𝟬𝟱, 𝗵𝗮𝗯𝗶𝘁𝗮𝗰𝗶ó𝗻 𝗱𝗲 𝗵𝘂é𝘀𝗽𝗲𝗱𝗲𝘀.

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La casa de Biggie Tomlinson quedaba en el barrio opuesto a donde Cupido, había sido una de las condiciones que tomó para vivir ahí. Cuando juntó su vida con la de Harry, su preocupación principal fue de protegerse a sí mismo a proteger la vida de la diva. En algún momento fue un local de buen tamaño donde hacía una sucursal de una firma de moda italiana. La compró cuando la firma se declaró en bancarrota.

Todo de mármol. Todo. Dos pisos curiosamente detallados con habitaciones privadas gigantescas, un jardín con comedor al aire libre y un pequeño jacuzzi que había sido condición de Harold. En el piso de abajo se abría una cochera de tres autos para entrar a una sala de estar conectada a la cocina, en donde había muebles de línea blanca que yacían intactos por su poco uso. Además de una habitación de huéspedes con un baño privado y un baño en el jardín.

En el segundo piso había otra habitación de huéspedes más amplia con su baño privado, la habitación principal del tamaño de la cochera que la entrada daba a las escaleras para viajar entre pisos. La habitación principal tenía una inmensa cama siempre forrada en sedas, un terminado en oro y una televisión gigantesca. Esta se conectaba con el baño más grande de la casa y también daba a una oficina donde Louis guardaba bebidas, dinero y documentos esenciales.

En su papel de ama de casa, Harry pretendía ir de rato a rato al súper para poder restablecer la alacena de pasta, quesos, aderezos, especias y bebidas alcohólicas. En su ropa de andar, paseaba con Zayn detrás mientras sacaba tema de conversación como si el rato dependiera de ello. —¿Cómo sientes que te trata mi marido, muñeco?

—El s-señor Tomlinson es una increíble persona —acarreaba con las cosas que Harry sacaba de los estantes— me alimenta, da asilo y trabajo. No tengo excusa para quejarme de nada. Tenía mucho tiempo sin ser tan feliz. En Nueva York encontré mi hogar.

—Eso me suena parecido —Harry ahora andaba hasta la caja registradora para poder pagar todo lo que había comprado, Zayn dejaba las cosas en la tira— la primera noche que estuve en la ciudad sentí una adrenalina recorrer mis venas. Como si hubiese estado destinado toda mi vida para vivir aquí. Y mírame, ahora. Todo un hombre de casa.

Y era incorrecto, de las 24 horas que tenía un día; 18 las pasaba en Cupido.

Habían regresado a la residencia. Zayn manejó hasta topar con el estacionamiento, donde comenzó a bajar todas las cosas. Harry no perdió tiempo y desnudó para abrir una botella de rosé del cual sirvió una copa de cristal al acompañante y el se quedó con el resto de la botella.

La conversación entre los dos comenzó a fluir desde los temas más ligeros. Las drogas a las que hacían de vez en cuando. La última vez que tuvieron relaciones sexuales. Comida favorita. Cuál era su estrella porno favorita. Hasta que entrado en la bebida, apreciando las luces de la noche que reflejaban las ventanas del lugar; Harry sacó el tema que llevaba encasillado en sus labios durante todo el tiempo que convivía a solas con el moreno.

—La otra vez... ya hace bastantes días. De hecho. Subí para buscarte en tu habitación en Cupido y me encontré con una mujer morena. Increíble cuerpo. También... me topé contigo... —una sonrisa de lujuria brotó de su expresión— besándote con un chico. No sabía que eso estaba dentro de tus cualidades, muñeco.

Zayn había tomado lo suficiente como para tener confianza con Harry. —Está en todo lo courrecto... Viktor.... ruso... bastante guapo. Militar. Yo creo firmemente, Señor Styles... que las barreras que nos definen tienen que ser desafiadas para disfrutar el espectro que es la sexualidad.

Una flama se encendió en Harry. La manera en la que Zayn hacía de acto rebelde su sexualidad contra las normativas sociales le hacía... excitar. No recordaba la última vez que una conducta de Louis le había hecho tanto picazón en su entrepierna.

Atrevido y apoyado por el otro, Styles retiró el kimono rosado que cubría su cuerpo en el sofá y se lanzó sobre Malik, quien apenas le tuvo encima comenzó a jugar con su trasero; redondo y justo al tamaño de sus manos. Frotándose, la diva bajó su cara para besar los gruesos labios del bronceado, el cual ya fruncía una severa erección.

—Quiero que me penetres —asistió Harry mientras desvestía a su compañero y le jalaba para tirarle del sofá al suelo, donde le tragó con ferocidad los labios— muñeco, quiero tenerte dentro de mí.

Zayn comenzó a masturbarse entre besos hasta que una de las cálidas manos del otro le hizo relevo, jugueteando con su intimidad mientras aún repartía un siglo de besos en su cara. Los besos terminaron en caricias y terminaron en que arrastrándose juntos a la cocina, Malik empotró al otro sobre el pretil y le embistió con la fuerza de un semental.

El vaivén aumentaba su ritmo a medida que los gruñidos de excitación dejaban los labios de Harry, cuya entrada se había amoldado con una perfección a la longitud del otro.

Zayn soltó una nalgada y cuando notó que su virilidad estaba por explotar, bajó el ritmo y se agachó para besarle la espalda, esparciéndose dentro del pasivo. Harry gemía hasta que su otra parte le masturbara para terminar.

Aquella noche, ambos durmieron en los brazos delotro, desnudos, en el cuarto de huéspedes. 

disco diva - larryWhere stories live. Discover now