Beautiful Face || YeonGyu [Adaptación]

• Tres •

"Quitate"

BeomGyu soltó un largo suspiro, de no ser porque se trataba de algo relacionado con el instituto, estaba cien porciento seguro de que no se encontraría frente a la casa de YeonJun en ese momento.

-¡Bienvenido príncipe!- exclamó Choi mayor, acompañado de un silbido al ver como se encontraba vestido el pequeño Beom.

-Si, si, ya- intentó ignorar las palabras del mayor -¿Empezamos?

Soltó sin rodeos, sintiendose cansado de antemano.

YeonJun sonrió mientras le indicaba que lo siguiera escaleras arriba de aquella bonita mansión que tenía por casa. Aunque BeomGyu no se sorprendió, después de todo su casa era aun mas grande.

-Creí que podría impresionarte, pero me equivoqué- Bromeaba el rubio mientras se echaba sobre su cama.

BeomGyu observaba a su alrededor, al parecer era una habitación normal, con paredes opacas y uno que otro retrato familiar. Nada del otro mundo.

El mayor notó la mirada curiosa del menor sobre su habitación.

-¿Esperabas ver algo más?- sonrió

-A decir verdad, sí- el pelinegro se encogió de hombros.

Fue algo aburrido todo después de ese momento, así como también BeomGyu después de insistir como por media hora, ambos comenzaron a hacer su trabajo de Biología.

El menor notó que durante godo el tiempo que había estado allí, nadie de la parte familiar de YeonJun había hecho su aparición. A decir verdad, parecía que Choi mayor vivía solo allí.
La única persona que apareció había sido la señora que se encargaba de hacer la limpieza de toda la casa.

Mordió su labio, su lado curioso quería salir y preguntar.

-YeonJun- masculló tratando de no sonar nervioso.

-¿Uhm?- sus ojos estaban posados sobre la computadora.

BeomGyu arrugó un poco las sábanas de la cama que era donde se encontraba sentado. Junto a él varios libros y hojas sueltas donde se hablaba de diferentes bacterias se encontraban regadas.

-¿Donde está tu familia?- preguntó después de unos minutos.

YeonJun detuvo lo que sea que estuviese haciendo para después posar su vista en el muchacho sentado en su cama y poder inspeccionarlo.

Y es que BeomGyu nunca había mostrado una pizca de interés en cualquier cosa relacionada con él, así que le resultaba sumamente asombroso que le preguntara algo sobre su vida.

-Vivo solo- respondió parándose de aquella silla donde estaba sentado.

-¿S-solo?

El rubio asintió.

-No tengo una buena relación con mis padres así que compraron esta casa para mi, incluso pagan mi instituto y también tengo una mesada. Esa era la única solución para que ambos no quisieran matarme cada vez que me veían- agachó su cabeza un poco -Tambien era la única opción que tenia a pesar de que no la quería.

BeomGyu tomó su mano tratando de darle ánimos. Sintiéndose empatico con lo que su mayor le contaba.

YeonJun elevó su mirada sintiendose claramente sorprendido.

Era un momento, dulce y maravilloso. Claro, hasta que el rubio se lanzó sobre el menor, derribándolo sobre la cama y acomodandose sobre él.

-¡¿Qué haces?!- Beom sentía sus mejillas arder a mas no poder - ¡Quitate!

Se movía inquieto tratando de tirar al mayor, cosa en la que fracasó maravillosamente cuando sintió que el rubio había juntado sus labios una vez mas, haciendo que los esfuerzos por liberarse del mayor se detuvieran. Y a su vez se quedara paralizado ante el suave y dulce tacto de los labios de YeonJun sobre los suyos.

Los labios de BeomGyu eran finos y sabes, con extraño sabor a cereza que nadie sabría explicar de donde provenía.

Choi mayor comenzó a mover sus labios contra los ajenos mientras que el pelinegro poco a poco comenzaba a ceder paso a ellos. Sabía perfectamente que su cuerpo lo traicionaría en algún momento.

-Joven Choi ya limpié todo, solo venia a decirl...

La puerta se abrió y la mujer paró en seco al ver como aquellos dos chicos se encontraban besándose. BeomGyu tomó fuerzas y lanzó a YeonJun al suelo.

-N-no estabam...

-¡Lo siento!- exclamó la mujer parando al menor quien iba a explicar todo -no quería interrumpir.

Dicho esto cerró la puerta y se apresuró a salir de la casa.

YeonJun se puso de pie con una brillante sonrisa en su rostro. Ignorando por completo lo que acababa de pasar.

Entonces observó con descaro a su acompañante.

-¿No quieres que este bifur te vuelva a besar?