Capítulo 4. Reto

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Después de lo sucedido el día anterior, Woo Hyun continúa sin poder creer que ha sido vencido por un omega. Incluso el escuálido muchacho se atrevió a dejarlo en el suelo con uno de esos movimientos de lucha libre, y con el que lo puso en vergüenza frente a su mejor amigo Sung Yeol.

Pero el alfa no dejará que un completo extraño le arrebate lo que con tanto esfuerzo ha logrado. No cuando sólo parece ser un simple juego para Sung Kyu, porque para Woo Hyun, es mucho más que eso: significa su felicidad entera, y el único camino que tiene para hacer que su padre cumpla su promesa.
    
El alfa echa un vistazo a su alrededor y cree que esa mañana no tendrá la mala suerte de que aquel molesto omega aparecerá para arruinarle su entrenamiento. Sin embargo, no quiere bajar la guardia y permitir que lo venza otra vez.
    
Terminando su calentamiento, Woo Hyun se acomoda tras la línea de salida, y sus piernas se transforman en un par de fuertes resortes que lo impulsan en la larga pista a toda velocidad durante varios minutos. Después, se toma un tiempo para relajarse, pensando que su día ha empezado bien porque no se ha encontrado con Sung Kyu.

De pronto, el suave olor corporal del omega golpea de lleno sus fosas nasales y, en un par de segundos, Sung Kyu lo alcanza en la pista, manteniendo su mismo ritmo mientras una tranquila expresión adorna su pálido rostro.
    
—Hola —saluda Sung Kyu, pero su compañero de clases no le hace el menor caso.
    
El alfa arruga la frente y aumenta un poco la velocidad, no obstante, para el omega es fácil volver a darle alcance.
    
—¿Acaso no puedes ir a correr a otro lado? —se queja Woo Hyun, provocando la risa de Sung Kyu.
    
—Esta es la pista para corredores, ¿a dónde más podría ir?
    
—¡No lo sé! ¡A dónde sea, menos aquí!
    
Sung Kyu se carcajea y Woo Hyun se detiene de pronto. Está tan irritado por tener que soportar ahí al omega, que da media vuelta para ir a otro lugar donde no tenga que ver su cara. La escuela es enorme, y piensa que no será muy difícil hallar un sitio en donde pueda seguir entrenando tranquilamente.
    
—¡Está bien! —grita Sung Kyu, haciendo que Woo Hyun se detenga otra vez y vuelva el rostro.
    
Kim se le acerca con un divertido gesto y Nam estrecha los ojos.
    
—¿Qué has dicho?
    
—Que iré a correr a otro lado.

Y Woo Hyun se alegra porque cree que por fin se deshará de él.

—Pero, sólo si eres capaz de ganarme en una carrera.
    
La sonrisa burlona en el rostro del omega le grita al alfa que desista. Ya ha comprobado que Sung Kyu puede vencerlo sin tanto problema, pero, aun así sabe que su orgullo también está en juego, y no puede permitirse perder ante un chiquillo caprichoso como él.
    
Tal vez es la oportunidad que ha estado esperando para demostrarle quién de los dos es mejor.
    
—De acuerdo, acepto tu reto. Y si gano, no quiero volver a ver tu cara aquí en las mañanas.
    
—Está bien, pero si yo gano, tendrás que correr conmigo a diario.
     
Los ojos del alfa empiezan a fulgurar irritación, pero no piensa echarse para atrás así que asiente despacio. Sung Kyu vuelve a sonreír y luego sigue a Woo Hyun a la línea de salida, donde ambos se acomodan.
    
Y es ahí donde el alfa nota la excelente postura del omega. No hay duda de que Sung Kyu sabe lo que hace, pero eso mismo lo empuja a dar lo mejor de sí para dejarle muy en claro quién es el mejor corredor. Además, perder no es una opción cuando puede hacer con eso que Sung Kyu se aleje de él.
    
—En el momento que el reloj marque las siete en punto, será la señal para comenzar —dice Woo Hyun, confiado, mientras observa al otro muchacho concentrar su vista al frente.
    
El corazón del alfa comienza a latir con apresuramiento, pero todo se debe a su nerviosismo. No lo quiere aceptar, pero el asunto lo tiene demasiado ansioso. Aunque, por ningún motivo está dispuesto a dejar que Sung Kyu lo venza.
    
Entonces, los ojos de Woo Hyun se concentran en las manecillas del lejano reloj en el edificio más alto de toda la escuela y, en cuanto el sonido de la primera campanada se escucha, despega sus pies del suelo lo más rápido que puede.
    
