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¿CAMBIOS?











Sábado 21/09.


María.

—¿Tus llaves? —pregunta detrás mío Guadalupe dándome un susto por el tono que uso—. Perdón. Joaquín llegó.

—Fijate en la mesita o en el puf creo que lo tiré, no sé...

Corro con la olla caliente a la pileta para tirar todo el agua, es decir colar los ñoquis mientras el calor que suelta me quema la cara y creo que también me quedo el dedo. Una vez que están todos los ñoquis en el colador dejó a un lado la olla que me quemó y termino de sacarle hasta la última gotita de agua para volver a pasarlo a la olla y dejarlo encima de la cocina. Me lavo la mano rápidamente viendo una parte de mi yema rojisimo, seguramente me iba a hacer una pelotita en horas.

El silencio que quedó después que se fue Guadalupe se vuelve a romper cuando se escucha la puerta, la voz de mi amiga y la voz de Joaquín riéndose de ella seguramente.

—Hola.

Me saluda cuando salgo de la cocina, veo como se sacaba la campera negra que tenía y se acercaba a darme un beso en el cachete, pero yo no respondí.  Estaba preparando mi queja.

—¿No dijiste que ibas a venir ayudar a hacer los ñoquis? —lo suelto mirándolo mal para continuar mientras Guadalupe comenzaba a preparar la mesa—. ¿Sabes la cantidad que tardamos en hacer esos ñoquis boludos para tres?

—¡Bue, che, perdón! Tenía que esperar que mi viejo vuelva para venir en la camioneta.

—Ay dale, que no tenías unos no sé doscientos pesos para venirte en Uber, rata. —se queja Guadalupe para pasar por a lado mío e ir a la cocina.

Mi vista vuelve a Joaquín que me pide perdón con la mirada y rápidamente se pone a servir él mientras yo buscaba un mantel para poner en la mesa.

—¿No iba a venir Valentín? —cuestiona en el medio de la cena, miro a Guadalupe no entendiendo y ésta se ríe—. Pensé que iba a hacer la presentación oficial como somos como tú mamá y papá.

Sonrío por su ocurrencia y niego para tomar el quesito rayado que me pasaba Joaquín.

—No creo que sea necesario, igual está en Mendoza.

—Ah —corta la conversación Joaquín y levanto mi cabeza para ver cómo incaba unos ñoquis, me mira para ladear un poco su cabeza—. ¿Ya salen?

Asiento y el también imita mi acción mientras lleva los ñoquis a su boca. Me siento mal, con todo lo que pasó últimamente olvide de contarle a Joaquín, la persona a quien le contaba todo, casi primero que Guadalupe antes.

tercer piso | wosWhere stories live. Discover now