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Al salir la ví de espaldas, sentada en el cordón de la vereda, temblaba mucho, asique en cuanto me acerqué la cubri con mi campera.

Giro a verme y sonrió un poco. Me senté a su lado.

-No llores- pedí secando sus lágrimas.

-Perdón, fue súper inmaduro de mi parte- respondió llorando aún más. Tapó tu rostro.

-Lu, posta que ya está, no llores por favor- susurre. No podía verla asi. -No pasa nada- La abracé fuerte mientras tocaba su pelo.

-Necesito hablar- dijo después de unos segundos.

Se alejó e intentó mirarme a los ojos, lo que fue imposible porque nuevamente comenzó a llorar desaforadamente .

-No podemos vernos nunca más- soltó.

La miré sorprendido. Ahora el que quería llorar era yo.

-¿Por que?- pregunté con un nudo en mi garganta.

-Porque no, lo nuestro terminó hace mucho tiempo, hay que dejarnos ir- respondió después de tomar aire.

-No, Lu podemos ser amigos- mis ojos se cristalizaron cuando comenzó a negar con su cabeza. -¿Aca pasa algo más o es tu elección?- pregunté.

-Yo lo quiero así- susurró. Pero no dejaba de llorar y eso me ponía aún peor.

-Mirame- pedí tocando su hombro.

-Yo estoy con alguien más y soy muy feliz, ya no quiero verte- respondió.

Se puso de pié e igual lo hice.

-No me escribas ni me llames, por favor Tomi, hacelo por mí- pidió agarrando mi cara.

-Luna, vos sos el amor de mi vida, no me hagas ésto- comencé a llorar.

-Prometeme que ya no me vas a buscar, es lo único que te estoy pidiendo- susurró.

Y con todo el dolor del mundo, lo hice, se lo prometí. Me dió mi campera, comenzó a caminar hacia un auto, lo hacía bastante lento, por lo que me acerqué, agarré su muñeca y la abracé. Se aferró muy fuerte en mi.

-Te voy a esperar siempre- susurre. -Me lo prometí, porque sos vos, no es el momento, pero sé que sos vos- la miré a los ojos. Sonrió pero emitió palabra alguna.

-Chau Tomi- se despidió.

Necesitaba algo más, algo que me dé una razón para no buscarla.

-Luna, mirame a los ojos y respondeme algo- pedí. Ella obedeció, sin dejar de llorar. -¿En serio queres estar con él?- pregunté. Tardó unos segundos antes de hablar.

-Si- susurró.

-¿Lo amas?- hable con un hilo de voz.

-Tomi, por favor- negó con su cabeza.

-Luna, mirame a los ojos, ¿Amas a Mauro?- repetí agarrando sus manos.

Un largo silencio se formó entre los dos, ninguno dejaba de llorar.

-Si, lo amo- respondió de una vez.

Creo que deje de respirar unos segundos, todo mi alrededor se detuvo. Se subió al auto y sin más, se fué, dejándome parado en el medio de la calle. Mis lágrimas caían sin parar, ni siquiera podía moverme. Ella lo ama.

(...)

No sé cómo llegué a casa, ni tampoco porqué tengo a todos mirándome fijamente. Estábamos en silencio, como si verme llorar fuese lo más interesante que tienen para hacer.

•Antes•//C.R.OWhere stories live. Discover now