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UN CUMPLEAÑOS
María.
Venir con Valentín y su grupito fue buena idea mi cabeza se sentía ALIVIADA y creo que me estaba agradeciendo porque me estaba riendo con soltura hace como diez minutos, osea lo que yo no estaba haciendo hace un día. Si, reír.
Sentarme a lado de Tadeo fue una idea hermosa, el loco no paraba de hablar o sacar temas en conjunto donde claramente me metía a mí o me hacía saber que quería que de mi opinión. Tanto tiempo riéndome de sus boludeces me iba a convencer que era lindo, aunque era lindo.
Hablando de eso, creo que el grupo íntimo de Valentín eran bastante hegemónicos porque estaba el rubio que nos trajo, Tadeo, y otros dos más que no hablaba mucho pero a simple vista eran safable así que entiendo porque Guadalupe después de que le dije que saldría un rato con sus amigos me dijo que le consiga a unos de ellos.
Sí, la hija de puta stalkeo a cada uno después de entrar a la cuenta de Valentín para encontrar sus cuentas respectivas. No pienso hacerlo, demasiado era con que Valen me invité a querer caer de pesada y decir: che, alguien disponible para mi amiga? además no sabía si ellos tenían novia o no, mejor no pasarme de raya.
Tomamos unas birritas y comemos una pizza fuera de una rostiseria no muy lejana de Colegiales. Aunque hacía bastante frío nos quedamos afuera, literal a chupar frío, pero adentro había algunas personas así que decidieron quedarse en las mesas de afuera y así tomando y charlando el frío se pasó el tiempo.
Casi dos horas y media después nos levantamos para irnos, soy casi la última en levantarme porque le estaba ayudando a Tadeo a buscar un arito que se le cayó mientras la mayoría iba por delante hacía dónde estaban los autos.
—¿Ya? —pregunta detrás mío Valentín, no me di cuenta que se había quedado también.
Tadeo le levanta el pulgar para guardar lo que encontró en su billetera y comenzar a caminar lejos de las mesas, Valentín en cambio no se mueve hasta que yo no sigo a su amigo.
Así que somos los últimos en ir, rápidamente coloco mis manos en el bolsillo de mi buzo y siento una presión en mi hombro, ahí me doy cuenta que era la mano de Valentín y seguido siento su cuerpo cerca del mío.
—¿Ya estás como nueva? —cuestiona caminando pegado prácticamente a mí, su mano abandonó mi hombro y ahora lo metía en su buzo.
¿Qué era todo eso?
Seguro estoy delirando.
Adelante a unos tres pasos más iba caminando con prisa Tadeo, vuelvo a mirar a Valentín y le sonrío aunque el ya no me miraba más a mí sino al camino.
