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Al despertar simplemente me quedé en silencio mirando el techo, Julieta estaba aferrada a mí.

No sentía nada, era normal que pase ésto. Intenté sacar suavemente su brazo, pero despertó.

-Buen dia- susurró dedicándome una sonrisa.

-Hola- respondí para después bostezar.

Una pequeña risa salió de ella. La miré confundido.

-Siempre terminamos así, ¿Te diste cuenta?- preguntó mientras comenzaba a tocar mi miembro.

-¿Asi como?- frunci el ceño, haciéndome el desentendido. Comenzó a masturbarme.

-Cortamos, cojemos y después volvemos- respondió.

Me senté de inmediato al escuchar eso.

-No vamos a volver- hablé sin mirarla. -Sabes que me cuesta mucho estar sin vos, porque te quiero, pero no vamos a estar nunca más- dicho eso me paré y comencé a vestirme.

-Como digas.

No respondí, en cuanto terminé salí de la pieza.

Pero ella tenía razón, siempre pasa eso, no me sorprendería que mañana ya esté nuevamente en el departamento. Necesito que esta vez sea diferente.

Agarré mi celular y miré la hora, 15:19 pm.

Busqué algo para comer y me senté en el sillón.

-¿Entonces no me ilusiono?- Julieta se sentó a mi lado y jugó con sus dedos.

Agarré su mano y la miré.

-Si te hace mal que todavía cojamos, podemos no hacerlo, pero yo no quiero volver Juli- hablé totalmente calmado.

-Quedamos en esa entonces- asintió sonriente.

Me acerqué a ella y la besé.

-Te amo- habló en mitad del beso.

-Te amo, pero no más, no sé si me entendés- respondí mordiendo levemente su labio.

Golpeó mi brazo y reímos. Julieta fue por mucho tiempo mi mejor amiga, no podía tenerla lejos.

-Pasaron muchas cosas anoche me parece- la voz de Mauro provocó que nos separemos.

-Ojalá- respondió ella poniéndose de pié. -Voy a cocinar- avisó.

-Te perdiste toda la diversión- volvió a hablar mi amigo, sentándose junto a mi.

Lo miré esperando a que me cuente.

-Es que no me acuerdo nada, pero sé que la pasamos muy piola- siguió. Negué y puse mis ojos en blanco. -¿Vos que onda con éso?- preguntó señalando hacia la cocina.

-Nada- respondí restándole importancia.

-Claro, como no soy Lucas, no me contas, pero igual tranqui, gracias por tu amistad- habló haciéndose el ofendido.

Reí y golpee su hombro.

-Posta que nada, quedamos en que solo cojer.

Éste asintió y agarró su celular.

(...)

Una vez que terminamos de limpiar, volví a mi casa. No tuve tiempo de hablar con Homer, no sé donde se metió.

En cuanto llegué fui directo a la ducha.

Al salir me senté en el sillón, únicamente con la toalla cubriendo la parte de abajo.

Agarré mi celular, quería verla.

La concha de mi madre.

Bufé al darme cuanta de que no tengo su número. Pero no iba a hablarle a Luciano.

Caminé hasta mi habitación y me cambié.

Al salir, subí al auto, pasé a cargar nafta y maneje hasta la casa de Luna.

Toqué la puerta, rogando que el rubio tarado no esté acá.

-Tomás- habló en cuanto abrió. Me dedicó una gran sonrisa y se hizo a un lado.

-¿Como estás?- pregunté una vez adentro.

-Bien, ¿Y vos?- caminamos hasta el sillón y nos sentamos.

-Tranqui- respondí moviendo un poco mi pié.

-Soy re gila, te dije que me hables y nunca te di mi número- habló divertida.

-Por eso vine- le di mi celular y lo agarró. Comenzó a anotarlo. -¿Queres ir por ahi?- pregunté jugando con mis anillos, debo admitir que hablar con ella me pone demasiado nervioso.

-Vamos- sonrió para después ponerse de pié. -Me voy a cambiar.

Asenti, siguindola con la mirada.

Mi celular sonó.

Llamada entrante Luchito.

No respondí, mi orgullo podía más.

Leí los cincuenta mensajes que tenía de parte de él, pero también los ignore.

-Listo- habló detrás de mí.

Gire a verla, sonreí inconcientemente. Me paré y salimos de ahí.

-Cambiaste de auto- dijo mientras abría la puerta de éste.

-Si, me cansé del otro- respondí imitando su acción.

-El que tiene plata hace lo que quiere- bromeó.

-Callate- reí por su comentario.

-¿Donde vamos?- preguntó mirándome.

-Donde quieras- hablé mientras ponía la llave.

-Me da igual, mientras sea con vos- una sonrisa inocente se formó en su rostro.

Reí antes de contestar.

-A mi casa, ¿Queres ir?- pregunté giñando un ojo.

-Si- respondió riendo.

-¿En serio?- puse el auto en marcha.

-¿Se puede?- preguntó y reí.

Asenti, puse música y comencé a manejar.

-Obvio que se puede- respondí mirándola de reojo.

Una sensación rara recorrió todo mi cuerpo, el hecho de tenerla otra vez conmigo producía demasiadas cosas en mí, no podía explicar con palabras exactamente qué, pero era algo hermoso, solo porque ella me hacia sentir así.









































💫HOLIS💫

Bueno, ya sé que tardé, pero no me gustaba nada de lo que escribía;(((

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•Antes•//C.R.OOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz