⸙┊seis; evitemos los conflictos

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— che- ¿vos no le dijiste nada a Manu?, ¿verdad?.

— ¿me crees que soy tan hijo de puta?. Bo' te tenes que hacer cargo de darle esa noticia Tincho. No yo. —le aclaró el uruguayo de mientras fumaba un poquito de su hierba 'medicinal' para calmar los nervios que antes tuvo.

— ¿pero vos te haces o sos tarado?. Manu me va a cortar las bolas si se entera. —dijo con exasperación.
La verdad era que Argentina le temía a las reacciones de su novio chileno, lo sabe Dios la de cosas que le haría su contrario a él.

— ¿entonces prefieres que se lo diga yo?. —saco su teléfono móvil. Lo que Tincho hizo acontinuación es el quitárselo de las manos.

— vos queres mandarme directamente al matadero, hijo de tu remil madre. —le señaló mientras guardaba el celular en los bolsillos de su chaqueta.
Sebas tan solo expulso el humo del la hierba y miró con demasiada tranquilidad a su contrario de bandera albiceleste.

— ¿y entonces que queres salame?. Decis' que no queres decirle nada vos, me ofrezco yo y te haces el pelotudo, ¿quién te entiende?.

— no solo voy a tener problemas con Chile, también los tendré con sos dos mastodontes que me esperan halla adentro y que dicen ser mi 'familia'. —hizo comillas con los dedos en la última palabra.

— y bueno, ya estas grandecito como para que te hagas responsable de tus errores, ¿no?. —preguntó con un tono irónico seguido de una risa y una queja por parte del más alto.

— ¿pero cuales errores Sebas?. Ese pibe cayó de la nada y ya me lo tiran con que es mi hijo. Ni ganas de tener hijos tengo, por algo apoyo a los verdes. —el ya Sebastián drogado fingía el estar oyendo lo que Martín le decía—. Esa maldita organización es la culpable de todos. Ya va ver, tremenda denuncia que le voy a meter.

— ¿y con quién?, aquí el tarado sos vos, ¿si te diste cuenta que él es el único con quien te podes presentar para hacer una denuncia?. —el rubio quedó en completo silencio mirando simplemente a la nada.

— ¿y entonces qué hago?. —miró con preocupación a su hermano. Lo que él menos quería era arruinar su vida con todo esto. Tenía planes los cuales quería hacerlos, pero con Manu, no con el ruso ni con el rusveniano.

Sebas elevó ambos hombros. — Anda y juga un ratito a la casita con los rusos.

— y si, no hay de otra. —se dio por vencido.
Regreso adentro de la mansión y buscó a los dos más altos que él.
Según Alemania se habían dirigido al dormitorio de Russia y al llegar a él, se topo con un enorme alboroto hecho por los dos—. ¡¿Pero qué están haciendo manga de pelotudos?!.

— ah! Argentina. —Russia dejó de desacomodar su ropa de su armario—. Estamos buscando algo para Diego.

— ¿y qué es eso como para que vengan y tiren todo a la mierda?. —indagó adentrándose más a la alcoba quedando en medio de ella.

— es un regalo que será de mi parte. Creí haberlo dejado por algún lado de aquí... —se habló a si mismo de mientras regresaba a buscar dentro del armario de madera oscura.

Argentina suspiró con bastante pesadez, intentando calmar las migrañas que aquellos dos infantiles le estaban provocando. ¿Acaso está sería su vida desde ahora?. ¿Tener que soportar las estupideces de una potencia y una colonia en desarrollo?. Él ya estabas demasiado viejo para estas cosas... Literalmente, él cumplió hace poco 204 años. Era mayor que el ruso y eso implicaba el tener que ser ¿el maduro de está relación?.

— ¡aquí está!. —gritó sacando un extraño objeto peludo. En principios lo sacudió quitando toda clase de polvo y paso a colocarse lo en la cabeza de Rusvenia.
Era un ushanka, era grisáceo con pelaje negro y llevaba un dije o tal vez una insignia de la Unión Soviética—. Le queda perfecto... Algo grande, pero no importa.

— ¿tanto alboroto por un simple gorro?. —indagó provocando que Iván soltara un chirrido ofendido.

— ¡no es un simple gorro!. Esto estuvo años en mi familia, mi padre me lo heredo y ahora yo se lo heredo a mi hijo. —dijo tomando a Diego entre sus brazos para nuevamente abrazarlo.

— pues entonces dame esa cosa para que te lo lave. Si dijo que estuvo años en su familia, seguramente tuvo que haber pasado por muchas cosas no lindas.

— cuida que la insignia no se estropee. Es mi favorita. —advirtió Diego de mientras se lo daba en las manos de argentino.

— oh, por supuesto, zar. —se inclinó ante él como una reverencia en modo de burla.

Salió de la alcoba balbuceando algunos insultos a los anteriores con quien habló, sin percatarse de quién estaba en la sala.

— ¿por qué no me dijeron de que estaban aquí, sacos de wea?.

Se paralizo tras sentir la voz de su novio. Su sangre se enfrió y podía sentir cada extremidad suya temblar de terror.

— ah, es que... Verás Manu, nos invitó Romano y Lovino a cenar. —se excuso Juan tratando de calmar aquel semblante serio o, tal vez, furioso del chileno.

— ¿y dónde está el culiao de Argentina?. Decime lo porque sino te rompo lo poco de cara decente que tienes.

— calma las aguas carnal, el compa del Tinchito anda por allí, ya sabes, pendejeando y esas cosas. —dijo tratando de calmar está vez a él mismo sus nervios.

mierda, mierda, mierda... —pensaba de mientras que a la vez le rogaba a la Virgen de la Merced que lo ayude.

— ¿y todo ese escándalo?. —Russia llego junto con Rusvenia. La cosa no podía ponerse mucho más peor para Argentina.

···

Y si, volví luego de tiempo, sorry por la espera.

/emojidecoraconcito

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