𝟬𝟴, 𝗲𝘀𝗰𝗼𝗴𝗲 𝗮 𝘁𝘂𝘀 𝗲𝗻𝗲𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀.

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El día en el que todo pasó.

Harry movía sus brazos y caderas al ritmo de la música funk que el mezclador prefería. Música de color, le llamaban por la mayoría de audiencia afroamericana que tenía. Y es que era el mejor ritmo, algunas secuencias tribales encubrían el techno y el disco, cuyo resultado daba a entender en glamour musical que solo la diva podría acarrear.

La repentina entrada de un escuadrón de hombres en trajes sastre en un satín blanco horroroso asustó a varios. Pero lo que terminó de asustar fue cuando uno de estos descargó un arma en dirección a Biggie, quien se había lanzado para cubrir a Styles.

Al notar aquella intención de defensa, los hombres de acento exótico consideraron prudente el tomar a la diva como rehén. Le jalaron de los brazos y en su pataleo indiferente a la situación le noquearon con el mango de un arma para que perdiera la conciencia, subieron al automóvil en el que habían llegado y se perdieron en la oscuridad de la madrugada neoyorquina.

Actualmente.

El labio roto, el ojo severamente hinchado y su traje púrpura que había estrenado la noche que todo pasó hacían la suma de sus pérdidas más grandes. En aquel contenedor, atado a una silla metálica e impedido del habla con un regazo de tela oscura, Styles había pensado un millón de veces en lo que pasaría consigo.

'Me van a matar' anunciaba en su mente cuando repasaba las cosas que había a su alrededor. 'Una escoba vieja, una manguera sucia, el goteo de un líquido grasoso. Me van a matar para entregarme a Biggie en pedazos. Para ellos solo soy un objeto de un intercambio ilegal' no tenía más lágrimas que derramar. La sangre que brotó de su ceja partida que comenzaba a arder había hecho un contorno sobre su mejilla izquierda, además de que su metálico sabor de vez en cuando se combinaba con el sudor que caía de su cuero cabelludo, despeinado y atado por el poco cuidado higiénico que le habían dado en aquel día y medio.

'¿Es de noche? O tal vez de día... no lo sé. Joder. Extraño a Zayn. A Biggie. Quiero verlos a ambos y darles una mamada mientras intercambian gemidos, como en una orquesta, eso sería jodidamente caliente' y era que no podía dejar de pensar en todo lo que le hacía falta. En la rendija de lo que consideró sería la entrada del contenedor notó una iluminación tenue, púrpura, como si una luz se reflejara de otro lado hacia donde estaba preso.

Con la libertad que le permitían sus piernas apretadas con un cinturón a la silla partió a moverse y pujar por su vida. Sin embargo, un movimiento drástico le hizo caer, esta de vez de frente al contenedor. Preocupado, un ataque de nervios le hizo desmayar en un profundo sueño.

Una cuadrilla de automóviles blancos llegó al San Martín, vecindario que había adquirido fama por su presencia hispanohablante. Latinxs abundaban las calles que se adornaban con grafitti, pinturas de sus iconos y rosales que crecían producto de los cuidados de las mujeres más grandes que salían preocupadas todas las mañanas para asear dicho asentamiento. El abrupto freno de aquel comando alertó la presencia de la familia contraria.

Como ratas que salían después de un pesticida, el cartel colombiano se hizo de disparos y espacios rodeando los autos blindados, de donde la familia Tomlinson o conocidos burdamente como Los Gringos, hicieron una barricada y respondieron con toda la fuerza de armamento que habían conseguido en el lapso de día y medio que sucedió todo.

Ahora sería cuestión de tiempo antes de que la inútil fuerza policial neoyorquina asistiera a aquel encuentro de dos familias rivales.

Los escuadrones de Biggie con audacia militar, fueron eliminando a los contrincantes en un baño de municiones que hizo de los cuerpos aquellos una alfombra roja para la gala que sería el rescate de la diva disco. Tomlinson bajó con Malik al costado en sus traje sastre blancos con un topcoat de cheetah. La escayola se había adornado con un dibujo que relataba la cara de Styles.

Se introdujeron a la casa principal con una patada del mejor de los gorilas de Biggie, quien cubierto por sus secuaces, perdonó la vida de la esposa, madre e hijos de El Colombiano, sumo patriarca de la pandilla.

Una barrida al lugar fue suficiente para que dichoso hombre fuera arrastrado hasta la sala principal, donde Tomlinson se sentaba céntrico con Zayn sentado en el borde del sofá. La televisión había sido puesta en el único canal que la humilde señal permitía observar, una novela viejísima, mexicana.

—Eres un niño, Tomlinson —habló el hombre en el acento más pesado que podía existir— tienes que aprender a jugar con tus enemigos. El día de hoy pudiste haber ganado la batalla... pero jamás la guerra, gringo hijo de puta.

Louis se levantó, arrojó su puro al costado y cerró sus ojos cuando el colombiano le escupió una mezcla de saliva con una sangre tinta. Limpió con su mano libre aquello al mismo tiempo que el gorila le daba una patada en el estómago con sus botas de plataforma.

—Aprende a escoger tus enemigos y... —dejando caer el suéter de estampado felino, asomó en su mano útil una pistola con la que señaló la frente del opuesto y accionó el arma— jamás toques a la diva.

Ahí se cerró uno de los tratados de conflicto másagresivos que han existido en la ciudad. Se llevaron a Harry de regreso a laresidencia y en las sombras, el destino de aquel retorcido triángulo amoroso sesellaba con la muerte del patriarca de la familia Colombiana. 

disco diva - larryWhere stories live. Discover now