrare.