Sorprendentemente, el alfa toma la delantera. Lo que lo llena de más confianza al alcanzar la mitad de la carrera. Sonríe para sí mismo porque ha dejado atrás a Sung Kyu, o al menos es lo que piensa porque el olor del omega se percibe muy lejano.

Woo Hyun aprieta los dientes y sus ojos se agrandan cuando ya está a punto de llegar. Puede ver la meta a sólo unos cuantos metros; puede sentir la satisfacción de no tener que soportar a Sung Kyu cada mañana, pero, casi como un rayo, el omega lo rebasa, dejándolo atónito y como un completo perdedor.

El alfa se detiene y no puede creer que haya sucedido de nuevo. No puede siquiera imaginar que un omega es más rápido que él. Jamás había conocido a alguien que fuera capaz de ganarle. Todos los esfuerzos que ha hecho durante toda su vida parecen una ridícula broma al lado de Sung Kyu.
    
—Entonces —pronuncia Kim cuando se le acerca—. Te veo mañana a las seis y media. Por favor, no llegues tarde —dice antes de tomar rumbo hacia los dormitorios.
    
Y, aún enmudecido, Woo Hyun mira la espalda de Sung Kyu mientras se aleja con calma.

Una vez que finaliza la primera clase y el profesor abandona el aula, Woo Hyun se acerca al asiento de Sung Kyu, llamando su atención cuando golpea su mesa con la palma de la mano.
    
—¡Quiero la revancha! —exclama, iracundo—. Cuando me retaste ya estaba cansado, así que, quiero que volvamos a competir.
    
Levantando el rostro, el omega lo mira con el ceño fruncido mientras una divertida sonrisa quiere asomarse en sus labios. Woo Hyun en serio parece muy molesto y eso sólo le causa gracia a Sung Kyu.
    
—Te gané justamente. ¿Por qué no te comportas como un buen perdedor y lo aceptas?
    
El alfa aprieta la mandíbula y de pronto apunta al omega con su dedo índice.
    
—¡Te reto a una carrera, Kim Sung Kyu! —vocifera, atrayendo todo el interés del resto de los muchachos de la clase.

Woo Hyun sabe que todos en la escuela se enterarán, pero ya no le importa lo que piensen. En su mente, sólo se ha clavado la única idea de vencer a Sung Kyu de una vez por todas.
    
—De acuerdo —acepta Kim sin titubear—. ¿A qué hora quieres volver a morder el polvo? —susurra, intentando hacer enfadar aún más al alfa.
    
—Ahora mismo. Y el que morderá el polvo serás tú.
    
Sujetando su mochila, Woo Hyun se da la vuelta y Sung Kyu lo sigue al tomar sus cosas también. Ambos bajan las escaleras con aparente calma hasta la planta baja y se dirigen directo a la pista de carreras.
    
Los chicos que se cruzan en su camino los observan con desconcierto y admiración, y en unos cuántos minutos, una pequeña multitud se aglomera a su alrededor, ansiosos por ver de qué se trata aquel reto. Incluyendo a sus cuatro amigos, quienes se han enterado de ello y no dan crédito de lo que sucede.
    
Nunca han visto a Woo Hyun tan irritado. Ni siquiera cuando su padre se comporta como un verdadero imbécil y lo hace enfadar más. Incluso si Nam es un tanto arisco, aquello ya es demasiado.
    
—Si gano, no correré contigo por las mañanas, y además, te sentarás en el lugar más alejado del mío en el salón de clases.
    
Kim se mofa internamente de sus peticiones; aquello le parece tan absurdo. Aun así, está dispuesto a acceder a todo lo que Nam le pida.
    
—Está bien. Aceptaré todas tus exigencias, sin embargo, si resulto ser el ganador, correrás conmigo todas las mañanas, no me sentaré en otro sitio y... —Sung Kyu hace una pausa, y jura para sí mismo que ha visto al alfa tensarse—, harás todo lo que te ordene durante una semana.
    
—¡¿Qué?!
    
—Lo que oíste: si yo gano, serás mi esclavo durante siete días, Nam Woo Hyun.
    
Y en ese instante, el alfa cree que ha sido una pésima idea. Él sabe muy bien que el omega tiene una excelente condición física a pesar de su delgado cuerpo, por lo que lo ha vencido ya dos veces, y que si ahora se retracta, no sólo terminará mostrándose como un verdadero cobarde, sino que será el hazmerreír de toda la escuela, tal vez hasta que se gradúe en el mejor de los casos.
    
Por lo que, haciendo uso de toda su fuerza mental, Woo Hyun asiente a las palabras de Sung Kyu.
    
—Muy bien. Si tú ganas, seré tu esclavo durante una semana.

Te Odio | WooGyu Where stories live. Discover now