Capítulo 9. Promesa

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Y esta noche, mientras el auto avanza a toda velocidad en la autopista, Woo Hyun mantiene su mente ocupada con la única cosa que de verdad le importa: saber dónde está su madre.

Aquella dulce omega le cantaba canciones de cuna cuando era un bebé. Es lo que le dice su nana todo el tiempo; aún era demasiado pequeño cuando ella desapareció. No recuerda su rostro, ni tampoco su voz, pero Woo Hyun está seguro de que puede reconocer su olor entre todos los que existen.

En la mansión, nadie habla de ella, es como si realmente nunca hubiera existido. La única que tiene el valor de mencionar su nombre es la amorosa anciana que lo crió y que lo cuida hasta el día de hoy, aunque, por supuesto que no lo hace frente al señor Nam.

—Quiero que te comportes, Woo Hyun. Haz todo lo que te digo y consideraré hablar con el director de la escuela para que tengas permiso de salir una vez al mes —dice el hombre mientras teclea en su teléfono móvil.

Ha estado muy ocupado respondiendo mensajes desde que salieron de la mansión. Es un hombre demasiado ocupado y al que le importa más su trabajo que cualquier cosa que pueda pensar o sentir su hijo. Para el señor Nam, Woo Hyun es sólo un muchacho que, por ahora, puede serle útil en sus propósitos, pero lo desechará sin dudarlo cuando ya no lo sea más, tal como lo ha hecho con todas las personas que lo rodean.

Sin embargo, a Woo Hyun no le importa si lo hace; cualquier cosa es mejor para él que estar viviendo bajo el yugo de su padre. Incluso ha pensado que dormir bajo un puente le haría más feliz, pues tal vez así no tendría que aguantar las reprimendas mordaces ni los castigos físicos a los que suele someterlo cada vez que interpreta sus palabras, o sus acciones, como una prueba irrefutable de insolencia.

—Está bien —dice sin una pizca de emoción, aunque su padre no nota el tono de fastidio en su voz.

Y pese a que eso le gustaría porque la escuela parece una prisión, en realidad no tiene algún lugar a donde ir. No es una opción pasar más tiempo en la casa, o ir de compras con su nana porque de todas formas no tiene dinero suficiente. Incluso si su padre es uno de los hombres más ricos de todo el país, Woo Hyun apenas si puede costear algunas golosinas con el poco dinero que le da al mes para sus gastos personales.

La ropa y sus pertenencias costosas las paga el señor Nam, por supuesto, pero no es algo que a Woo Hyun le guste o haya escogido en algún momento de su vida, de hecho, nada de lo que tiene en su habitación es de su agrado, pero no puede quejarse o mencionar lo que de verdad le gustaría tener, pues es seguro que su padre se encargará de que no vuelva a pensar en contradecirlo.

—¿Puedo saber a dónde vamos? —inquiere, serio e intrigado.

No es como si a Woo Hyun realmente le interese, pero un viaje tan largo en auto es inusual, incluso si se trata de una cita de negocios.

—Vamos a la fiesta de Navidad de mi nuevo socio. Hoy cerraremos un trato millonario.

Volviéndose hacia la ventanilla, Woo Hyun entorna los ojos y suspira en silencio, pues aquella no es una visita social después de todo. Debió haberlo imaginado, puesto que su padre no es de las personas a las que les guste perder el tiempo en cosas tan triviales como una fiesta navideña.

...

Al llegar, el mayordomo los recibe y toma sus abrigos. De inmediato, un hombre de aspecto sumamente refinado se acerca a ellos y le ofrece la mano al padre de Woo Hyun para saludarlo.

—Me complace recibirlo en mi casa, señor Nam.

—El placer es mío y, por favor, llámeme Boo Hyun. Después de todo, muy pronto seremos familia.

—Tiene razón. Llámeme Hee Chul, por favor.

Y ambos adultos comienzan a reír, no así Woo Hyun, quien se ha quedado pasmado con las palabras de su padre.

Te Odio | WooGyu Where stories live. Discover now