10| Sin control

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Bajo las escaleras con una tranquilidad rara en mí -creo que estaría agujereando los escalones con los pies si estuviera en estado normal-, camino por el pasillo que lleva a la cocina en un paso zombi, llego a esta de milagro y me precipito en la ...

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Bajo las escaleras con una tranquilidad rara en mí -creo que estaría agujereando los escalones con los pies si estuviera en estado normal-, camino por el pasillo que lleva a la cocina en un paso zombi, llego a esta de milagro y me precipito en la silla como dramático que soy.

-Buenos días -le digo a la espalda de mi papá, el que hace el desayuno.

El intenso olor a café americano llega a mi nariz y en vez de despertarme me produce un punzante dolor en la sien.

Prefiero el capuchino, la verdad.

¿Por qué me maltratan con ese café tan amargo y sin alma?

¡Me quieren convertir al cafeísmo!

-Así que ya tienes novio... -dice mi padre en tono pícaro, en vez de darme los buenos días como se debe.

Es que estas personas con las que vivo... no se les enseñó educación...

Al no escuchar respuesta por mi parte, papá sigue su cháchara sin sentido:

-Jules me contó y no entiendo que hice mal para que no me contarás de tu primer amor, es decir, soy tu padre...

Esto no puede estarme pasando.

¡Jules me las va a pagar!

Mis uñas se clavan en mis palmas, reprimo una mueca del dolor, aunque la humillación de que crean que Vólkov es mi novio es peor que cualquier herida.

-¡Oh! ¡Maravilloso, Westville! -celebra mi madre entre exclamaciones mientras entra a la cocina. -¡Jules nos contó sobre Lukyan! ¿Cuándo lo traerás?

Mi padre le da un beso en la mejilla y ella se sonroja, por un momento me imagino que el extraterrestre me besa en la mejilla y siento mi estómago revolverse de gozo.

De seguro es el hambre...

-¿Cómo es? -pregunta mi madre sentándose en la mesita que tenemos para desayunar, posa uno de sus puños en su mejilla, esperando mi respuesta.

Arqueo una ceja.

Si se le ve interesada...

-¿De qué novio hablamos, exactamente? -pregunto desorientado, la verdad no quiero interrogatorios, no a estas horas de la mañana.

-Pues tu novio, Westville -aclara mi padre volteando y dándome una mirada burlona.

Casi me atraganto con mi propia saliva al escuchar eso.

¡Dejen el tema! Es que son pesados...

-Es muy alto, serio y está bueno... -comenta mi hermana entrando a la habitación como perro por su casa -tal vez es que es su casa, ¿no? -, ella viste su uniforme de trabajo.

¡Un rival de otro planeta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora