CAPITULO DOS

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PARTE DOS
MOON EVANS

Esto tenía que ser una terrible alucinación.

¿Por qué rayos la llave no cumplía su función?

Más de diez veces intenté abrir la puerta, la golpeé, empujé e incluso intenté derribarla, pero vamos, ni que fuera Hulk.

—Ay, esto no puede ser posible —dije caminando de un lado a otro—. Estoy aquí encerrada con un completo desconocido, ¿qué pasa si mamá me llama por Skype y... —me detuve abruptamente—. ¡No! No puede llamarme porque no tengo señal y la llamada no me llegaría y tal vez le pareciese raro eso y...y...

—¿Podrías callarte? —pidió aquel chico interrumpiéndome—. Estoy intentado ver la película.

No podía creer lo irrespetuoso y abusador que era. Comió de mi comida sin mi consentimiento, comenzó a ver películas en mi TV sin mi consentimiento tampoco y ahora me pedía que guardase silencio, ¿quién rayos se creía que era?

—¿Disculpa? —solté colocando mis manos en mi cintura, molesta.

—¿Estás sorda? Dije que me dejarás ver la película.

—No, no te dejaré porque yo no dejó que un desconocido venga a mi casa y haga lo que quiera.

Él volteó los ojos.

—No soy un desconocido, me llamo Nathan.

—Que sepa tu nombre no signifique que seas un conocido.

—En realidad sí, en todos los sentidos —habló él con obviedad.

—Aparte ni sabes mi nombre y nada acerca de mí.

—Claro que lo sé, es Moon Evans —me quedé muy sorprendida y él se levantó del sofá, se dirigió hacia mí y se colocó en una distancia prudente—. Tranquila, lo sé porque tienes un muro gigante en tu habitación que dice 'Moon Evans'.

Eso me tranquilizó y recordé que ese cartel me lo había dado mi hermana hace dos años.

Suspiré con cansancio.

—Debí haber acabado con mi vida ayer —murmuré con enojo.

—¿Quieres acabar con tu vida? —preguntó Nathan, pero no se notaba preocupación en su tono.

—No —mentí, no tenía porque decirle.

—No tienes que mentir, estoy seguro de lo que dijiste.

—¿Y por qué preguntaste?

Él ignoró mi pregunta y con unos cuantos pasos se acerco más a mí.

—No te he visto nunca antes, pero aquí, en tu casa frente a ti ya sé mucho acerca de ti —informó seguro—. Sé que eres una chica que no socializa mucho, no tiene amigos o al menos no verdaderos porque de lo contrario estuvieran acá. Sé que sufres de alguna condición y seguramente por eso quieres matarte, probablemente la condición sea anorexia porque tus cajas de cereales están llenas y no pareces tener hermanos para acabarlas rápido. No tienes un padre, o ya no tienes porque como antes te escuché decir que tu madre te llamaría por Skype, lo que quiere decir que está de viaje y si tus padres supieran tu condición no te dejarían sola y es por eso que uno se quedaría a cuidarte. Y me parece que tu madre no se preocupa por ti.

Me quedé helada. Todo lo que él había dicho era cierto, ¿cómo pudo saber todo eso tan rápido?

Me sorprendió tanto su capacidad de analizar las cosas. Pero luego llegó una loca teoría:

Él hackeó mi computador y revisó mis datos personales y es por eso que sabía todo lo que dijo.

—¡Eres un hacker experto! —exclamé segura señalándolo

Un Amigo De Verdad En Un Mundo De MentiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora